Por R.G.M.
“Esto no es música, son memes”, es un no de los tantos lemas e intertextos de este dúo que juega y se la juega. Si el meme es la unidad mínima de sentido, la de Lucas Salvadori y Santiago Bercini no es básica sino la unidad máxima de polisemia. O al menos más basada que básica. Como una suerte de Los Twists del tranhsumanismo, el dúo se filtra en el multiverso con una propuesta que dialoga con el hyper mundo tecnoliberal. Pero que registra una memoria que los sitúa en un punto límite de nuestra historia: “Mi padre compraba el Clarin/ y mi mama pispeaba el sí/ y yo jugaba por ahí/ y el mundo era nuevo/ hey, el sueño murió en el 2000 / este es el mundo nuevo”.
Y ese dialogo se da, por supuesto, con mil ventanas abiertas y absoluto desparpajo no solo lírico sino también estilístico…¿pero qué otra cosa era eso que llamamos rock nacional sino otra forma pintar y copy-pastear el universo para dibujar con Paint esta aldea llamada Argentina? Entre Dillom y el Turco Asís, Rock Nacional se erigen como (s)hitposters que nos regala una serie de potenciales hits virales a pura coyuntura, ironía y notable lucidez.
“La chica que me gusta se parece a Lila Limón”, entonan en pop punk con autotune que cruza a Blink 182 y algún escalón que haya seguido al quinto. En “Los chicos del mañana” redoblan la apuesta: “Vinimos del futuro/abrimos el portal/ quizá vos no lo entiendas pero a nuestro general le encanta/ Hey, hicimos grande este país/ hey, somos la envidia de Greenpeace/hasta esos hospitales adonde te morís llevamos tu pedido en una cajita feliz/ quemamos tu petróleo, sembramos el maíz/y le metemos la mazorca por el culo a tus farsantes”.
“¿Quién va matar a Aramburu?” es uno de los puntos altos de (sur) realismo histórico y una chacarera trap suena C Tangana y Milo J streameando con Rebord y Maslaton.
Entre el beat de los sesenta, Virus y Baradel suena “Rock del aumento”, otro tema que por adhesivo no pierde calidad y un estribillo que pide “pari paritarias, baby”.
Producto y críticos también de la pos verdad y el consumo irónico, Rock Nacional planta bandera celeste y blanca pero goza de todos los colores. “No hay grieta(más fuerte que un amor)” es la descriptiva love story en tiempos de twitter: ”Ella se viste de maneras singulares/ él se la cruza cuando sube al ascensor/ no te confundas , bro, no son solo disfraces/ cosplay es una arte mayor/ él le contó de su existencia a sus amigos/ pero en la básica le dicen que no da /es que ella sueña con el respeto irrestricto y el sueña con la justicia social” .
El álbum cierra con la galería de imágenes y retratos cotidianos de los bonaerenses afincados esta ciudad que se cree fuera de la provincia de la cual es capital: “Himno Nacional de La Plata”. Y finalmente, el guiño abierto a Weezer con “Saladillo Sunset Boulevard”.
Dicen que dijo Moris: “No es rock nacional: el rock nació mal”. “El Pacto de Mayo”, a diferencia de algún presidente nefasto, cumple y dignifica el nacimiento de un proyecto que quizá-como se dice- era joda y quedó. Pero el ingenio y la ingeniería expuesta sugiere- y exige- un futuro próspero que trascienda a la coyuntura. Porque antes que el humor y el hit, se impone el amor a esa patria llamada música cuyo grito sagrado a nadie le pertenece pero todos debemos defender: libertad, libertad, libertad. Y juguemos con gloria o morir.
(*)Rock Nacional presentará «El Pacto de Mayo» el viernes 26 de julio junto a Las Estrellas en Pura Vida (Diag.78 e 8 y 61)