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Entrevista a Fernando Buen Abad: «La derecha está en una fase de histrionismo político»

El filósofo de origen mexicano dialogó con Contexto sobre la actualidad de América Latina, la nueva ola progresista, la reconfiguración del discurso de la derecha y la disputa comunicacional. Buen Abad aseguró: «La más grande de nuestras debilidades políticas es la debilidad comunicacional en todo el continente».

América Latina atraviesa una nueva «oleada progresista» asechada violentamente por la reconfiguración de una ultraderecha reaccionaria cuya expresión regional más evidente es el actual mandatario brasileño Jair Bolsonaro.

Para entender el momento regional y el rol de la comunicación, Contexto entrevistó a Fernando Buen Abad, doctor en filosofía, semiólogo y especialista en medios de comunicación. El filósofo de origen mexicano aseguró que la derecha no tiene grandes referentes intelectuales, sostuvo que «Vargas Llosa es un campeón de lo fallido» y remarcó que hoy en Argentina nadie de la derecha está a la altura de debatir con Cristina Fernández.

A continuación, el video con la charla completa y un extracto con las frases más destacadas de la entrevista.

La reconfiguración discursiva de la derecha

«La derecha está en una fase de histrionismo político. En Argentina el modelo más claro de eso es Javier Milei, que llega a decir cosas como que ellos [la derecha] son superiores, incluso estéticamente. Un supremacismo de la estética que tiene ribetes de neonazismo muy preocupantes».

«Esta histerización se ve en discursos como el de Macri, ahora insultando en público a compañeros de la empresa Aerolíneas Argentinas o a otro conjunto de empresas también de Estado. Apela a una especie de escenificación de una rabia impostada, porque está claro que están obedeciendo a una misma escuela de manejo de imagen, de propaganda o de publicidad que viene de los laboratorios semióticos, psicológicos y de publicidad de Donald Trump».

«Bolsonaro es el reflejo más evidente de esa escuela, de ese modelo, de esa sintaxis con la que construyen su discurso. Si pudiéramos hacer un trabajo minucioso de uso de adjetivos, verbos, sustantivos en el discurso de ellos veríamos la misma mano, construyendo el mismo relato».

«Ellos saben que tienen una crisis interna muy seria. No tienen referentes intelectuales hoy. No tienen estadistas que los orienten. Vargas Llosa se les consume entre las manos. Vargas Llosa es un campeón de lo fallido. No hay una que haya atinado […] Presenta augurios políticos que todos le han fallado espantosamente».

«Hoy no tienen un pensador que oriente a sus huestes, en el sentido de animar una concepción del Estado que obedezca a sus intereses».

«En Argentina hay referentes de la derecha cuya inteligencia paupérrima no les da ni siquiera para leer correctamente un discurso. He escuchado anuncios publicitarios del jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, cuya pobreza de lectura, cuya pobreza, incluso, de énfasis elemental para una campaña que es de su propio Gobierno indica que algo anda muy mal al punto que ya no pueden ser referentes de sus propias ideas».

«Su propia decadencia hace que se refugien casi exclusivamente en la estrategia de enmascararse mediáticamente. Se han transformado en el partido mediático, pero apuntalados con armas, apuntalados por el partido judicial, incluso con lo que hoy podríamos llamar el partido eclesiástico que está configurándose de una manera absolutamente desaforada y que está pesando sobre la realidad de las idiosincrasias y de las culturas de nuestro continente».

«Todo este paquete de respuestas y de reacciones con sus diversas expresiones en la región son una especie de síntoma de preocupación porque saben que, en este momento, no tienen capacidad de debatir. ¿Quién hoy en Argentina podría debatir con Cristina Fernández? ¿Quién en México podría debatir con López Obrador?».

La disputa comunicacional

«La más grande de nuestras debilidades políticas es la debilidad comunicacional en todo el continente. No hemos terminado de entender de qué comunicación tendríamos que estar hablando. Y, en todo caso, esa comunicación no debería ser como la de ellos».

«En nuestro continente hay millones de nuevas voluntades comunicacionales emancipadoras. Pero somos un archipiélago inconexo de voluntades comunicacionales y ese es el gran problema».

«Necesitamos un proyecto de unidad, que a veces se confunde con uniformidad. No necesitamos uniformarnos atrás de un estilo. Necesitamos que la diversidad, las voces múltiples, articulen un proyecto de unidad de lucha y entonces seamos capaces de poner temas de agenda cruciales».

«Un tema que hoy recorre el continente, que está golpeando severamente a todos los pueblos, es la inflación, sin embargo no hemos logrado, con ese archipiélago enorme de voluntades comunicacionales, politizar la inflación. No estamos logrando convertir la inflación en un objeto de debate político y la hemos dejado que sobreviva como una especie de dios griego del que hablan solo algunos expertos».


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