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Según pasan los años

A través de Editorial Bonanza, Ariel Valeri publicó el fanzine “Los Años Rojos” con sugerentes retratos de músicxs y artistas de la ciudad

Por R.G.M.

“Una fotografía es un secreto sobre un secreto, cuanto más te cuenta menos sabes”(Diane Arbus).

Desde hace años y con un destacado recorrido como periodista, Ariel Valeri conduce ciclos radiales en la emblemática Radio Universidad de La Plata. Su modo de hablar y abordar los diversos tópicos -generalmente vinculados a la música o las expresiones artísticas- suele ser exento de grandes estridencias o exaltación. Más bien, su tono sabe ser preciso y enfocado. Su relato y su universo de obsesiones, preferencias y estéticas predilectas se va reconociendo a lo largo de los programas y el tiempo.

Desde hace años también y con varias publicaciones, ha logrado reconocerse y hacerse reconocer como fotógrafo. Desde 2019 edita fanzines como «Bonanza», sobre a arquitectura de su natal General Roca y que luego dio nombre a la editorial que lleva adelante con la ayuda de Leandro De Martinelli. Precisamente fue quien- a través de Firpo- le publicó el libro «Propiedad Horizontal» en 2021. No tiene mucho sentido evocar aquello de la imagen y las mil palabras, pero en cierto modo ambos universos se cruzan armónica y simétricamente.

El mismo Valeri cuenta que suele andar con su Nikon D610 encima todo el tempo y que aprovecha momentos de su trabajo en radio. “A veces me entero que me voy a cruzar a un músico y digo: hoy le saco si o si. A veces sale bien, a veces no. Después hay cierta confianza. Cada vez me animo mas a pedir un retrato sin ningún fin específico, esa foto descansa años y de repente surge la idea de vincularla a un formato, como en este caso el fanzine, pero nada es muy pensado”.

Y consecuentemente con la naturaleza de retratos (cuya espontaneidad no le resta profundidad) surge “Los Años Rojos”. Se trata de una pequeña publicación de Bonanza Ediciones con algunos músicos y artistas de la ciudad que, conscientes o no, forman parte de un relato o una geografía común.

«Valeri encuentra en las calles, en los rincones deslucidos, en los pliegues desairados de la ciudad un instante revitalizador donde depositar a un otro en la búsqueda de capturar algo humano. No exclusivamente bello ni perfecto. Humano”. Así lo presenta el texto  escrito por Matías Angelini que acompaña un fanzine donde podemos ver a  Santiago Barrionuevo en una ascensor apuntando su rostro hacia una luz que cae casi como en un claroscuro de Caravaggio. O a la enigmática y entrañable Natalia Politano mirando frontalmente e ignorando la señalización de un cartel de salida. Diversas sensibilidades, lugares y rostros que revelan y esconden claves de una ciudad cuyo extraño encanto es un secreto a voces. Y Valeri prefiere contarlo o guardarlo con imágenes.

(*) “Los Años Rojos” puede adquirirse a través del perfil de Instagram de Bonanza

-¿Qué hallas en el retrato como formato? ¿Qué te permite desde la expresión y desde lo estrictamente estético?

-En determinadas circunstancias el retrato es un recurso que no puedo evitar. Al no ser reportero gráfico ni cubrir eventos, por lo general me limito a tener un vínculo más cercano a los protagonistas…y es siempre por medio del retrato. También es un poco mi escuela principal, si pienso en mis mayores influencias todos han sido o son grandes en esa materia: Lezano, Bonetto, Cascallar, Monfourny. La expresión de una persona, muchas veces son microsegundos de expresiones. Me han devuelto grandes sorpresas fotográficas que a veces intento ir a buscar. No siempre se encuentra, pero la búsqueda es lo más interesante. Nunca una foto o estilo se repite- No sé, me cuesta ver un patrón en mis retratos. Puede ser que elijo lugares con similitudes arquitectónicas, pero intento no limitarme. 

-Como denominador común están esos locaciones o “pliegues” de la ciudad, , casi como dispositivo para que los protagonistas se vinculen. Sin embargo cada uno se mueve o mira a su manera…¿cómo se da esa dinámica? ¿La propones, la liberás?

-Bueno, depende del protagonista. No me considero bueno en el fino arte de la dirección o la propuesta. Pero he adquirido buenas herramientas sobre todo para que el o la protagonista se sientan cómodos al momento de la foto. Si hay tiempo las ideas fluyen mejor. Si trabajo con poco tiempo también influye mucho el factor suerte mezclado con buena técnica, si tienes manejo de cámara es más probable que la foto sea de digna para arriba. Si no,  es más difícil porque ya solo dependes de la suerte y es un factor que no siempre está de tu lado. 

¿Ocurre que ves uno de esos lugares y lo imaginás con el retratado? ¿O es todo más espontáneo?

-Ambas. Hay lugares que tengo anotados en mi mente, soy muy de acumular información de lugares para fotos, A veces al momento de ir a ese lugar la idea no convence o no fluye, y de repente aparece otro lugar y ahí si sucede la magia. La verdad celebro cuando mi idea se realiza en el lugar pensado, pero tampoco soy tan intransigente, me adapto al cambio porque se trabaja así con ideas que surgen en el momento y son infinitamente mejores que la idea original que concretada era una cagada. 

-¿Qué ofrece particularmente el formato fanzine?

-Mi vínculo con el fanzine viene desde el año 96, porque ahí los conocí y me parecieron geniales sobre todo en cuanto a circulación. La verdad me gustaria editar libros pero ahí es una historia muy distinta, desde costos, conocimientos a tiempos, y carezco de todos esos factores, en realidad carezco de dinero para fabricarlo y supongo que la gente carece de dinero para adquirirlo, el libro fotográfico siempre fue caro, justificadamente por el valor de fábrica y papel, etc. Creo que el fanzine acerca dos mundos a veces lejanos, como fotografía y poder adquisitivo. Después creo que el fanzine también acerca a un público menos formal y solemne, que suele abundar en el mundo del arte, ese mundo más snob de libros caros en mesas ratonas. El fanzine viaja más en la mochila, me parece. El fanzine es mochilero! El libro es hermoso, pero cada vez más difícil de comprar. 

-¿En qué período de tiempo fueron llevados a cabo y entre qué cantidad se realizó la selección final?

-En el caso de Los Años Rojos el proceso de selección y edición fue muy rápido, muy punk. Se me venia encima TRANZA, mi primera feria para dar a conocer Bonanza y necesitaba material para la mesa. De todas maneras son fotos que ya estaban siempre en ediciones fantasmas de muestras, libros y todas cosas que no existen pero si suceden en mi cabeza. Por gusto las vas ubicando en esa carpeta de “elegidas” y sobreviven a ediciones y ediciones, por algo es, aunque siempre aparece una foto nueva que corre a otra del final. Es algo que me divierte, tener una favorita y destronarla. También sucede lo contrario, alguna que se viene con todo no le mueve un pelo a una foto vieja….el periodo va del 2015 a la actualidad. 

-¿Cuál fue la foto que supiste en el instante que funcionaba?¿Existe esa percepción?

-Creo que la foto de Chiara, es un retrato muy tranquilo con luz natural de ventana, pero ella tiene una mirada que me gusta observar una y otra vez. Transmite cierta tranquilidad pero a la vez ella empezaba ser la chica más solicitada del arte o la fotografía platense. La admiro mucho. El retrato es del día que la conocí. 

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