Por Florencia Abelleira
Una escuela del conurbano como cualquier otra. Estudiantes con la creatividad a flor de piel que la canalizan como pueden. De pronto, cada uno de ellos recibe una netbook y las palabras Internet, Power Point, programas de edición se vuelven parte del cotidiano y se entrelazan con otras como colegio, educación, docencia.
En la Escuela Secundaria Básica Nº 1 de Berazategui, los recreos ya no son los mismos de siempre. Ahora, al barullo de los niños, niñas y adolescentes que invaden el patio, se suma el de una radio en vivo montada con cuatro netbooks que forman parte de los más de 5 millones que se repartieron en escuelas secundarias de todo el país gracias al programa Conectar Igualdad.
La profesora de Lengua encontró una manera didáctica de aplicar algunos de los conocimientos vistos en clase. Les hizo hacer a sus alumnos y alumnas guiones de radio, y ese fue el inicio de lo que hoy es Cosas de pibes, el programa que hacen en vivo los chicos y las chicas de tercero primera. Conectan un parlante y un micrófono a sus computadoras, prueban sus voces, editan audios, eligen los temas para debatir.
“El timbre es la señal de largada: la música, potente, comienza a sonar en toda la escuela y le gana al griterío del patio. Tras la presentación formal, se enciende una imaginaria luz roja y Gabriela conduce el aire: ‘Muy buenos días a todos, comenzamos Cosas de pibes, un programa pensado para vos’. Interpela a los alumnos, y el recreo se vuelve territorio de encuentro”. Así finaliza la primera de las historias que reúne el libro Conectados, 20 historias de Purmamarca a Río Grande, una publicación de la Editorial de la Universidad de La Plata (Edulp) en conjunto con el Ministerio de Educación y el Centro de Investigaciones Aníbal Ford que depende de la Facultad de Periodismo de La Plata.
el libro Conectados, 20 historias de Purmamarca a Río Grande, una publicación de la Editorial de la Universidad de La Plata (Edulp) en conjunto con el Ministerio de Educación y el Centro de investigaciones Aníbal Ford que depende de la Facultad de Periodismo de La Plata.
En cada una de ellas, los personajes son estudiantes que se vieron transformados por la tecnología. No por el mero hecho de poseer una computadora como aparato electrónico de consumo, sino por sentirse verdaderos protagonistas de una sociedad que se rige por la interactividad digital. Estamos en la era 2.0 y la inclusión también pasa por la igualdad educativa.
La presencia masiva de estas tecnologías en las aulas ha promovido cambios en las formas de enseñar y de aprender y en el modo de desarrollar la gestión educativa. “Conectar es la posibilidad de que cualquier niño o niña que viva en nuestra patria, sin importar su origen social, su género, su religión, pueda acceder a esta poderosa tecnología educativa, mediada por la amorosa pedagogía de maestros y educadores que, a su vez, se pueden formar y capacitar del mismo modo”, expresa en el prólogo del libro la directora del Aníbal Ford, Florencia Saintout.
“Conectar es la posibilidad de que cualquier niño o niña que viva en nuestra patria, sin importar su origen social, su género, su religión, pueda acceder a esta poderosa tecnología educativa, mediada por la amorosa pedagogía de maestros y educadores». Florencia Saintout, Centro de investigaciones Aníbal Ford.
El proyecto forma parte de una investigación que hacen quince Universidades de todo el país en conjunto. Algunas se dedicaron a hacer un trabajo de investigación cualitativo. Y, en el caso de la Facultad de Periodismo de La Plata, decidió “salir por fuera de los muros de las instituciones académicas y utilizar un lenguaje bajado a tierra para la comunidad”, como cuenta Rocío Quintana, coordinadora del proyecto editorial.
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Barrio Las Ranitas, Santa Fe. A un adolescente le entregan su computadora y se niega a usarla. Nadie sabe por qué, hasta que la profesora comprende que no sabe cómo funciona. Al finalizar la escuela, ese chico se inscribe en la carrera de Informática. Una escuela técnica, cerca del aeropuerto de Río Gallegos, especializada en aeronáutica. Los estudiantes hacen robots y los programan vía wifi desde sus netbooks. A la par, en la ciudad de Santa Fe los estudiantes de la Escuela Secundaria Nº 256 empiezan a hacer publicidades cuando aprenden a usar el editor de audio, y arman un emprendimiento propio. Estas son algunas de las historias con las que se encontró Darío Artiguenave, uno de los investigadores y escritores del libro que recorrió las provincias de Santa Fe, Corrientes y Santa Cruz.
“A través de los relatos se sienten las transformaciones subjetivas de pibes a quienes, por tener algo tan simple como un aparato, una computadora, se les abre un mundo de posibilidades que hasta ese momento no habían tenido”, cuenta Darío. “La inclusión no sólo es la netbook, sino también los otros mundos posibles”, remata.
Conectados, 20 historias de Purmamarca a Río Grande demuestra cómo las políticas públicas se hacen carne en la gente y son efectivamente transformadoras en las expectativas de vida.
Tal es el caso de María Luján en Río Grande, Tierra del Fuego, una adolescente que, cuando recibió su netbook, miró a su madre y le dijo: “Esta compu es de todos, no sólo mía… Por más que me la entregaron a mí, yo la comparto”. Así fue como la computadora de esta joven se volvió de la familia. “María Luján comparte con ellos todo lo que aprende con la netbook. Antes de la cena, la pone sobre la mesa. Primero les enseñó a encenderla, a ingresar en los archivos y a escribir en un documento de Word, luego les explicó cómo tocar el piano virtual que usan en Música, y siempre les muestra los videos que realizan en la hora de Inglés y los powerpoint que arman en las clases de Lengua y de Geografía”.
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