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Madres de Plaza de Mayo: amor, lucha y resistencia en tiempos de negacionismo

Una de las instituciones fundantes de nuestra joven democracia es Madres de Plaza de Mayo. Desde 1976, en la más cruel de nuestras dictaduras, un puñado de mujeres salieron a las calles a exigir la aparición con vida de sus hijos, los 30.000 detenidos-desaparecidos. Hoy siguen siendo un pilar fundamental de la Argentina y, como hace 47 años, siguen en las calles, advirtiendo ante un Gobierno negacionista que la lucha no se termina.

«Resistir y resistir», repite una y otra vez Sara Mrad, que desde Tucumán llegó esta semana a Buenos Aires para participar de la «Semana de Hebe de Bonafini», al cumplirse 95 años del nacimiento de quien fue la líder de Madres de Plaza de Mayo, organización que, como cada jueves, salga el sol o no, gobierne quien gobierne, ahí está en esa plaza que hicieron propia. 

«No pasarán», dice la bandera con letras y pañuelos blancos que encabeza la marcha número 2.382. Atrás de ella, con los mismos pañuelos en la cabeza, va Carmen Arias y Sara Mrad. Junto a ambas camina un puñado de militantes que jueves a jueves acompaña esa ronda que gira alrededor de la Pirámide de Plaza de Mayo, donde hace 47 años una dictadura las mandó a «circular» de allí, orden que originó uno de los ritos que parió nuestra democracia. 

Sobre las rejas descansan pañuelos blancos con los nombres de otras Madres que ya no están, rostros de desaparecidos, banderas con el rostro de Hebe y de Cristina Fernández de Kirchner. «Una bandera que diga gracias Madres, por ser siempre el ejemplo de la lucha popular», cantan en esa marcha, que es mirada desde cerca por un grupo de niñas y niños de una escuela pública de excursión en la plaza.

Mrad es referente de Madres de Plaza de Mayo en su provincia. Desde muy joven se acercó a la organización en búsqueda de su hermana Ana, secuestrada y desaparecida en la última dictadura cívico-militar. «Compañeros y compañeras, va a hablar la Madre Sara Mrad», anuncia Demetrio Iramain, otro de los militantes de la organización. Con el pañuelo en la cabeza que tapa sus rulos, unas grandes ojeras y una sonrisa que no se borra, Sara está ahí, siendo también madre de una lucha que lleva casi cinco décadas.

Sara habla de los paisajes de su provincia con tonada tucumana, donde las erre se escapan y la paciencia se hace voz. Se detiene en contar la historia de El Infiernillo, un cerro que se encuentra entre Tafí del Valle y Amaicha del Valle, a unos 3.000 metros de altura, donde domina el Apalyuyo, una niebla intensa que convierte el camino intransitable si no se conoce cuándo y cómo pasar. 

«Ustedes me preguntarán por qué estoy hablando de esto hoy en la plaza. ¿Qué tiene que ver un paisaje? Es un paisaje geográfico, pero acá tenemos el paisaje humano y sobre este paisaje humano, sobre esta patria, sobre este pueblo, estas últimas elecciones ha caído una niebla, una niebla intensa y pareciera impenetrable, que nos quiere llenar de imposibilidades. Pero no, compañeros. Los pueblos sabemos cómo vamos a seguir la ruta y vamos a pelear, compañeros, porque no vamos a abandonar la ruta, porque traemos años de historia, porque traemos en nuestros cuerpos la marca de nuestros hijos y de nuestras hijas que nos enseñaron que la lucha es para siempre. A resistir, compañeros, en esta plaza y en todas las plazas del país», convoca Sara.

Con el aniversario de las cuatro décadas de democracia en el horizonte, Mrad dice a Contexto que el objetivo es siempre resistir. «A cuarenta años de la democracia, la reflexión en este momento que hay un cambio de gobierno, con un Gobierno tan amenazante para nuestro país, para nuestra gente, para nuestro pueblo, es que hay que resistir, que hay que luchar. Las Madres siempre decimos ‘la revolución empieza cuando nos despertamos y abrimos los ojos pensando en qué hacemos por el otro’, y eso es lo que hay que hacer en este tiempo», sostiene.

Del otro lado de la plaza está sucediendo otro evento similar que año a año se repite como manera de no bajar las banderas de Memoria, Verdad y Justicia: la Marcha de la Resistencia, encabezada por la Línea Fundadora de Madres, siendo Nora Cortiñas la cara más visible de este sector.

Norita, desde una silla de ruedas con sus 93 años de edad y sus 47 años de lucha, cuenta que hace tiempo atrás la marcha duraban veinticuatro horas, pero el paso del tiempo y los achaques del cuerpo de las Madres redujeron esas jornadas. Hoy duran unas horas, pero, advierte, si es necesario podrían volver a convocar a tales movilizaciones.

«A la militancia le digo que no se contagie del veneno de la derecha, que nosotros tenemos mucho amor para dar», Nora Cortiñas

«Son cuarenta años de democracia y de acá la vamos a defender más todavía la democracia, porque la vamos a necesitar, porque los anuncios que hizo el presidente que asume no son alentadores, son más bien destructores», dice Nora a Contexto, con el pañuelo blanco en la cabeza, el verde en la muñeca y la foto de su hijo Carlos Gustavo Cortiñas colgando en el pecho con una sonrisa inmortalizada. «Y vamos a seguir luchando, no vamos a bajar los brazos y vamos a tener claro que los 30.000 detenidos desaparecidos van a estar siempre presentes y adelante de nosotros», agrega. «A la militancia le digo que no se contagie del veneno de la derecha, que nosotros tenemos mucho amor para dar», dice como un mantra inclaudicable. 

«El Nunca Más está en riesgo«

Pablo Llonto es periodista, escritor y abogado querellante en las causas de lesa humanidad, un aliado central de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que esta tarde también se acercó a la plaza. «Hay que retomar fuerzas para hacer frente a un Gobierno que viene con una posición no solo negacionista sino también de reivindicación de la dictadura, algo que no se había vivido en estos cuarenta años de democracia, por lo tanto, este es un lugar para tomar fuerzas», destacó previo a la marcha.

Para Llonto hay tres cuestiones que con la asunción del binomio Javier Milei y Victoria Villarruel peligran: el Nunca Más, la democracia y los juicios por crímenes de lesa humanidad. «Las tres cuestiones están en riesgo: el Nunca Más está en riesgo porque ese discurso de reivindicación que ingresa a la Casa Rosada va a tener acciones también desde la Rosada; la democracia está en riesgo porque los elementos que perturban a la democracia, que tienen que ver con la represión, con el corte de derechos, con la eliminación de derechos, hace sangrar a la democracia», advierte.

«Los juicios también entran en zona de riesgo, porque seguramente deben estar pensando cómo obstaculizarlos, no sé si frenarlos porque eso lo decide el Poder Judicial y el Poder Judicial está, por lo menos en sus 308 sentencias dictadas hasta hoy, está muy sólido en decir que el juzgamiento en la Argentina debe continuar, pero Milei y Villaruel deben estar pensando en muchos obstáculos, lamentablemente», agrega Llonto.

En esa línea, Mrad sostiene que con Milei peligra el proceso de Memoria, Verdad y Justicia, pero también «peligra la gente que vive en los barrios, los que están más limitados económicamente. Hay muchas cosas que peligran. Peligran los derechos de los trabajadores. Entonces hay que pelear. Resistir».


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