Por Ana Negrete*
El lunes encontraron muerto al hijo de Milagro. Muerto en su casa. Lo leí en un grupo, un mensaje al pasar: “Lamento comunicar que…”. Terriblemente no me sorprendió. Es algo muy terrible que la injusticia no sorprenda. Es algo insoportable.
El día de esta foto, ella nos dijo: “Esto me está rompiendo todo. Mi hijo está muy enfermo, mi marido también… me pregunto quién se me va a ir primero”.
A Milagro, presa, siendo protagonista de una gran injusticia, se le fue su hijo. Y nosotrxs ¿qué hacemos ahora con eso? ¿Qué hacemos con las casas rotas, el barrio derruido, la escuela robada, Milagro encerrada?
¿Qué hacemos con la sensación de revancha de clase que nos hacía inflar el pecho cuando veíamos que la negra coya daba vuelta la tortilla para el lado de lxs que más lo necesitan? ¿Qué vamos a hacer en un año donde nuestro futuro se juega en una caja en forma de urna?
Yo tengo la certeza de que ese dolor profundo de saberlo y no haberlo podido evitar va a ser el más doloroso y denso empuje para caminar. Se camina por los sueños, pero también se camina con los dolores, con las injusticias, se camina con esa mochila. Y, querida Milagro, se camina sabiendo que todavía no pudimos, que los años y las pérdidas son irreparables, que el enemigo es poderoso y no tiene ningún prurito.
Pero también se camina sabiendo que nuestra única revancha es el plato de comida en la mesa de la familia, lxs pibxs jugando, el trabajo digno y poder abrazarte un día en Alto Comedero pensando en cómo vamos a cargar al hombro la reconstrucción de ese barrio o de la patria; que en un punto son lo mismo.
*Concejala del bloque del Frente de Todos de la ciudad de La Plata, militante popular y feminista.