Por Gabriela Calotti
Creada en 1883 con una primera planta en el barrio porteño de Barracas, aprovechando la masiva llegada de inmigrantes y convertida en una marca históricamente vinculada con los trabajadores y con el trabajo, Alpargatas, que desde hace años está sin embargo controlada por grupos brasileños, decidió profundizar la política del ajuste, tal como lo viene haciendo el Gobierno de Mauricio Macri desde su llegada al poder, pese a haber prometido en campaña que garantizaría el empleo.
Los ajustes brutales de Cambiemos, la devaluación de fines de 2015 y la subida del dólar, que pasó de 9 a 15 pesos –y ahora volvió al camino ascendente–, los tarifazos en los servicios públicos, una inflación del 44%, acuerdos paritarios insuficientes, despidos en el sector público y privado y una consecuente caída del consumo, son una mezcla explosiva que augura un verano caliente, por decirlo suavemente, y no sólo para las alpargatas o la ropa de trabajo.
“Lo que más nos llama la atención es que nosotros, desde 2001, no tenemos una suspensión en la época de verano.”
“Lo que más nos llama la atención es que nosotros, desde 2001, no tenemos una suspensión en la época de verano”, aseguraba en estos días Neri Medina, secretario general de la Asociación Obrero Textil (AOT) de La Pampa, donde está una de las plantas afectadas por la suspensión y las vacaciones adelantadas.
La empresa justifica su decisión en que “las ventas han caído mucho y que hay exceso de stock. Nosotros sabemos que se debe a las importaciones, al bajo poder adquisitivo y a la caída de salarios”, aseguró Medina.
Desde el 12 de diciembre y hasta fines de enero, 3.600 trabajadores de al menos cinco de las ocho plantas que Alpargatas tiene en diversos puntos del país donde fabrica las marcas Topper, Flecha, Misuno, Rueda y Luna, estarán suspendidos durante quince días y luego deberán tomarse sus vacaciones. En mayo pasado, Alpargatas fue una de las doscientas empresas que firmaron un acuerdo con el Gobierno de Macri comprometiéndose a no despedir trabajadores, pero desde el gremio textil temen que la vuelta del receso estival traiga malas noticias.
En mayo pasado, Alpargatas fue una de las doscientas empresas que firmaron un acuerdo con el gobierno de Macri comprometiéndose a no despedir trabajadores.
Justamente, luego de firmar ese acuerdo que el macrismo usó como salida para ignorar la ley anti despidos votada en el Congreso, Alpargatas anunció la baja de 450 contratos eventuales y 70 retiros voluntarios. Esta vez, la medida afectará a las plantas de Tucumán, Catamarca, Buenos Aires, La Pampa y San Luis.
Tanto Medina como José Listo, secretario adjunto de la AOT a nivel nacional, advirtieron que “la industria textil se está cayendo a pedazos” por la política económica implementada por Macri, por la apertura de importaciones y la caída del poder adquisitivo.
Según un informe sobre importaciones elaborado por el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, los sectores con “mayor grado de vulnerabilidad” frente a la situación que atraviesa el entramado industrial son el textil, la industria automotriz y el cuero.
Esto se debe, siempre según el mismo estudio publicado en la página del Centro de Economía Política (CEPA), a la caída de las ventas minoristas, la aceleración del incremento de los costos productivos y el aumento de la competencia debido a la apertura de las importaciones.
Por ejemplo, la importación de prendas de vestir terminadas aumentó en los primeros nueve meses del año del 23 al 31% con respecto al mismo periodo de 2015, según datos del propio INDEC retomados por el CEPA.
Las importaciones de calzado son las mayores en cinco años. Entre enero y septiembre de 2016 se incrementó en 40% interanual. En estos nueve meses entraron cerca de 6 millones de pares más de calzados de todo tipo provenientes en su mayoría de China, del Sudeste Asiático y de Brasil. Las ventas internas cayeron entre 25% y 30%.
