Por Maximiliano Ceci
Diego Barreda, ex detenido y trabajador del Astillero Río Santiago, presentó su novela En el pantano, una ficción que transcurre en el contexto de la dictadura cívico-militar, protagonizada por un grupo de mujeres embarazadas que se encuentran en cautiverio. Enfocada desde la fuerza del amor y la resistencia frente a la incertidumbre del futuro, un nacimiento y una muerte inevitable, es un homenaje a las mujeres que, como María Asunción Artigas Milo, murieron tras ser madres en los centros clandestinos de detención.
“Si salís vivo de acá, escribiras sobre nosotras o no serás nada”, dijo Artigas a Barreda cuando se les caía la piel por el efecto de la picana. Cuando lo blanquearon, decidió sumarse a Madres de Plaza de Mayo y buscar a la hija de María Asunción, que nació aproximadamente entre el 10 y el 20 de septiembre de 1978, Luego la justicia constató que nació el 25 de agosto y su nombre es Victoria Moyano Artigas.
Su madre era Uruguaya y por la veracidad de la causa Victoria y Barreda viajarán a Roma la próxima semana para declarar en la causa por el Plan Cóndor.
– ¿Cómo construíste la novela En el pantano?
La novela es una ficción porque creo que después de tantos años de juicios lo testimonial perdió fuerza. Por eso construí una novela, que creo que es más real que lo real. Está construída desde un campo de concentración de mujeres embarazadas, cosa que evidentemente fue una ficción: no hay testimonios de que haya habido un lugar de detención sólo para mujeres; sí un plan sistemático de apropiación de bebés. En Campo de Mayo, la ex Esma y el Pozo de Banfield, hubo nacimientos de mujeres que estaban embarazadas y luego fueron asesinadas. Si no fueron todas, lo fueron la mayoría.
Yo hago la construcción sobre un hipotético campo de mujeres en la vida de ellas mientras van pariendo, de una hasta la última. No hay victimización de nuestra parte como sobrevivientes. Además, somos conscientes de que desde el primer momento, adecuándose a la realidad concreta, predominaron actitudes de resistencia heroicas. Son parte del patrimonio cultural, y en este plano derrotamos a la dictadura.
La novela tiene una segunda parte que es la continuación, que es la historira de la sobrevivencia de una de las mujeres que es arrojada por el coronel 220 (emblema de la represión) al pantano de Punta Lara, cerca de la selva marginal. Me parece que es un homenaje a la resistencia en momentos límites. Sabés que te van a matar cuando nazca la criatura.
– ¿Cómo fue tu retorno como trabajador a Astillero Río Santiago?
Yo no soy de origen obrero. En el 66, ingresé a la Facultad de Bellas Artes, en la Escuela de Cine. En el 68, tras la Noche de los bastones largos, todos los profesores se fueron. Fue la época del Cordobazo, del Mayo Francés, y fue ahí cuando muchos jóvenes decidimos proletarizarnos. Dejar la Universidad e ir a trabajar a las grandes empresas. Entré en Astillero en el 74 y me despidieron luego del golpe. A los dos años, me secuestraron.
Cuando Néstor Kirchner y Hugo Chavéz firmaron el acuerdo para que Astillero fabricara buques para Venezuela, convocaron a ex trabajadores víctimas de la dictadura que quisieran volver. Volvimos 28 compañeros a trabajar.
– Dos semanas atrás, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de La Plata dictó sentencia para los represores que actuaron en el cinturón industrial de La Plata, Berisso y Ensenada. ¿Qué opinión tenés acerca de la resolución?
– Para nosotros este juicio es ejemplar sobre todas las cosas. Es tan completo que no se le puede observar ni una coma. Primero, no toma un individuo para juzgar, sino que toma toda una región en la que estaban las principales empresas en relación con la dictadura que pretendían erradicar la resistencia trabajadora. Por lo tanto, aborda a la Marina y la Perfectura.
Además, el juicio dejó abierto el juzgamiento a las cúpulas de las empresas y a los directivos sindicales de dichas empresas que colaboraron en distintas formas del proceso represivo.
Otro punto importante es la reivindicación a los trabajadores desaparecidos y la formación de espacios de memoria dentro de las empresas. En Astillero esto ya lo habíamos hecho nosotros.