Por Leandro Gianello
“Pese a la demora en su traslado –obstáculos cotidianos para las mujeres privadas de la libertad–, finalmente Reina pudo estar presente y pudo contar su historia” ante los jueces de la Sala 6 del Tribunal de Casación, que deberá tomar la decisión final sobre su responsabilidad en el caso, indicaron en un comunicado las responsables de la Campaña Nacional Contra las Violencias Hacia las Mujeres.
En la audiencia del martes por la tarde, la defensa volvió a pedir la absolución, en tanto que el fiscal mantuvo la responsabilidad de Maraz en los hechos, aunque esta vez quitándole los agravantes a su condena, atenuando el delito. “El Fiscal reconoció que Reina era víctima de violencia emocional, física y psíquica, y ello es un gran triunfo en esta lucha”, expresó el texto emitido por la organización.
“LA JUSTICIA ES PATRIARCAL, LO SABEMOS, PERO CREEMOS QUE CON LA LUCHA Y ORGANIZACIÓN PODEMOS CAMBIAR SU MIRADA SOBRE NOSOTRAS. DESDE EL MOVIMIENTO DE MUJERES ASUMIMOS ESTE DESAFÍO, APOYANDO Y ACOMPAÑANDO A REINA EN SU INOCENCIA, PARA QUE EL ABORDAJE DE SU CASO TENGA PERSPECTIVA DE GÉNERO.”
“La Justicia es patriarcal, lo sabemos, pero creemos que con la lucha y organización podemos cambiar su mirada sobre nosotras. Desde el movimiento de mujeres asumimos este desafío, apoyando y acompañando a Reina en su inocencia, para que el abordaje de su caso tenga perspectiva de género”, agregaron.
Astrid Baumann, integrante de la Campaña Nacional Contra las Violencias Hacia las Mujeres, confirmó a Contexto que Reina “pudo ingresar a la audiencia para entrevistarse con los jueces y que el fiscal tuvo en cuenta la violencia de género de la que era objeto, quitándole los agravantes”. “Esto implica que cumpliría una sentencia reducida”, ya que el testimonio de la acusada sobre su esposo –alcohólico, violento y abusador– suaviza la prisión perpetua que el anterior tribunal confirmó en 2014, dijo Baumann.
“Consideramos muy positiva la audiencia, ya que es la primera vez que Maraz es escuchada por los jueces, a los que les contó (intérprete mediante) su vida, la situación de violencia y los relatos sobre abusos que Limber Santos aplicó sobre ella”, expresó Baumann.
Maraz lleva seis años en prisión, y se espera que conmuten esa sentencia por otra que considere la figura de homicidio simple. “En quince o veinte días, el tribunal va a tener una respuesta, y esperamos que para antes de las fiestas Reina esté libre”, concluyó la integrante de la organización que respalda su lucha.
REINA MARAZ BEJARANO FUE CONDENADA A CADENA PERPETUA EN NOVIEMBRE DE 2014, PERO ESTABA PRESA DESDE 2010. POR SU CONDICIÓN DE INMIGRANTE Y LA LIMITACIÓN IMPUESTA POR EL IDIOMA, QUIZÁS HAYA SIDO LA ÚLTIMA PERSONA EN LA SALA DEL TRIBUNAL QUE ENTENDIÓ LO QUE PASABA EN ESE MOMENTO.
Reina Maraz Bejarano fue condenada a cadena perpetua en noviembre de 2014, pero estaba presa desde 2010. Por su condición de inmigrante y la limitación impuesta por el idioma, quizás haya sido la última persona en la sala del tribunal que entendió lo que pasaba en ese momento.
Maraz sólo hablaba y comprendía su lengua materna, el quechua. Se casó a los diecisiete años de edad y fue madre al poco tiempo, conviviendo bajo el yugo de un matrimonio violento. Llegó al país en 2009 y a los veintidós años fue detenida por el asesinato de su marido Limber Ramos en un horno de ladrillos en Florencio Varela. Su caso expone de manera evidente las situaciones que debe enfrentar ante la Justicia argentina una mujer en estado de extrema vulnerabilidad por su condición de migrante, indígena, pobre y víctima de todo tipo de violencia.