Con una contundente demostración de rechazo al avance del macrismo sobre la educación pública, se realizó la multitudinaria marcha por el 42º aniversario de la Noche de los Lápices, uno de los episodios de represión a la militancia estudiantil más significativos de la historia. En un hecho de suma importancia, la unificación de diferentes sectores políticos a la hora de marchar por el centro platense representó un mensaje unánime de repudio a los hechos de represión a la lucha docente vividos esta semana, así como un grito de lucha contra las políticas de ajuste que impulsa el gobierno.
Tanto la histórica Unión de Estudiantes Secundarios (UES) como la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB) encabezaron la marcha que partió de Plaza Italia y avanzó por calle 7 hasta llegar a la sede del Ministerio de Obras Públicas de la provincia, donde año a año se realiza el acto central de la fecha.
En esta ocasión, el recorrido –que contó con decenas de organizaciones estudiantiles de escuelas secundarias y Facultades de la UNLP– se vio marcado con fuerza por la presencia de los trabajadores del Astillero Río Santiago en Plaza San Martín, donde la caravana se detuvo para saludar y apoyar la causa que el gremio de la empresa naval continúa desde hace un año.
“Como siempre, muchas gracias por estar acá acompañándonos. Hoy la ciudad de La Plata está un poco más triste y todos nosotros nos sentimos más solos. Este año en esta marcha no nos acompañan ni Chicha Mariani ni otras dos Madres de Plaza de Mayo. En otras charlas de otros años comenzaba preguntándome por qué Milagro Sala está presa. Y sigo preguntándomelo hoy”, fueron las palabras que pronunció Emlice Moler, sobreviviente de la jornada del 16 de septiembre de 1976, junto a los estudiantes y militantes Pablo Díaz, Patricia Miranda y Gustavo Calotti.
Moler, hoy convertida en una de las referentes máximas en cada conmemoración de la fecha, remarcó el pedido de justicia por Julio López y agregó: “Debemos preguntarnos por Rafael Nahuel, Fernando Burgos, Ismael Rodríguez y tantas otras víctimas. Me lleva más tiempo pensar en las cosas que nos han pasado en los últimos tres años que pensar en el futuro”.
Emilce moler: «Me lleva más tiempo pensar en las cosas que nos han pasado en los últimos tres años que pensar en el futuro”.
Sin dudas, los discursos más encendidos provinieron del sector estudiantil, en pleno marco de lucha en las escuelas y Facultades contra el recorte del presupuesto educativo por parte del gobierno, sumado a las luchas docentes por mejoras salariales y en recordatorio de las muertes de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, los trabajadores de la educación fallecidos al explotar una escuela de Moreno a causa de problemas edilicios.
“Hoy el contexto es monstruoso. La educación pública está sufriendo un ajuste como nunca antes durante años. Se está recortando por todos lados. Hay más de seiscientas escuelas tomadas en la provincia, porque no hay luz, porque no hay gas o porque hay fugas de gas, porque no llegan las viandas. ¿Qué respuestas podemos esperar de una gobernadora que sostiene que ‘los pobres no llegan a la Universidad’, o de un presidente que piensa que en la educación pública ‘se cae’?”, expresó durante el acto central Catalina Odriosola, de la lista Laura Carlotto de la Escuela Normal Nº 1 de La Plata y referente de la UES.
“Recordamos la valentía de compañeros que representaron los intereses de los estudiantes frente a los golpistas más sangrientos de nuestro país y tomamos su ejemplo. Porque hoy su lucha por una educación pública, laica, gratuita y de calidad se ve más vigente que nunca. Se viven momentos difíciles en nuestro país, con el gobierno de Mauricio Macri y su política de entregar la patria al FMI. Tenemos que ser cada vez más en las calles para poder tener la escuela del pueblo liberado que necesitamos”, expresó Renata, referente del Movimiento de Unidad Secundaria.
Cabe destacar que el estandarte principal que encabezó la marcha tuvo la consigna “Con hambre no se puede estudiar”, en clara alusión al ajuste. A él se sumó una bandera de apoyo al Astillero Río Santiago, que se extendió junto a los ya emblemáticos carteles con los rostros de los desaparecidos durante la Noche de los Lápices, Claudio de Acha, María Clara Ciocchini, Daniel Racero, Horacio Ungaro, María Claudia Falcone y Francisco López Muntaner.