El titular de la cartera de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, se vio nuevamente envuelto en la controversia debido a su peculiar forma de citar canciones en el marco del debate sobre SADAIC. Luego de distorsionar el mensaje de «Los dinosaurios», de Charly García, en un mismo tuit también cometió un error al atribuir incorrectamente la autoría de «Señor Cobranza», una emblemática canción de protesta contra el menemismo.
En un largo hilo publicado ayer miércoles en su cuenta de X, el funcionario defendió el Decreto 150/25 firmado por el presidente Javier Milei y explicó que la reforma en la regulación de SADAIC busca otorgar más autonomía a los artistas para administrar sus derechos.
«No me digan, se mantienen con la plata de los pobres. Eso solo sirve para mantener a algunos pocos. Transan, venden», escribió, erróneamente adjudicando la frase a Bersuit Vergarabat.
El problema es que «Señor Cobranza» no pertenece a Bersuit, sino a Las Manos de Filippi, un grupo que en los noventa compuso esta canción como crítica directa al Gobierno de Carlos Menem y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, quien años más tarde fue jefe de Sturzenegger durante la Alianza.
El desliz no pasó desapercibido y Las Manos de Filippi respondió con ironía y firmeza. «Fede, la letra esa que citás la hicimos nosotros y está dedicada a gente como vos, saludos», expresaron en sus redes sociales, dejando claro que el mensaje original de la canción está alejado de la defensa de la desregulación impulsada por el Gobierno de Milei.
No es la primera vez que la canción genera controversia. En febrero de este año, el rapero Dillom la interpretó en Cosquín Rock, pero modificó la frase «Norma Plá a Cavallo lo tiene que matar» por «a Caputo en la plaza lo tienen que matar», haciendo referencia al actual ministro de Economía.
El intento de Sturzenegger de reforzar su mensaje con referencias musicales había levantado polvo cuando citó «Los dinosaurios» de Charly García para hablar sobre la competencia en la gestión de los derechos de autor.
La frase, que originalmente era un grito de denuncia contra la represión de la dictadura, fue reinterpretada de manera superficial en un contexto alejado de su verdadero significado.
