Este mediodía, la Municipalidad de La Plata colocó la Baldosa Blanca por la Memoria en homenaje a Pedro Alfredo «Bocha» Disalvo, militante secuestrado y desaparecido el 1º de julio de 1977.
En un emotivo homenaje, la baldosa fue colocada en el frente de la casa de 35 y 10, el lugar en donde Bocha vivió su última noche antes de ser secuestrado, en el marco de un operativo.
«Nosotros, los hermanos de ‘Bocha’, también agradecemos a todos ustedes, amigos y conocidos, ya que contribuyeron a que nuestro hermano Pedro haya sido la persona de bien, alegre y sonriente que fue. Actos como el de hoy, enmarcados en la consigna Memoria, Verdad y Justicia, nos convencen de que en todo orden de la vida debemos tener memoria para conocer la verdad y proceder con justicia», expresó en un emotivo discurso Alfredo, hermano de Pedro.
«Hoy está en peligro esa memoria, desdibujada por el tiempo y una clara intención mediática de reescribir la historia. Actos como este, entre otros, deben contribuir a preservar la verdad y transmitir a las nuevas generaciones que la vida de los individuos es el bien más preciado de la sociedad».
Tras un largo recorrido por la vida de Bocha, Alfredo recordó el día que fue secuestrado: «El 30 de junio de 1977, cuando cursaba cuarto año de medicina, Bocha fue a rendir microbiología y luego entrenamiento. A eso de las 22 hs, un grupo de más de diez desconocidos irrumpieron en esta casa, donde vivíamos todos juntos con mis padres y abuelo. Un grupo denominado Fuerzas Conjuntas comenzó a preguntar quién era Bocha. Revisaron la casa, a mi hermano Grillo y a mí nos tuvieron en el suelo con una ithaca en la nuca, hasta comprobar efectivamente que no era a nosotros a quien buscaban, y nos encerraron con nuestros viejos en su dormitorio».
«Estos señores se sentaron en la cocina a esperarlo hasta por lo menos la una de la mañana, hora en que Bocha volvía de entrenar. Al guardar el auto lo detienen y llaman a mi hermano Grillo para que terminara de entrar el auto. Al salir, Grillo vio que se lo llevaban y le pregunta si necesitaba algo. Él responde: ‘No, ya está’. Esa fue la última vez que alguien de la familia escuchó su voz. Al otro día mi viejo fue a la comisaría segunda a hacer la denuncia y le dijeron que había habido un operativo del ejército en el área y que a ellos les habían pedido que liberaran la zona, y por supuesto no le aceptaron la denuncia».
El crudo relato es lo que se vivió en la última dictadura cívico-militar. Miles de familias aún siguen buscando a sus hijos, hijas, nietos y nietas, en la lucha incansable por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
«Afortunadamente a nosotros de Bocha nos quedan un montón de cosas, su fuerza, un vivir intenso, su solidaridad y una bondad infinita, pero sobre todo esa inmensa alegría de vivir y ser feliz que estoy seguro que a gran parte de ustedes también se las dejó. Desafortunadamente, por más que nos gustaría que Bocha estuviera acá con todos trayendo su alegría y ganas de vivir y su eterna sonrisa, no podemos hacer nada para cambiar el pasado, pero sí por luchar por un presente donde estas cosas no se repitan, y por supuesto para en el futuro mantener la memoria para siempre y recordar que no se puede ni se debe perseguir a la gente por su posición política, creencias religiosas, cuestiones de género o de carácter particular o simplemente por una elección debida. Creemos que actos como el de hoy son imprescindibles para que el genocidio que hemos vivido no se repita nunca más».
La señalización se enmarca en el proyecto Baldosas Blancas por la Memoria. «Pensar que la ciudad de La Plata, Berisso y Ensenada tuvieron casi 2.700 desaparecidos y asesinados. Y cada uno de ellos tenía una familia como la que tiene Bocha. Cada uno de ellos tenía una vida, tenía un futuro que no se lo dejaron realizar. Por eso es tan importante esta cartografía de la memoria, que cuando caminen los platenses y los que no son platenses vean que acá se secuestró, se torturó, se asesinó, porque son 30.000 los desaparecidos, porque fue un genocidio y porque no sabemos dónde están todavía», reconoció Marta Ungaro.