Por Fernando M. López
Mauricio Macri inició su segundo semestre al frente del Gobierno nacional con una nueva ola de despidos que afectó fundamentalmente a empleados del Ministerio de Educación y el Sistema Federal de Medios Públicos, pero la salud no quedó afuera.
El martes último, tras el despido de una trabajadora del Hospital El Cruce “Néstor Carlos Kirchner”, se realizó un corte en Florencio Varela en reclamo de su reincorporación y la defensa de otros 270 puestos laborales que podrían correr la misma suerte. Son todos precarizados con contratos vencidos el 29 de junio. Hasta la fecha, ninguno fue renovado y no obtienen respuestas favorables por parte del director ejecutivo Ricardo Campodónico.
“A mí me echaron el 1º de julio, luego de trabajar dos años y medio en el hospital”, dijo a Contexto Cintia Pezzali, quien se desempeñaba como asistente de servicio en el centro de salud, y atribuyó la decisión a su actividad gremial en la Corriente Sindical Carlos Fuentealba.
Pezzali se había puesto al frente del reclamo por el pase a planta de los empleados con “contratos basura”, hasta que la directora de Enfermería, Estela Mostajo, le comunicó que quedaba en la calle.
“Lo primero que hacen es barrer el activismo para poder implementar el ajuste”, señaló la trabajadora despedida, y aseguró que sus compañeros “tienen mucho miedo porque todos son sostén de familia y necesitan llevar el mango a la casa”.
En la lucha sólo cuentan con el apoyo del delegado de ATE, Héctor Reynoso, ya que desde el Sindicato de Salud Pública “miraron para otro lado e hicieron oídos sordos”, mientras que la Asociación de Profesionales del Hospital El Cruce (APHEC) “es la que le lava la cara a la patronal”.
Según contó Pezzali, el dirigente de la APHEC, Jerónimo Chaparro, en vez de solidarizarse con ella, la “increpó a los gritos en medio de un servicio” por un volante que habían distribuido los precarizados para visibilizar la situación que se vive en el centro de salud. “Chaparro es un burócrata que quiere hacer carrera ahí dentro. Lo que les ocurre a los laburantes no le importa nada”, añadió.
A estos problemas se suman los recortes presupuestarios que impactan directamente en la calidad del servicio: “Empezamos a tener faltantes de insumos en enero, y cuando preguntás lo que te dicen es que no hay plata para pagarles a los proveedores. En un momento, por ejemplo, no había gasas y tuvimos que pedírselas al Hospital de Berazategui. El ajuste se empieza a sentir con fuerza”.
El Cruce de Florencio Varela es uno de los centros de salud de alta complejidad más importantes de América Latina, que recibe derivaciones de hospitales de la zona sur del conurbano. Fue inaugurado en 2007 por el entonces presidente Néstor Kirchner para abarcar una zona de influencia de más de dos millones de personas. Desde entonces, funciona de manera autárquica con aportes financieros del Gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires.
En medio del desfinanciamiento, los trabajadores también denuncian que ya hay rumores de que el macrismo quiere destruir el modelo de alta complejidad para transformarlo en un hospital de agudos.
Por lo pronto, los empleados precarizados preparan una nueva movilización para la semana próxima, de la que participarán integrantes de ATE y de la Corriente Sindical Carlos Fuentealba.
“Apuntamos a la organización desde adentro, a que los compañeros pierdan el miedo y entiendan que es la única manera de pararle la mano no sólo a Campodónico y Mostajo, sino también al ajuste de Macri”, explicó Pezzali.