Gremialistas y especialistas del mundo del trabajo hablaron con este medio sobre el rol de los sindicatos en el nuevo contexto político y sobre su papel en los años previos a la recuperación de la democracia. Logros y desafíos pendientes en estas cuatro décadas.
El último domingo 10 de diciembre Argentina entró en un nuevo ciclo de gobierno neoliberal donde la generación de empleo y la recomposición salarial no figuran en los planes de La Libertad Avanza. Por el contrario, ajuste ajuste, reforma laboral, cambios en las leyes de trabajo y freno de la obra pública avecinan tiempos difíciles para las y los trabajadores.
Con ese escenario y el aniversario de la democracia como motivo de reflexión y balances, gremialistas y especialistas del mundo del trabajo explicaron en diálogo con este medio el rol de los sindicatos en el nuevo contexto político y, también, en los años previos a la recuperación de la democracia.
«El papel del gremialismo desde el 10 de diciembre va a ser el mismo de siempre: defender nuestros derechos. Cuando se reunificó la CGT dijimos que había que volver al trabajo como el gran ordenador social, por lo tanto, para nosotros el trabajo registrado es el principal instrumento de inclusión social», sostuvo Omar Plaini, secretario general del sindicato de Canillitas y secretario de Políticas Económicas y Sociales de la CGT. «Vamos a defender cada uno de los derechos de los hombres y mujeres que integran el movimiento sindical, y que hemos conquistado a través de años de lucha», remarcó.
Además de su apoyo a Sergio Massa, antes del balotaje la CGT presentó a los dos candidatos presidenciales quince puntos que consideraron «centrales», entre los que destacaron la importancia de la defensa de la «progresividad de los derechos laborales y sociales» para «una sociedad más justa». «Con nuestras diferencias y matices, seguimos unidos», dijo Plaini sobre la CGT, que espera los primeros movimientos del Gobierno entrante para evaluar cómo responder.
El último mensaje político de la central obrera fue el 4 de diciembre, cuando ofició de anfitriona en el salón Felipe Vallese de movimientos sociales y las dos versiones de la CTA, en un acto donde asumieron las nuevas autoridades de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Allí, el triunviro Pablo Moyano prometió expresarse «en la calle pronto cuando [la nueva Administración] empiece a sacar leyes o proyectos en contra de los trabajadores». La advertencia fue frente a los anuncios de Milei de recortes generalizados y eventual cercenamiento de derechos laborales. Se trató de una foto de unidad del movimiento gremial. Ahora resta saber cómo se moverán sus distintas corrientes y qué niveles de unidad tendrán con Milei en la Rosada.
Caída de la dictadura y resistencias
En estos cuarenta años de democracia, cuando llegaron al poder Gobiernos que afectaron gravemente los ingresos y los derechos de los sectores trabajadores, los liderazgos gremiales emergieron como bastiones de resistencia. Lo fueron Saúl Ubaldini al frente de la CGT Brasil durante la dictadura y el alfonsinismo y luego Hugo Moyano con el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA), corriente interna de la CGT fundada en 1994 para luchar contra las políticas neoliberales que aplicaba en ese momento el presidente Carlos Menem. Durante el macrismo y la gestión bonaerense de María Eugenia Vidal, lo fueron los gremios docentes y del Astillero Río Santiago para enfrentar la pérdida salarial, la criminalización de la protesta y el vaciamiento de la empresa estatal ubicada en Ensenada.
«Ubaldini jugó un papel protagónico en la recuperación de la democracia en las postrimerías de la dictadura. Primero, con aquella primera movilización que hizo la Comisión de los 25 en abril de 1979. El papel que jugó la CGT a través de Saúl fue extraordinario en la recuperación de la democracia, y esa centralidad quizás no ha sido reconocida en distintos ámbitos, como sí se reconoce el trabajo que hizo Alfonsín», observó Plaini, quien destacó la histórica marcha del 30 de marzo de 1982 de la CGT Plaza de Mayo, duramente reprimida y que marcó el principio del fin de la dictadura.
En esa línea, el secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, subrayó que «el movimiento sindical jugó un papel importantísimo para poder expresar el rechazo de los trabajadores hacia las políticas de hambre y destrucción del empleo que la dictadura militar, con José Alfredo Martínez de Hoz como ministro de economía, aplicó de manera despiadada».
Deudas y desafíos de la democracia
Los cuarenta años de democracia sirven como ocasión para la reflexión en materia de empleo sobre qué se consiguió y qué resta en una Argentina con más del 40 % de su población en condiciones de pobreza y casi la mitad de las personas ocupadas con empleos informales, según mediciones del INDEC.
«El principal logro en materia de trabajo de la democracia es ratificar el modelo sindical argentino», enfatizó Plaini. «Juan Perón decía que el movimiento sindical argentino es uno de los más perfectos que existe en el mundo y que es un cogobierno de poder. Por lo tanto, nosotros hemos defendido eso permanentemente y cuando uno mira la región, incluso el mundo desarrollado, observa que las organizaciones sindicales argentinas son extraordinarias: no solo estamos en el conflicto para reclamar condiciones laborales y salariales, también gestionamos y administramos salud, educación, formación profesional, turismo y recreación», enumeró.
Por su parte, la abogada Natalia Salvo afirmó que «la erradicación de la pobreza, la construcción de una sociedad igualitaria en términos de ingreso y la reparación del poder adquisitivo del salario son grandes deudas de la democracia». La presidenta de la Corriente de Abogados y Abogadas Laboralistas 7 de Julio señaló que «el antagonismo radical sigue siendo el mismo: capital o trabajo. Cuanto más capital, menos hay para el salario y el trabajo. Y eso se está notando mucho. Incluso en países europeos y del primer mundo donde también hay una fuerte pérdida del poder adquisitivo del salario que se intenta compensar con la reducción de la jornada sin mengua salarial».
La especialista también abordó cómo podría impactar en las mujeres un nuevo Gobierno neoliberal, teniendo en cuenta las desigualdades estructurales, como la brecha salarial entre hombres y mujeres.
«Existe una negación de una desigualdad estructural que tienen las mujeres por una cuestión objetiva y material, no por una cuestión biologicista y subjetiva que se intenta instalar. Y eso es bien propio de un mundo decimonónico donde se concibe que todos eran iguales ante la ley con prescindencia del punto de partida que tenían. Y eso vino a reparar la democracia social o el Estado social de derecho», aseguró.
Salvo advirtió que con Milei en el poder las mujeres, el trabajo y las niñeces se encuentran «fuertemente comprometidas». «Estamos asistiendo a un mundo medieval otra vez y eso hace que las mujeres, el trabajo y les niñes, que son las tres grandes disciplinas jurídicas que crecieron al amparo del derecho social y que repararon desigualdades estructurales en el siglo XX, estén fuertemente comprometidas».