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30.000 razones para seguir adelante y mantener viva la memoria

Por Gabriela Calotti

Por la memoria y contra el olvido, 30.000 pequeños sobres con el sello “Treintamil” en color rojo unidos por hilos a los árboles fueron poblando el sábado la Plaza Rocha, en el marco de una instalación impulsada por la Escuela de Estética Nº 2 de La Plata como corolario de una tarea iniciada en las aulas y en los hogares, y de la cual participaron los docentes, los niños y las familias.

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“Treintamil veces/voces, acción estética contra el Olvido” fue denominada esta actividad a la que, con el correr de la mañana, se fueron sumando chicos que concurren a la Escuela de Estética, con sus padres, mientras desde una radio abierta instalada en el centro de la plaza se leían poemas alusivos, se escuchaba música y se presentaban las actividades previstas por las distintas disciplinas artísticas –danza, música, animación, dibujo– en distintos espacios de este pulmón platense, cotidiano escenario de la vida juvenil.

“Desde la reapertura de la Escuela, que estuvo cerrada casi un año por problemas edilicios, venimos trabajando sobre la identidad, repensando la identidad”, explicó a Contexto la directora de ese establecimiento público, Alejandra Bignasco, antes de precisar que esta actividad articula con la IV Bienal de Arte y Cultura que la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) lleva adelante del 21 al 28 de octubre bajo el título “Plazas y Multitudes”.

Luego, también en las aulas y a través de las diferentes disciplinas que allí se imparten, empezaron a trabajar la idea de la “huella” al cumplirse el 40º aniversario del golpe cívico-militar el pasado 24 de marzo, y más tarde el concepto de “identidad e independencia” con motivo del Bicentenario de la Declaración de la Independencia, agregó Bignasco, que lleva treinta años en la docencia y también en la actividad gremial en SUTEBA.

“Treintamil voces, treintamil veces, treinta mil esperanzas, treintamil sueños”, repetía cada tanto el locutor de la radio abierta en este encuentro cultural por la memoria.

“Con los chicos reflexionamos sobre la ausencia individual y colectiva y cómo los que nos rodean nos ayudan a elaborar la ausencia.”

Para llegar a esta instalación, la tarea comenzó en el aula. “Con los chicos reflexionamos sobre la ausencia individual y colectiva y cómo los que nos rodean nos ayudan a elaborar la ausencia”, precisó Bignasco, mientras en diversas mesas instaladas en torno al monumento de la plaza grupos de niños y docentes seguían cerrando sobrecitos y atándolos con hilos para sumarlos a los añejos árboles. En otras mesas, maestros y alumnos entusiasmados imprimían el dibujo distintivo de esta instalación en remeras nuevas o usadas que algunos trajeron para llevarse el recuerdo de esta jornada.

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Numerosas escuelas, entidades culturales, barriales y de derechos humanos se sumaron a esta celebración pública que vistió la plaza de alegría, como la Biblioteca “Del otro lado del árbol”, la Biblioteca Pública de la UNLP, la Escuela de Teatro, la organización H.I.J.O.S., el Centro Cultural Daniel Omar Favero, La Grieta, Radio Universidad, la CTA de los Trabajadores y la Escuela de Danzas.

En defensa de la educación pública

En un contexto de políticas regresivas en materia de derechos humanos y de educación, de declaraciones reaccionarias por parte de los más altos funcionarios del Gobierno de Mauricio Macri, es más loable aun que cientos de personas, en su mayoría niños, tomaran la plaza como espacio colectivo y público de memoria.

“Nosotros decidimos abrir la escuela y trabajar lo público y mostrar que esto lo hacemos desde la escuela pública”, defendió Bignasco, que puso en tela de juicio el reciente operativo Aprender 2016 impulsado por el Ministerio de Educación de la Nación sin participación de los docentes.

“Si tuviera que hacer un múltiple choice con esta actividad en el Aprender 2016, no tendría ninguna posibilidad. Esto no se enmarca” en esa evaluación estandarizada que estudiantes y gremios rechazaron porque ignora las diferencias sociales, culturales y económicas de estudiantes, docentes y escuelas del país.

“¿Y por qué estamos haciendo esto? Porque estamos reivindicando los símbolos que son nuestros. Son treintamil esperanzas, treintamil excusas para encontrarnos.”

Mientras Renzo, alumno de la escuela de Estética de siete años de edad seguía colgando sobres y jugando con sus amiguitos, Gabriela, su mamá, explicó a Contexto que “enseguida” se engancharon en la familia con esta iniciativa. “En la escuela ya venían conversando, pero la palabra fuerte fue desaparecido”.

“Todavía no le contamos que tiene un tío desaparecido. Sabe que su familia estuvo en la militancia y que su papá vivió en otros países. Es más bien tímido, aunque sus amigos vienen a casa y nos preguntan”, precisó.

“¿Y por qué estamos haciendo esto? Porque estamos reivindicando los símbolos que son nuestros. Son treintamil esperanzas, treintamil excusas para encontrarnos”, aseguró esta mamá con un termo y un mate en la mano en una soleada mañana de primavera, dejando en claro que buena parte de la comunidad educativa resistirá la embestida gubernamental para demonizar la educación pública y restarle credibilidad en la sociedad.

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“Con este Gobierno o sin este Gobierno vamos a seguir adelante, porque tenemos 30.000 razones”, aseguró Gabriela, que forma parte del espacio cultural La Grieta.

“Cada sobre es una vida, poniéndolos en un árbol los volvemos a hacer aparecer”, afirmó Lisando, alumno de esta escuela pública. Mientras tanto, decenas de niñas y niños seguían correteando por la plaza. Una plaza de la memoria y de la vida.