Por Héctor Bernardo
El aumento desmedido de la gasolina produjo un estallido social en todo México. Ante la reacción popular, la respuesta del Gobierno de Enrique Peña Nieto fue una dura represión. Las comparaciones entre el proceso neoliberal en el país azteca y los recientemente iniciados en Argentina y Brasil son inevitables.
Contexto dialogó con el filósofo mexicano Fernando Buen Abad sobre las consecuencias y posibles salidas de este nuevo conflicto, el rol de la izquierda, los organismos internacionales y los medios de comunicación.
– ¿Qué lectura hace de este nuevo estallido social en México?
– El gasolinazo no es más que la gota que derrama un vaso colmado de hartazgo, de horror, de profunda decepción frente a los fraudes electorales y la conducta de los partidos políticos. El gasolinazo es una especie de catalizador a través del cual la gente está dejando fluir todo su dolor, como quien corta una superficie infectada para dejar fluir todo lo que le estaba haciendo mal.
México es el quinto productor mundial de petróleo, le exporta el crudo a Estados Unidos y luego le compra la gasolina. Eso es una aberración. Eso demuestra cómo se ha pactado un sangrado de recursos energéticos de nuestro país.
– ¿Cuál ha sido la respuesta del Gobierno?
– La excusa que da Peña Nieto es que el aumento del petróleo produce el aumento de la gasolina. Es una mentira más. Es un cínico y eso produce más irritación. Además, desde el Gobierno inventaron una “reforma energética” prometiendo que no iba a haber aumentos. Incluso se dijo que iba a haber disminución de costos en el gas, en la energía eléctrica y en gasolina, pero hicieron exactamente lo contrario.
– ¿Cuál puede ser la consecuencia de este estallido social?
– En México necesitamos que haya una dirección política de izquierda capaz de estar a la altura de este malestar y ser capaz de conducir este momento histórico en que la movilización es nacional. Están surgiendo frentes de protesta en lugares inimaginables, donde la gente no se había expresado en décadas. Hay toma de avenidas, de calles y plazas, bloqueos de carreteras. Pero la pregunta es si hay en este momento en México una fuerza política capaz de darle lugar a toda esta rabia y caminar junto a la protesta dándole dirección política.
Hasta ahora, la única fuerza que parece puede asumir ese rol es MOERANA, con López Obrador. Cuando Peña Nieto preguntó de manera cínica “¿Ustedes qué hubieran hecho?”, López Obrador dijo: “Nosotros hubiéramos comenzado por preguntarle a la gente. Hubiéramos comenzado por poner el interés de los mexicanos antes que el interés de las trasnacionales que se están adueñando del petróleo”.
– ¿Le parece llamativo que organismos como la OEA, que no se cansan de atacar a Venezuela, guarden silencio ante lo que pasa en México?
– Parece muy llamativo que Luis Almagro (secretario general de la OEA), tan rápido a la hora de pedir aplicación de la Carta Democrática contra Venezuela, guarde silencio frente a la violación de los derechos humanos en México, frene a esta agresión a la economía popular con todos los aumentos a la luz, el gas, el agua, la gasolina, y frente a la violación de los derechos humanos que ha implicado la guerra contra el narcotráfico, que hasta el día de hoy no ha logrado un solo triunfo después de doce años de gastos de miles de millones de dólares y que lo único que ha producido es profundizar la tragedia.
– ¿Cuál ha sido el rol de los medios?
– Los medios de comunicación han tratado de anestesiar la realidad. Por un lado, han tratado de minimizar la importancia del aumento de la gasolina, apoyando la campaña del Gobierno para justificar el aumento. Por otro lado, específicamente Televisa, han desatado una arremetida feroz contra los líderes sociales que están naciendo de esta coyuntura. Al gasolinazo el pueblo ha dado como respuesta el surgimiento de liderazgos que no imaginábamos, especialmente jóvenes contra los que se está desatando una campaña de criminalización acusándolos de vándalos. Pero se ha demostrado que el propio PRI ha organizado saqueos para luego echarles la culpa a los líderes que han surgido de la protesta. Una vez más, los medios criminalizando a los líderes sociales.
– ¿Ve un paralelo entre lo que pasa en México y en otros países de la región?
– Estamos viendo en México el futuro de Argentina. No solamente por la vinculación de toda la plana de delincuencia organizada secuestrando el aparato del Gobierno, sino que ahí están dibujadas claramente las medidas neoliberales que implican la aceleración del aumento de costos de todos los servicios, lo que implica además un mensaje mafioso que es que nada de esto cierra sin represión.
Hoy México es como la bola de cristal de los adivinos donde se puede ver el futuro inmediato de Argentina y de gran parte de la región. Es un gran laboratorio de experimentación neoliberal, criminal e impúdica.