Por Fernando M. López
La gobernadora María Eugenia Vidal reapareció muy bronceada este lunes junto a Mauricio Macri en la residencia presidencial de Olivos y luego visitó un centro barrial de Vicente López, donde disputó un partido de ping-pong con el intendente Jorge Macri y trató de justificar su ausencia durante la catastrófica inundación que vivieron la semana pasada los habitantes del noroeste de la provincia de Buenos Aires.
Pese a que hubo un muerto y miles de bonaerenses perdieron todo lo que tenían bajo el agua, Vidal dijo que no pudo suspender sus vacaciones en México porque necesitaba un “descanso” con sus hijos “después de un año muy difícil, con muchos cambios para ellos y para mí, con dificultades y habiendo pasado situaciones de mucha dificultad personal”.
Aunque, en rigor de verdad, la presencia de la mandataria no garantiza nada. Lo saben bien los vecinos de extensas zonas del partido de La Plata y otros puntos de la provincia, que desde hace más de un mes, con altísimas temperaturas, vienen padeciendo la falta de un servicio tan esencial como el agua potable.
A pocos meses de haber asumido, Vidal aplicó por decreto un fuerte tarifazo en las facturas de Aguas Bonaerense S.A. (ABSA), pero hasta ahora hizo poco y nada por mejorar el servicio, que cada vez es más deficiente.
“Seguimos reclamando soluciones para los miles de vecinos de La Plata afectados por el mal servicio de ABSA en distintos barrios. Pedimos que la empresa regularice la provisión de agua potable.»
Vecinos platenses manifestaron en las últimas horas que la situación “es crítica” en Hernández y Gonnet, ya que no tienen “ni una gota de agua”, y exigieron una solución urgente a las autoridades provinciales.
La misma indignación se siente en otras zonas de la Región Capital, como Tolosa y Los Hornos, donde también se denunciaron cortes del suministro.
Sin embargo, las críticas no sólo corrieron por el lado de la oposición. El presidente de la Coalición Cívica bonaerense, Oscar Negrelli, dijo que, como “parte de Cambiemos”, le “cuesta entender la decisión de la gobernadora de cambiar al director de ABSA pero mantener a toda la línea gerencial”.
Vecinos platenses manifestaron en las últimas horas que la situación “es crítica” en Hernández y Gonnet, ya que no tienen “ni una gota de agua”, y exigieron una solución urgente a las autoridades provinciales.
“La línea gerencial fue la responsable del fracaso de la empresa y de un modelo que enriqueció a unos pocos a costa de una prestación del servicio malísimo”, enfatizó en declaraciones radiales.
No potable
A los frecuentes cortes del servicio, debe sumarse el agua no apta para el consumo que suministra ABSA en Gonnet y Villa Castells. El año pasado, luego de confirmar un alto nivel de salinización, la Justicia de Faltas de La Plata dispuso que se debía proveer agua potable envasada y ordenó a la empresa abstenerse de cobrar la tarifa desde julio de 2016.
Recién este mes Raffaelle Sardella, presidente de ABSA, presentó públicamente un plan de obras para dar una solución al problema, aunque lo cierto es que los 30.000 usuarios afectados deberán esperar al menos un año para volver a consumir agua de la red.
Según explicó el funcionario, se instalará una tubería de impulsión que vinculará el acueducto proveniente de la planta potabilizadora ubicada en Punta Lara con la red de distribución de Gonnet y Villa Castells. La impulsión tendrá una longitud aproximada de 9.000 metros y se ejecutará con PVC de 400 milímetros de diámetro.