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2×1: “La gente dijo paren acá, porque hasta acá llegaron”

“No tiene una carnadura jurídica fuerte”, opinó María del Carmen Roqueta, jueza del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 6 hasta el 1° de abril pasado, cuando se jubiló. Su crítica es al fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que con votos de Carlos Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco aplicó la derogada ley de 2×1 (Ley 24.390 vigente entre 1994 y 2001) al represor Luis Muiña, condenado en 2011. En el marco de la masiva manifestación que repudió ese fallo y la sanción en el Congreso de la Ley 27.362 que excluye a los represores de la dictadura de ese beneficio del cómputo doble, la abogada que desde ese tribunal condenó a cincuenta años a Jorge Rafael Videla en el juicio por el plan sistemático de robo de bebés, entre otros juicios, festejó el Nunca Más que esta semana volvió a decir la sociedad argentina: “La plaza del jueves y la ley que sacó el Congreso puso un límite. La gente dijo: ‘Paren acá, porque hasta acá llegaron’”.

¿Cual es su opinión sobre la ley aprobada en el Congreso el 10 de mayo que dice que hay que aplicar una ley?
En este caso lo que abunda no daña. En estos últimos días se han dicho algunas cosas que para algunos sectores es un poco disolver lo que provocó el fallo. En el tema de graves violaciones a los derechos humanos y delitos de lesa humanidad hay una interpretación de la Corte Suprema que dice que hay que aplicarlo cuando, por ejemplo, si vamos al artículo 62 del Código Penal que habla de cuándo prescribe un delito, no habla si es delito común o si es de lesa humanidad. En cambio, para la causa Arancibia Clavel la Corte consideró que era un delito de lesa humanidad la asociación ilícita de la DINA (NdR: la inteligencia chilena) más el homicidio del general Prats y su mujer, y dijo que no prescribió y quedó la condena. Entonces yo como jueza no necesitaba ante un planteo de 2×1 decir que era por delitos de lesa humanidad. Pero, bueno, ante un fallo la única manera que resolvió la sociedad y los políticos fue sacar la ley por la cual beneficia a los tribunales inferiores a la Corte a aliviarse y salir por ese lado.

¿El fallo de la Corte es de cumplimiento efectivo en los tribunales de primera instancia? Porque comenzaron a rechazar pedidos y el de San Juan, por ejemplo, declaró inconstitucional la aplicación del 2×1.
Nosotros tenemos un sistema difuso en cuanto al control constitucional. Cualquier juez puede declarar inconstitucional una ley, pero cuando la Corte Suprema toma un caso porque considera que está violando la Constitución o los tratados institucionales, si bien es para ese caso en concreto y nada puede modificarlo, provoca doctrina judicial, una jurisprudencia que casi es obligatoria. La Corte tiene dicho de antaño que es obligatorio para el caso en concreto, pero que los jueces deben usarlo salvo que tengan elementos novedosos o distintos. A veces es complicado encontrarlos.

¿Qué otras implicancias puede acarrear el fallo de la Corte?
Para mí lo más grave de este fallo es lo siguiente: están aplicando una ley derogada a alguien que no ha sufrido gravamen por esa ley. Porque para que la Corte considere que hay un caso federal, algo que está violando la Constitución -porque la Corte no trata cualquier caso-, tiene que haber un gravamen presente. Y el gravamen de este hombre (NdR: Luis Muiña, represor del Hospital Posadas) que fue condenado no ocurrió porque no estuvo detenido durante la vigencia de esa ley. Estaba en libertad y procesalmente ni siquiera se lo estaba tratando porque entre 1994 y 2001, cuando estuvo en vigencia la Ley, no estaban los juicios porque se reabrieron después de 2003. Entonces, no hay gravamen y la Corte igual lo abre. El 2×1 es muy preocupante porque abrió algo impredecible, porque hay delitos que son continuados y de ejecución permanente, como la desaparición. Pero lo que más me preocupa es qué va a pasar con las apropiaciones de los niños nacidos en cautiverio en la última dictadura. Porque antes se aplicaba la ley que establecía de cinco a diez años, pero después se modificó y pasó de cinco a quince años de pena. Nosotros hemos aplicado esa última ley porque la Corte lo dijo así en dos casos, primero en el caso Rey, que fue el caso que nosotros juzgamos, que estableció que se utiliza la ley en vigencia cuando aparece el nieto buscado, es decir, cuando cesa el delito. Ahora esto también es una manera de bajarle la pena, porque en la pena van a pedir diez años los que están en juicio y los que tienen sentencia firme, porque van a poder apelar a cómo interpreta ahora la Corte cuando aplican un delito continuado. La Corte Interamericana estableció que en un delito continuado la ley que se aplica es la última, la del momento del cese del delito, pero eso ahora lo han modificado.

¿Tiene sentido que la Corte use una ley que tuvo vigencia mientras los represores no podían ser juzgados por otras dos leyes aún más benignas, como fueron la Ley de Obediencia debida y Punto Final?
En ese momento todas las causas estaban archivadas por esas dos leyes. Las únicas causas que seguían eran las de apropiación de menores nacidos en cautiverio, de apropiación y de identidad de esos niños. Por lo tanto, no estaban detenidos ni eran investigados, las causas estaban archivadas. No había persecución del Estado a esas personas. Entonces, ¿cómo le vamos a aplicar el 2×1? Creo que eso es lo que más causó la ira de la gente, incluida la gente del derecho.

