Por Miguel Croceri (*)
Tanto Cristina Kirchner como Javier Milei ocupan de manera explícita los lugares más relevantes de la política argentina mientras avanza este noviembre de 2024.
Ella, continuando con su resistencia inquebrantable ante la violenta agresión mediático-propagandística y judicial que comenzó hace más de una década y media -durante el conflicto ruralista de 2008- y tuvo su más reciente expresión en la semana que acaba de transcurrir, y además habiendo sobrevivido a un intento de asesinato, a partir de este mes se reafirma como líder de la oposición y se propone reconstruir la fortaleza del Partido Justicialista (PJ) al asumir como presidenta de la fuerza política fundada por Juan Perón.
Él, desde el cargo de presidente de la Nación, se reafirma como jefe de un régimen de extrema derecha sostenido en gran parte por su legitimidad electoral de origen, pero más aún por el beneplático y respaldo de las clases oligárquicas locales y el capitalismo trasnacional que han encontrado al ejecutor más cruel y descarado para sus planes de despojo económico contra las clases populares, saqueo de la economía nacional y sometimiento del país a la estrategia imperial de Estados Unidos.
De cierta forma podría decirse que la escena no es completamente nueva, debido a que Milei es el centro del sistema político desde que ganó el balotaje presidencial hace justo un año -se cumple este martes 19- y Cristina era la figura opositora más sobresaliente aún cuando no tuviera cargos institucionales ni partidarios y tampoco realizara apariciones públicas muy frecuentes.
Pero en las últimas semanas y días ocurrieron hechos novedosos, algunos más previsibles y otros menos, que la consolidan a ella y lo consolidan a él en sus respectivos roles y posicionamientos para desplegar disputas de poder en función de los intereses antagónicos que cada cual representa.
La líder del kirchnerismo anunció su decisión de aspirar a la conducción institucional y formal del justicialismo hace apenas 40 días, en la carta pública que difundió el 7 de octubre. (Puede recuperarse su contenido, por ejemplo, en elDiarioAr, nota del 07/10/24). Posteriormente lanzó la lista de candidatos/as para la elección interna, que denominó «Primero la Patria»; luego sobrevinieron las controversias por la presentación de otra lista encabezada por el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, la cual no fue habilitada por la Cámara Nacional Electoral; y finalmente la junta electoral del PJ proclamó a Cristina como presidenta del partido. (Información de La Política Online, nota del 05/11/24).
El acto en Santiago del Estero realizado ayer, domingo 17 de noviembre, en coincidencia con el Día de la Lealtad Peronista -que evoca el regreso de Perón al país en igual fecha de 1972, luego de sufrir persecución, exilio y prohibición de postularse a cargos públicos durante más de 17 años-, expresa y simboliza la nueva etapa que acomete quien fuera compañera de Néstor Kirchner tanto en la vida personal como en la militancia política, luego dos veces presidenta de la Nación y después vicepresidenta.
Novedades de este mes
Cuando Milei ganó la elección hace un año, nadie hubiera considerado muy probable que desde el máximo cargo institucional de la República hiciera todo el daño que hizo sin pagar mayores costos políticos y manteniendo un aceptable grado de adhesión en la ciudadanía.
En los días que corren, y próximo a cumplir (el 10 de diciembre venidero) su primer aniversario en el poder, el mandamás de nuestro país vive momentos de esplendor político.
A comienzos de este mes su mayor referente político y máximo jerarca de la ultraderecha mundial e imperial, Donald Trump, venció en los comicios presidenciales de Estados Unidos.
Por eso el argentino dedicó los últimos días de la semana pasada para viajar al estado norteamericano de Florida, donde se reunió e intercambió halagos con el futuro (y ex) mandatario estadounidense. También volvió a tener gestos y expresiones similares con el ultra-millonario jerarca del tecno-capitalismo global Elon Musk, y habló una vez más en una reunión de la llamada «Conferencia de Acción Política Conservadora» (CAPC). Esta asociación extremista ultra-capitalista se reunirá en Buenos Aires el 4 de diciembre y Trump fue invitado a participar. (Puede verse en el portal Perfil un análisis del periodista Pablo Varela sobre este entramado de alianzas internacionales. Nota del 16/11/24).
Antes de ese viaje, Milei pudo exhibir (dejando de lado en este comentario la escasa credibilidad social que merecen las estadísticas oficiales) que el índice inflacionario registró en octubre una tendencia decreciente: fue del 2,7 %, totalizando el 193 % respecto de un año atrás.
En tanto que el riesgo país -que dicho «en criollo» es el riesgo, definido por instituciones del sistema financiero mundial, de que un país no pueda pagar su deuda-, se ubicó en su nivel más bajo en cinco años (menos de 800 puntos, contra más de 1.900 en enero pasado). A su vez, las reservas del Banco Central superaron los 30.000 millones de dólares. («Las finanzas le sonríen a Milei», tituló Página/12 al análisis del periodista especializado Leandro Renou el pasado jueves. Nota del 14/11/24).
