Por Flavia Delmas (desde La Pampa)
El fuego en el verano pampeano suele ser un escenario lastimosamente conocido, pero, desde hace más de un mes, más de 963.016 hectáreas han sido consumidas por el fuego, de acuerdo con la información brindada por Defensa Civil, lo que conlleva una périda de más de mil millones de pesos.
El jefe de bomberos de General Acha, oficial inspector Jorge Daniel Recuero, cuenta que desde el 13 de diciembre comenzaron a trabajar en su localidad y no se detuvieron hasta ahora. Estuvieron trabajando en Chacharramendi, Puelches, Cuchillo Có, Unanue. Aclara que “algunos fuegos han sido intencionales”, en referencia a los incendios de las últimas semanas, ya que de esa manera “tienen acceso a los campos para delinquir”. La cuestión es que un pequeño incendio termina en desastre. Cuenta que “encontraron cuatro personas incendiando que terminaron quemando quinientas hectáreas”. En otra oportunidad registraron negligencia, “un hombre se puso a quemar basura y se incendiaron mil hectáreas”, y aclara que “lo de las colillas de cigarrillos es un mito”.
Aún hoy hay desparramados focos en toda la provincia y se han sumado a la labor también brigadistas de parques nacionales. La tarea es sumamente dura, ya que “se trabaja contra fuego, en limpiar picadas.
Explica que “cuando el fuego escapa a las posibilidades del cuartel, llaman a Defensa Civil, que se encarga de la estrategia para combatirlo con el plan nacional de defensa del fuego”.
El cuartel que dirige está compuesto en su mayoría por “personal femenino. Las mujeres trabajan excelente. Ellas son las que retiran los cuerpos en los accidentes, las personas muertas o heridas. Yo soy el que asigna las tareas y pienso en el desgaste físico. No se discrimina a nadie”, sostiene Recuero.
El ministro Bergman ha dicho disparates
Consultado el jefe de bomberos de General Acha por los dichos y el accionar del ministro de Medio Ambiente, Sergio Bergman, afirma que “ha dicho disparates, cosas descabelladas. Dijo que no se trabajó o que el fuego es un hechizo. Primero hay que evaluar y ver, observar cuál es la situación. Él estuvo dos horas, desconoce las causas y las condiciones. Vino a culpar a la gente de La Pampa, no sé si tiene conocimiento, aunque creo que no. No sabe lo que es una contrapicada, hicimos contrapicadas de sesenta metros de ancho y el fuego pasaba como si nada”.
Mujeres que atacan el fuego
Paola Muñoz tiene veintidós años y vive en General Acha, una de las localidades pampeanas que ha conocido el fuego muy de cerca. Hace dos atrás un amigo le empezó a contar qué hacían los bomberos y ella quiso entrar para experimentar. La experiencia fue muy diferente a lo que imaginaba.
Cuando ingresó, “todo era desconocido”, lo que más le costó fueron los accidentes vehiculares, verse cara a cara con la muerte. Y esa es una de las cosas que más le afectan en estos días: “Me da mucha angustia ir por la ruta y ver los animales quemados y no poder hacer nada”.
Desde mediados de diciembre, Paola no ha tenido descanso, “en General Acha había tres o cuatro salidas por día, pero el primer incendio grande al que fui fue en Chacharramendi, un pequeño pueblo del oeste pampeano. Era muy distinto del fuego de Acha, las llamas tenían quince metros de altura”, lo que le resultó un impacto enorme.
Cuenta que “el problema es que no sabés cómo se va a comportar el fuego. En un incendio forestal nos manejamos mucho con el viento. Siempre tenés que tener un escape y siempre tenés que estar acompañada. En apenas segundos el fuego te puede rodear. Si bien tenemos ropa para los incendios, al lado del fuego es impresionante el calor y el humo que no te permite ver nada y no te da tiempo de nada, no puedo pensar en otra cosa cuando estoy ahí, sólo en que se termine lo antes posible”.
En el cuartel hay veintiséis personas, de las cuales el 80% son mujeres. Cuando ella llegó estaban la mayoría de sus compañeras y hace tres meses se sumó otra mujer.Ella es la menor, el resto tiene entre treinta y cuarenta años. Tiene novio y dice que el acompañamiento y la comprensión de la pareja es fundamental: “tienen que entender, hay veces que pasas días enteros afuera”.
Cuando la consulto por cómo se llevan en el lugar con las demás bomberas y bomberos, muchos de quienes sólo ve en esa oportunidad, ya que son convocados por Defensa Civil desde distintos lugares de la provincia, no duda: “Nos llevamos muy bien cuando trabajamos”, y asegura que al menos en su cuartel “no hay mujeres ni varones, somos todos iguales”.
Paola participó en las olimpíadas de bomberos con otras cuatro compañeras de La Pampa y salieron campeonas nacionales, entrenaron en General Pico y apenas se conocían cuando llegaron a la competencia.
“La gente cree que nuestra tarea es apagar fuego y nada más”, reflexiona, “también se rescatan personas, se trabaja en incendios estructurales, es decir, los que son de viviendas, entre otras tantas tareas”.