¿El fallo de la Corte es un buen fallo?
No, no es un buen fallo. Es un fallo muy sencillo y simple, que está bien porque deben serlo así para la lectura de todo el mundo, pero me parece que no tiene una carnadura jurídica fuerte. Yo he escrito catorce veces más para tratar de llegar a un tema y eso que soy de un tribunal oral, y un tema como este ameritaba que los jueces escribieran mucho más y no quedarse simplemente con un garantismo de la ley más benigna durante un período. De todos los lados por donde se lo mire, la Corte falló, no porque resolvió sino porque se equivocó. Por un lado, no era el caso para tratar porque este señor (Muiña) ya estaba en libertad condicional, y en unos meses terminaba de cumplir la condena. Por otro lado, se aplicó una ley derogada a alguien que no había sufrido ninguna consecuencia por esa ley. Todos estos conceptos de la ley más benigna en el tiempo, para mí, es un garantismo mentiroso.

¿Por eso no hay dudas de que es un fallo político?
Todos los fallos son políticos. Pero en ese caso es evidente, aunque yo no conozco así que hablo por lo que he leído en los diarios, y me llamó muchísimo la atención. A mí me sorprendió mucho, creí que teniendo tanto escrito en este tema no íbamos a volver con lo mismo. Podía esperarlo de Rosenkrantz porque él lo viene diciendo, lo ha escrito. Cuando salió el “fallo Fontevechia” fue una alarma, porque ahí se cambió el criterio al decir que los fallos de la Corte Interamericana no te obligan. No lo esperaba de otros jueces.

¿También te sorprendió la reacción de la sociedad ante el fallo, que el miércoles 10 de mayo desbordó las calles para rechazar el 2×1 a los genocidas?
No me sorprendió, me emocionó. Se que eso empezó a circular en las redes menos de una semana antes y realmente me maravilló. No fue sorpresa porque creo que la sociedad argentina tiene una historia de presencia en esta Plaza de Mayo, que es tan simbólica. Es maravilloso que tanta gente, más allá de las posturas políticas, haya dicho que este Nunca Más es definitivo. Que hayan dicho cortemoslá con esto, está bien lo que estamos haciendo y no pueden modificarlo tres personas porque sí. Tres personas que además deberían decir por qué lo hicieron, porque todavía no lo han dicho. Así que me alegró.

Es maravilloso que tanta gente, más allá de las posturas políticas, haya dicho que este nunca más es definitivo. Que hayan dicho cortemoslá con esto, está bien lo que estamos haciendo y no pueden modificarlo tres personas porque si.

¿Puede una opinión pública tan contundente modificar un fallo?
Probablemente los jueces que votaron así están convencidos de que esa es la verdad. Cuando uno escribe un fallo está convencido de que esa es la verdad. Después puede ser que te lo cambie otro tribunal que te revisa. Pero que las calles se hayan llenado pidiéndoles la renuncia, señalando que esto está mal y que no lo van a permitir sienta un precedente muy importante más allá de los criterios jurídicos de cada uno. Un precedente que no es la primera vez que ocurre, porque en otros momentos de la historia, recordemos el 17 de octubre, la gente en la plaza cambió el curso de la historia y un país. Pero ahora además acompañada por los dirigentes políticos que supieron ver, a tiempo, por dónde pasaba el sentir popular.

¿De qué forma puede afectar este fallo en los juicios en curso y, sobre todo, en los testigos?
Lo primero que pensé y que sentí es el miedo de los testigos. Porque el tema es entender qué fue el terrorismo de Estado, y creo que a veces uno cree que todos lo saben, pero hay que seguir explicando, escribiendo, contándolo con anécdotas. Yo creo que lo que pasó el otro día, a las víctimas y los familiares de las víctimas los remontó a un lugar del que se habían sobrepuesto para declarar en los juicios, porque no es fácil hacerlo. Y nuevamente el Estado aparece articulando una interpretación sobre una ley para dejar en libertad a aquellos que te metieron el terror.

¿Cuando el presidente Mauricio Macri dijo que dejaba los juicios por crímenes de lesa humanidad en manos del Poder Judicial nos esponíamos a esto?
Es mentira eso. ¿Qué son los jueces? ¿Personas que viven en una cápsula, que no tienen amigos poderosos o no, que no hablan con nadie, que no tienen ideas políticas, que no se lavan los dientes? La realidad es que hay una política, el Jefe de Estado marca una política y después todo se va entrelazando. No quiere decir que digan cualquier cosa, pero la Corte es la cabeza del Poder Judicial, entonces, hace política y marca tendencia. Creo que todo esto se viene trabajando desde hace rato, y creo que no es una política de derecha liberal, sino que vuelve a aparecer esta derecha autoritaria entrelazada con un liberalismo que se hace el simpático, que me encanta porque los liberales son los adalides de los derechos individuales. Es una mezcla rara la que hay. Pensé que este tema no lo iban a tocar, que lo iban a dejar andar porque es prestigioso para el país, pero evidentemente acá alguien metió la cola.

El proceso de juzgamiento de los crímenes de la dictadura, tal como lo conocíamos, ¿cambió?
Sí, pero ojo. porque la plaza del jueves y la ley que sacó el Congreso puso un límite. La gente dijo: “Paren acá, porque hasta acá llegaron”.


 

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