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La Garganta Poderosa: “Necesitamos un control popular de las fuerzas de seguridad”.

Por Roberto Álvarez Mur

Luego de que La Garganta Poderosa publicara en su portal web la brutal tortura a la que fueron sometidos Ezequiel Villanueva Moya, de quince años, e Iván Navarro, de dieciocho, una vez más se cierra el foco sobre el nivel de impunidad con que actúan las fuerzas de seguridad sobre los sectores más vulnerables de la Argentina. Según pudo saberse a través de los canales de difusión de la organización barrial, los dos chicos de la Villa 21 fueron víctimas de un operativo encabezado por diez prefectos, repartidos en cuatro patrulleros, entre las 11 de la noche, a las 2 de la mañana del último sábado. Los efectivos golpearon, humillaron, esposaron y obligaron a los dos chicos a rezar por su vida a punta de arma. De los involucrados sólo fue detenido el prefecto Leandro Adolfo Antúnez. “Hay nueve prefectos, como mínimo, que ahora están con un fierro en la cintura y un uniforme ‘cuidando’ a la familia de Iván y Ezequiel”, dijo La Garganta Poderosa en diálogo con Contexto.

“Hay un chico de quince años que tiene el cuerpo destrozado porque diez tipos a quienes nosotros les dimos armas y uniformes, oficialmente recibidos, los usan para esto. Prácticas que creíamos estaban dejadas atrás no lo son y queda muy claro en este caso. Las fuerzas se manejan con la impunidad que efectivamente tienen”, comentó la organización barrial, que en estos días viralizó el hecho a través de las redes a causa del silencio mediático.

“Lamentablemente, entre el millón y medio de personas que ya entraron a la nota en Facebook, al parecer todavía no están los editores de las secciones sociedad o política de los grandes medios. Ya se viralizó en las redes, ahora faltaría que se viralice en los medios de comunicación, porque se nota mucho”, dijeron desde La Garganta Poderosa, y añadieron: “Los medios son parte del gran problema, ya que mientras no se visibilizan esta clase de episodios, se siguen presentando estos hechos como aislados, como un policía que estaba enloquecido, o un pibe en una situación muy particular. La verdad es que esta dinámica de impunidad es constante en nuestros barrios desde hace años”.

«Los medios son parte del gran problema, ya que mientras no se visibilizan esta clase de episodios, se siguen presentando estos hechos como aislados.»

“Nosotros tenemos claro que los medios no son los responsables de estos problemas ni de generarlos, pero sí son los responsables de mantenerlos en un statu quo, tanto para quienes vivimos en las villas como para quienes consumen esos medios de comunicación, quienes leen la realidad a través de esos recortes burdos y manipulados.”

Según explicaron, los efectivos realizaron una requisa previa en la zona y no encontraron nada. No conformes, abordaron a los chicos que estaban juntos y venían de la casa de la abuela de uno de ellos.

La Garganta reconstruyó el relato de lo vivido por Iván y Ezequiel, y se publicó en la web, donde expresan: “Nos obligaron a tirarnos al piso y hacer flexiones de brazos, hasta que uno le saltó sobre la espalda a Ezequiel y otro me preguntó a mí dónde quería el tiro”, y continúa: “Alterados, como sacados, nos esposaron a un caño y dispararon varios tiros al aire, mientras nos quitaban las camperas que supuestamente habíamos robado. Se reían cuando nos ponían un cuchillo en el cuello y nos decían que también les parecían lindas nuestras zapatillas, nuestras cadenitas… Nos sacaron todo”.

En tanto, a pocas cuadras de la Parroquia Caacupé, uno de los prefectos puso su arma en la nuca de Iván para obligarlo a rezar. “Dale, un Padre Nuestro para que no te mate, dale”. Y al final, cuando por fin accedieron a soltarles las manos, los encañonaron por la espalda, con una escopeta: “Corran bien rápido, o van a ser boleta”.

La organización popular explicó la necesidad de establecer de manera institucional un mecanismo de control por parte de la misma comunidad para denunciar estos atropellos de las fuerzas policiales. “Nosotros mismos, vecinos, tenemos ya una Comisión que se organiza para regular y cuidarnos de quienes se supone vienen a cuidarnos. Tenemos contacto con la PROCUVIN, el CELS y fiscalías. Tenés a la ministra de Seguridad de la Nación, de la provincia de Buenos Aires, diciendo que no pueden controlar a la Maldita Policía. ¿Qué piensan hacer entonces, además de darle más armas y más patrulleros?”, aseveraron. Y agregaron: “Alguien tiene que frenar a las fuerzas de seguridad en los lugares donde gozan de impunidad total, y eso es la comunidad. El control de las fuerzas tiene que ser un control popular, que no es de ninguna manera una Policía comunitaria, ni sumarle armas a la existente. Pero que nos deje exentos de la comisaría y nos dé a los vecinos de los barrios la posibilidad real de denunciar estas brutalidades”.