Por R.G.M.
El flamante mandatario acusó a la «herencia», advirtió sobre la inflación e invitó a la clase política a acompañar su proyecto
«La conclusión es que no hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock, naturalmente eso repercutirá de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes». Javier Milei asumió la presidencia de la nación y tanto el contexto como sus propias palabras se antojaron poco auspiciosos. Tras jurar en el Congreso, el flamante mandatario llevó adelante un discurso que duró aproximadamente una hora y donde esencialmente culpó a la «herencia», anticipó medidas económicas de ajuste y una hiperinflación preocupante. A pesar de ello, quiso transmitir optimismo: «Es el comienzo de una nueva era».
Alrededor de las 11:30 había comenzado el recorrido en auto junto a su hermana Karina Milei desde Córdoba a contramano hasta llegar al Congreso de la Nación, al cual arribó a las 11:45. La vicepresidenta saliente, Cristina Fernández de Kirchner, lo recibió al igual que a Victoria Villarruel para que dejaran su rúbrica en los libros de honor de la Cámara de Senadores y la de Diputados. A las 12 en punto tuvo inicio al acto de jura donde Villarruel juró como «vicepresidente» (eludiendo el femenino), mientras Milei y Cristina cruzaron algunas risas y comentarios distendidos sobre el bastón presidencial.
Finalmente llegaría el primer discurso de Milei en funciones, que tuvo lugar en la explanada del Congreso y que fue transmitido por cadena nacional. Allí se congregaron algunas figuras de carácter internacional, como los presidentes Volomir Zelenski (Ucrania), Santiago Peña (Paraguay), Gabriel Boric (Chile), Jai Bolsonaro (ex mandatario de Brasil) y el Rey Felipe VI de España.
«Hola, todos», saludó con un leve tono melódico en referencia a la célebre canción de La Renga, que acompaña sus discursos a pesar del repudio manifiesto por la banda de Mataderos. «Hoy comienza una nueva era en Argentina, una era de paz y prosperidad, de libertad y progreso», avizoró con un optimismo que contradiría el grueso de sus palabras subsiguientes. Luego de criticar a las gestiones anteriores, se encargó de hacer hincapié -tal como indica la «tradición política»- a la «herencia». «No hay plata», sentenció, y los numerosos asistentes respondieron con una sorpresiva ovación. «No hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock», afirmó quien hizo campaña en base a su idoneidad económica que no pareció ofrecer soluciones sino explicaciones. «Habrá estanflación, pero no es algo muy distinto a los últimos doce años», quiso bajar el tono. «Recordemos que en los últimos doce años, el PBI per cápita ha caído 15 % en un contexto donde acumulamos 5.000 % de inflación; hace más de una década que vivimos en estanflación, por lo tanto este es el último mal trago para iniciar la reconstrucción de Argentina», detalló. Y luego hizo gala de su perspectiva neoliberal: «El ajuste caerá con toda su fuerza sobre el Estado pero no sobre el sector privado». Entre citas a Julio Argentino Roca o Benegas Lynch trató de convencer de la necesidad del ajuste como un desafío.
También bajó línea sobre temas por fuera de la economía, como la seguridad, donde definió a nuestro país como «un baño de sangre» y apeló a frases efectistas como «los delincuentes caminan mientras la gente de bien se encierra tras la rejas», que despertó un cántico curioso: «¡Policía, policía…!». En el mismo tenor dejó clara su postura sobre las manifestaciones populares y protestas: «El que corta, no cobra».
Respecto a la tan mentada «casta», el líder de un Gobierno que se fusionó con el PRO y reconocidos nombres de la clase política tradicional invitó: «A los dirigentes que se quieran sumar a la nueva Argentina los recibimos con los brazos abiertos. No importa que hayan hecho antes sino a donde quieran ir».
Sobre el final, Milei volvió a su histrionismo profético. «Cien años de fracaso no se deshacen en un día. Pero un día empieza. Y hoy es ese día. Tenemos los recursos, tenemos la gente, tenemos la creatividad. Hoy volvemos a abrazar las ideas de la libertad». Poco antes de las 13:00 concluyó con su reconocida arenga. «Será difícil pero lo vamos a lograr… ¡Viva la libertad, carajo!».