En el sector textil, la suba fue del 15%, con 23.000 toneladas más de importaciones que en el mismo periodo de 2015.
En estos once meses de gobierno macrista, el sector textil perdió más de 4.000 empleos, sin hablar de las suspensiones y de la baja de empleos que no son fijos.
En estos once meses de gobierno macrista, el sector textil perdió más de 4.000 empleos, sin hablar de las suspensiones y de la baja de empleos que no son fijos.
Lejos, muy lejos están quedando los tiempos en que las fábricas nacionales ampliaban su capacidad de producción, abrían plantas en diversas provincias e inclusive se extendían –también en función de las conveniencias económicas de la región– por países vecinos.
Alpargatas, como se llama al calzado de lona con suela de yute, nació en Barracas de la mano de un inmigrante vasco, Juan Echegaray, y de uno escocés, Robert Fraser. Era ideal para los trabajadores por su comodidad, vida útil y bajo costo. Cuenta la historia también que alpargata era una galleta que comían los gauchos.
Al principio, el calzado tenía una fabricación manual. Luego se diseñó una máquina apropiada para su producción industrial. En 1885 se fundó la Fabrica Argentina de Alpargatas Sociedad Anónima. Poco después se expandió hacia Uruguay y Brasil. Sus primeras plantas se asentaron en Barracas y Florencio Varela. Luego llegó a Tucumán y más tarde a Corrientes, San Luis, Catamarca y La Pampa.
En la vecina República Oriental del Uruguay, Alpargatas se instaló en 1890.
En los años sesenta, Alpargatas lanzaba la marca Flecha, y en los setenta una marca más cara, Topper.
Alpargatas en el universo financiero
A lo largo de su historia, Alpargatas, que empezó a cotizar en la bolsa de Buenos Aires a principios del siglo XX, exactamente en 1913, fue instalándose en Uruguay y Brasil, trasladando su capital financiero básicamente a este último. En 2008, el conglomerado brasileño Camargo Corrêa adquirió un 34,6% de Alpargatas a través de la empresa Sao Paulo Alpargatas (que se llama ahora Alpargatas S.A. Brasil), que siguió aumentando su control en la fábrica hasta tener, en 2013, el 100% del capital accionario de la textil inicialmente argentina. El año pasado, Camargo Correa S.A. le vendió a J&F Investimentos su participación accionaria del 44,12% del capital social. J&F, que ahora controla Alpargatas, es uno de los mayores grupos privados de Brasil.
“Hacía muchos años que no nos sucedía esto, más que todo en estas fechas”, afirmó Nerio Medina, secretario general de la Asociación Obrero Textil (AOT) seccional La Pampa, a una radio porteña. En otros años, en invierno, hubo alguna semana parcial por reorganización, pero “este año ya tuvimos una suspensión por julio, una total y una parcial, y sesenta bajas de trabajadores eventuales, y ahora nos han anunciado que a partir del 12 de diciembre la planta Alpargatas va a suspender durante dos semanas”.
Después de la suspensión los trabajadores se tomarán sus vacaciones, 21 o 28 días. Supuestamente, las plantas afectadas deberían reabrir a mediados de enero.
“Hace un año atrás veníamos muy bien”, aseguraba Medina. Pero en el mismo periodo Macri logró ir en el sentido contrario de forma acelerada.
“Hace un año atrás veníamos muy bien”, aseguraba Medina. Pero en el mismo periodo Macri logró ir en el sentido contrario de forma acelerada.
El relato macrista forma también parte de las políticas empresariales. La página de Alpargatas contiene un ítem que se titula “Manual Anticorrupción y Buenas Prácticas de Alpargatas”, que según la empresa es una “guía didáctica que está destinada a orientar la conducta de todas las personas relacionadas profesionalmente con Alpargatas, es decir, sus colaboradores, directores, consultores, proveedores, socios comerciales y otros terceros”. Ni una mención al trato que debería mantener con sus trabajadores, con los 3.600 que serán suspendidos dos semanas antes de las fiestas navideñas. Regalo de Macri.