Por Alejandro Palladino
Ayer, en el segundo día de la Librósfera y de la Semana del Espacio (SME), organizadas de manera conjunta entre la Editorial y el Planetario de la UNLP, hubo un espacio dedicado a la detención ilegal de Milagro Sala, la líder de la organización social Tupac Amaru, presa política desde enero del Gobierno derechista de Gerardo Morales.
Las dos jornadas que comparten tiempo y lugar, en el Planetario (Avenida Iraola y calle 118, Paseo del Bosque), buscan acercar los textos de editoriales independientes y universitarias al público en el caso de la Librósfera, en un momento de crisis para el sector, y hacer actividades como talleres y charlas sobre la temática del espacio en el caso de la SME. Esta vez la pantalla del Planetario público se llenó de imágenes de fotografías de jujeños y de su dirigente popular.
El panel, denominado “Hágalo circular : Palabras para la libertad de Milagro Sala”, contó con la participación de Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA y coordinadora del Comité Nacional por la Libertad de Milagro Sala; y con Sandra Russo, periodista del diario Página 12 y autora del libro “Milagro Sala Jallalla: La Tupac Amaru, utopía en construcción”, un texto que recorre los aspectos personales y la vida militante de la dirigente social.
Las dos panelistas coincidieron en leer la detención “arbitraria e ilegal” de Sala junto con la de once compañeros y compañeras suyas, como un hecho que pinta el panorama político nacional de avanzada de la derecha sobre los derechos de los sectores populares. “Considerando las características históricas, culturales y étnicas de Jujuy, no es casual que la elijan a Milagro Sala, porque es un ‘trofeo del criollaje’, su ‘trofeo de guerra’, que le entrega el poder blanco al criollaje de la provincia del norte por ser un emblema: es mujer, india, morena y pobre”, afirmó Estela Díaz, trayendo luego las declaraciones de funcionarios de Cambiemos de “grasa militante” y “ñoquis” para justificar los despidos en el ámbito público.
«la Tupac expresa la organización y la irreverencia de esos sectores subalternos frente al poder dominante”.
Díaz consideró que el olvido histórico del Estado para con las necesidades de los sectores postergados, “no provocó como dicen un ‘Estado paralelo’, sino que la Tupac expresa la organización y la irreverencia de esos sectores subalternos frente al poder dominante”.
El “odio de clase” hacia Sala por parte de Morales, fogoneado por el apoyo del Gobierno nacional, fue otro modo de relacionar su detención con el presente político. El ensañamiento contra la Tupac, por la creación de centros de salud, de educación y de piletas para soportar el calor del norte, “está en línea con otros discursos que dicen cómo se les ocurre” a las clases medias y populares “que pueden ir de vacaciones todos los años, cambiar el auto o tener plasmas. Eso es sólo para los sectores dominantes”, dijo Díaz.
Sandra Russo continuó con la idea adentrándose en aspectos de la infancia de Sala, como su adopción por una familia de clase media luego de ser abandonada en un hospital, sus trabajos en la calle para ganarse la vida cuando se fue de la casa a dormir a una camilla del mismo hospital donde había sido dejada, las copas de leche que le dieron origen a la tupac y la familia que construyó Milagro, más adoptada que biológica. Las discriminaciones que sufrió de sus pares de niña, por ser negra, serían después, ya como militante de la Tupac, motivo de reivindicaciones para sus compañeros y compañeras. De ahí las construcciones de decenas de piletas, cuando a ella, de niña, no la dejaban entrar a la única pileta pública de San Salvador por ser negra. Por todo esto, Russo señaló que “también me llamó la atención que en las escuelas de la Tupac hay materias de autoestima”.
Díaz rescató el rol del Comité por la Liberación de Milagro Sala, que articula hacia su interior a múltiples espacios ligados al campo nacional y popular, como sindicatos, universidades, medios de comunicación, organizaciones políticas y sociales. “El Comité denuncia los atropellos institucionales contra las libertades públicas y los derechos”, dijo y agregó: “nos parece que es gravísimo que se atente de este modo contra cuestiones elementales como la libertad, que tanto nos ha costado conquistar en la Argentina”. Y remarcó “las condiciones infrahumanas que viven los militantes de la Tupac” en las cárceles y las larguísimas permanencias en las comisarías.
La idea trabajada por los medios dominantes, la Justicia y Cambiemos, de justificar la detención de Sala por corrupción que no está demostrada, fue puesta en discusión por Díaz y Russo, cuando resaltaron que los supuestos delitos de la Tupac “no han sido comprobados y están basados en testimonios de personas de Jujuy bajo coacción, amedrentamiento y bajo una política expresa de delación”.
Russo y Díaz mencionaron las torturas y posteriores amenazas a los chicos de La Garganta Poderosa por prefectos, a la vera del Riachuelo en Barracas, junto con atropellos policiales similares como la detención de militantes de La Cámpora por pintar un mural en la vía pública, como una marca de la vía libre que le da Cambiemos a las fuerzas de seguridad. “Todos estos factores están detrás de las detenciones injustas y arbitrarias, y de este abuso de la prisión preventiva y la persecución política e ideológica hacia la Tupac”, sostuvo Díaz.