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1984-2016. Cristina y el Gran hermano

Cuando en 1949 George Orwell escribió la distopía incómoda y perturbadora de 1984, donde recorría el futuro opresivo y desesperanzado de una sociedad totalitaria gobernada por un partido único elitista e hipócrita, tomó para su relato el parámetro del estalinismo. Impactado por su experiencia en la Guerra Civil Española y la post Segunda Guerra Mundial, creía que la sociedad opresiva y pobre del futuro sería el resultado del triunfo del totalitarismo estalinista.

Si le hubiéramos hecho notar que, lejos de responder a su mirada sobre el futuro, el mundo opresivo y pobre que imaginó se desplegaría en un futuro sin “comunismos”, “estalinismos”, ni siquiera “socialismos”, sino más bien en uno inundado de tecnologías para la comunicación y superabundante en alimentos y capitales, nos preguntaría, con sorpresa, cómo podría ser eso posible.

Y si le dijéramos que el clima asfixiante de su novela encontraría en un extenso país del sur de sudamérica su expresión más acabada, de la mano de un poder que funciona como un poder único y se presenta como democrático de la mano de ideas como tolerancia, libertad de expresión, república, pluralismo, cambio, pobreza cero, seguramente nos creería absolutamente extraviados.

Tendríamos que hablarle, pues, de este 2016 y decirle que sí, que en la Argentina de 2016, después de una votación legal, se ha constituido el Gran hermano.

Tenemos el MINISTERIO DE LA ABUNDANCIA. Pese a quedar a cargo de empobrecedores seriales de pueblos (léase Sturzenegger, Prat-Gay y los organismos internacionales), promete pobreza cero, crecimiento económico y libertad económica. En apenas tres meses logró maravillas: reducir el salario real a la mitad, despedir decenas de miles de trabajadores, empobrecer a toda la nación en 12.000 millones de dólares, y seguramente alcanzará mayores logros de la abundancia en el corto y mediano plazo.

También podríamos anunciarle que en el año 2016 el cambio llegó con la conformación del MINISTERIO DE LA PAZ, en donde la ministra Patricia Bullrich, celosa guardiana de las libertades democráticas y defensora a ultranza de los derechos de las mayorías, busca, reforzando el armamento, el entrenamiento y los protocoles represivos, lograr que las fuerzas de seguridad lleven una amorosa paz a todos los rincones de la Patria disparando balas de goma y gases lacrimógenos a manifestantes pacíficos.

Además, tal cual Orwell lo imaginó, se ha instituido el MINSTERIO DEL AMOR, que se encarga de garantizar la Ley y el Orden. Allí, amorosos jueces de impolutas trayectorias, seres angelicales que no han sido rozados por ningún interés espurio, como el de las grandes corporaciones económicas y sus socios políticos, se entregan a la infatigable tarea de distribuir amor encarcelando a todas y todos aquellos que distribuyen el odio construyendo viviendas y barrios populares, como Milagro Sala, llamando a declarar a quienes desparramaron más odio aun sancionando la igualdad de género, entregando asignaciones universales a los niños/as, aumentando los salarios dos veces por año, jubilando a los que no pudieron tener un trabajo digno a lo largo de sus vidas, distribuyendo medicamentos, ampliando las Universidades gratuitas y toda una larga serie de actos delictivos que ameriten que personas como la presidenta Cristina Kirchner se presente a darle cuentas de sus odiosas actividades a uno de los mejores y más prístinos ministros del AMOR, el señor juez Bonadio, o a graves fiscales inmaculados, como el señor Marijuán.

Para completar, faltaba el MINISTERIO DE LA VERDAD, aquel que se encarga de configurar la realidad que el poder verdadero quiere imponer. El que, a falta de voces en contrario, termina por SER LA VERDAD.

El MINISTERIO DE LA VERDAD se asienta en la libertad de expresión, libertad que garantiza un único oligopolio visual, gráfico y radial que controla los medios de comunicación en todo el territorio del país. Es masivo y sus tentáculos económicos e influencias sobre el mundo de la política y la justicia son enormes. Como lo que sostiene ES LA VERDAD, políticos, jueces, bancos y empresas evitan contradecirlo, pues de hacerlo se exponen a que el todopoderoso MINISTRO DE LA VERDAD, el señor Magnetto, los condene al oprobio. Y el oprobio va acompañado de la acción represiva del MINISTERIO DEL AMOR y del MINISTERIO DE LA PAZ.

El MINISTERIO DE LA VERDAD es, pues, el encargado de velar por que nadie cometa el peor de los crímenes: el CRIMENTAL. El CRIMENTAL es el peor delito, porque es el que podría hacer peligrar la perpetuación de la mentira y el engaño que juegan a favor del poder real. Habrá todo un lenguaje, que denota el CRIMENTAL, que estará prohibido para el MINISTRO DE LA VERDAD: solidaridad, inclusión, subsidios, igualdad, intervención del Estado, la comunicación como un derecho, derechos, Estado.

El MINISTERIO DE LA VERDAD logrará así que no sólo se sostenga el bienestar que el cambio ha traído, sino que se ame todo el bien que llevan a cabo el MINSITERIO DEL AMOR, el de LA PAZ y el de LA ABUNDANCIA.

Su obra, señor Orwell, ha sido finalmente reproducida de un  modo mucho más sutil y brillante del que a usted se le ocurrió y en un país y una región del mundo que usted ni siquiera imaginó.

Y, sin embargo, algo nos dice aquí, en la Argentina, que el Gran hermano no las tendrá todas consigo. Algo nos dice que quizás al Gran hermano, con sus MINISTERIOS y certezas, se le haya escapado una medida que ponga todo patas para arriba: este miércoles han citado al MINISTERIO DEL AMOR a la presidenta CRISTINA, y hay un murmullo hondo y profundo que será un antes y un después, una cierta idea de que el Gran hermano ha ido demasiado lejos; que un enorme CRIMENTAL POPULAR SE LEVANTARÁ TODO JUNTO; y que, a diferencia del sueño orwelliano original, termine más temprano que tarde con este 1984 en 2016.