Al mismo tiempo, el aparato judicial del régimen atacó nuevamente a Cristina mediante la ratificación de la condena y proscripción en su contra. Mientras las cadenas mediáticas más poderosas prosiguen con su habitual propaganda político-ideológica disfrazada de periodismo para hacer creer a la población -y lograrlo en cierta medida- que ella es una «chorra» y que el kirchnerismo equivale a «corrupción».
El gobierno, a su vez, redobló la ofensiva propagandística al anunciar que a ella dejará de pagarle sus haberes jubilatorios como ex presidenta y asimismo su pensión por viudez, y que también le quitará sus derechos previsionales al ex vicepresidente Amado Boudou.
Todas estas novedades constituyen un capital político para Milei, quien desempeña el cargo con máxima audacia y determinación. Pero su «éxito» no está basados en alguna capacidad política sino en la impunidad que le otorga el respaldo de los más gigantescos poderes de facto -poderes «de hecho»- del país y del extranjero.
No es ningún genio ni tiene un talento particular de cualquier naturaleza para gobernar, sino que es el dirigente con la inmoralidad y violencia necesarias para ejecutar los planes de las clases dominantes locales y del capitalismo trasnacional con epicentro en Estados Unidos.
Impunidad judicial
Es fácil construir poder propio cuando se rema a favor de la corriente, es decir cuando se defienden los intereses que están ocultos a la visibilidad pública pero que manejan los hilos de la sociedad argentina y de gran parte del mundo. Lo difícil es hacer lo contrario.
Precisamente, Cristina Kirchner sufre simulacros de juicio en su contra con condenas establecidos de antemano, amenazas de cárcel y proscripción perpetua para desempeñar funciones en el Estado o ser candidata, por el hecho de haber gobernado en favor del pueblo argentino y de la Nación, y de seguir representando esos intereses.
Por eso el Poder Judicial del odio acaba de ratificar la violenta sentencia que le impone una pena de seis años de prisión y la prohibición para siempre de ejercer cargos públicos. Al menos en lo inmediato no quedará presa porque el fallo será apelado ante la Corte Suprema.
Mientras tanto, el conjunto de la sociedad civil y de las fuerzas de cualquier tipo que tratan de expresar las demandas y derechos de la gente común del pueblo, afrontan hacia el futuro la necesidad de construir sistemas de democratización del poder capaces de desmontar la impunidad de los sectores que controlan la judicatura.
El cerco judicial contra las llamadas «democracias» tiene atrapada a toda América Latina, sin que hasta ahora ningún país haya encontrado una solución. Aunque México marca el camino con la reforma de la Constitución que estableció la elección de jueces mediante el voto popular.
El dispositivo que las dirigencias democráticas llaman «lawfare» -una palabra inentendible para las mayorías sociales, que por lo tanto debería ser evitada en discursos que tratan de interpelar a sectores amplios de la población-, fue comentado en el portal Vaconfirma por el autor de esta columna a mediados de 2016, en los comienzos del régimen que encabezó Mauricio Macri. Se transcriben a continuación algunos párrafos.
Comienzo de cita: «A lo largo del siglo XX, las clases sociales dominantes y las estructuras corporativas que representaban sus intereses se valieron del uso de la violencia física directa mediante los golpes de Estado o la amenaza de ellos, para derrocar o bien extorsionar y presionar, a gobiernos y/o fuerzas y líderes políticos que ejercían o intentaban plantear distintos grados de cuestionamiento al orden social establecido.
«Hoy, asistimos a una modificación absoluta del método para atacar a gobiernos y/o a fuerzas y líderes políticos que, con distinto grado de profundización, cuestionan al orden social dominante y a sus corporaciones. […]
«El peso determinante del accionar antidemocrático desde el interior de la estructura estatal se ha desplazado a los poderes judiciales: el carácter corporativo, corrupto y en ocasiones mafioso de integrantes de la judicatura, degeneran instituciones públicas del Estado de Derecho y las convierten en poderes fácticos que constituyen una nueva y peligrosa amenaza contra la democracia y la soberanía popular». (El artículo se titulaba «La nueva función antidemocrática de las corporaciones judiciales» y refería tanto a Argentina como a Brasil. Nota del 18/07/2016). http://vaconfirma.com.ar/?articulos_seccion_719/id_702/nueva-funcian-antidemocratica-de-las-corporaciones-judiciales
Cristina Kirchner resiste la persecución y la proscripción con una actitud militante cada vez más vigorosa, redobla su protagonismo político y desde ahora será presidenta del consejo nacional del Partido Justicialista.
Milei acaba de concluir otro de sus habituales viajes a Estados Unidos. Allí sus renovados gestos de sumisión ante Trump, Musk y la ultraderecha global, simbolizan los éxitos de casi un año de servilismo a sus mandantes locales y extranjeros, es decir a los grandes beneficiarios -no solo económicos sino también geopolíticos- del «capitalismo de libre empresa» que está arrasando a la Argentina.