El intendente de Mar del Plata por la alianza Cambiemos, Carlos Arroyo, se mueve a gusto en el clima de rebrote de la teoría de los dos demonios y de negacionismo y reduccionismo sobre el accionar de la última dictadura cívico-militar fomentados por el Gobierno nacional y su medios afines. En la semana que transcurrió, afirmó su deseo de restituir en las paredes del Concejo Deliberante de esa ciudad el cuadro del represor y primer caído en Malvinas, el capitán de fragata Pedro Giachino. La iniciativa generó el rápido rechazo de concejales, sobrevivientes y familiares de desaparecidos y de organizaciones de derechos humanos.
El cuadro había sido retirado en 2011 por pedido de organismos de derechos humanos de la ciudad balnearia. La Comisión Permanente por la Memoria, la Verdad y la Justicia le requirió al presidente del HCD Marcelo Artime que quite el cuadro, que compartía espacio con 436 rostros de desaparecidos y otros ex combatientes. La medida fue apoyada incluso por algunas agrupaciones de ex combatientes de Malvinas, como el CECIM de La Plata y la red Compromiso Social con Malvinas.
La postura de Arroyo ensalza un costado del perfil del marino mendocino y radicado en Mar del Plata: que sea el primer caído en Malvinas y su condecoración con la Cruz al Heroico Valor en Combate, máximo reconocimiento que dan las Fuerzas Armadas.
Esta semana, el intendente confeso defensor de la última dictadura dio a conocer la idea. El miércoles, en declaraciones a una radio marplatense, dijo no saber si Giachino “fue bueno o malo”. “No puedo saberlo porque no lo conocí. Pero sí sé que fue el primer soldado en derramar sangre en las islas Malvinas”.
En la mañana del 24 de marzo tuvo lugar en el Concejo Deliberante marplatense una sesión especial por el día de la Memoria, la Verdad y la Justicia. El intendente no participó, al igual que la mayoría de sus funcionarios.
El heroísmo que defiende Arroyo choca con el otro costado del perfil de Giachino como represor. Alfredo Molinari, ex subordinado del marino, denunció ante un juez federal de Santiago del Estero que Giachino le ordenó en 1977 matar a un detenido encapuchado y arrodillado. Molinari se resistió y en su testimonio afirmó que Giachino le contestó: “Basura, usted no se merece ser un infante de Marina, mándese a mudar de aquí”.
Gabriel Della Valle, sobreviviente del centro clandestino de detención que funcionó en la Base Naval de Mar del Plata, declaró en 2012, en el marco de una audiencia de un juicio por crímenes de lesa humanidad, que Giachino lo interrogó bajo tortura. Lo reconoció años después de haber sido torturado, cuando vio la foto de Giachino en los diarios por ser el primer muerto argentino en la guerra del Atlántico Sur.
Giachino también fue identificado como represor por testimonios del Juicio de la Verdad y por sobrevivientes de la Esma, quienes dijeron haberlo visto allí.
“Cuando hablamos de héroes, no todos están en igualdad de condiciones, porque un genocida no es héroe. Alguien que fue parte de la represión contra el pueblo argentino no puede nunca ser un héroe”, dijo a Contexto Yamila Zavalla, abogada marplatense de Abuelas de Plaza de Mayo y miembra de la Comisión Provincial por la Memoria. “Es totalmente repudiable lo de Arroyo, aseveró.
La concejala del FpV Marina Santoro presentó una resolución en el Concejo Deliberante para que se repudie y rechace el propósito de Arroyo. «No hablamos de cualquier persona, sino de un represor que fue señalado y reconocido por sus víctimas”, apuntó. Y añadió: “No podemos hablar de Memoria, Verdad y Justicia si permitimos que esta figura vuelva a ser reivindicada en el HCD, que es la Casa del Pueblo».
La asociación de Familiares de detenidos, desaparecidos y víctimas del terrorismo de Estado emitió un comunicado firmado por su presidente Carlos Fernández Díaz, en el que afirma que, “como en marzo de 2012, nuevamente tenemos que esclarecer a la opinión pública respecto de los motivos por los cuales hemos solicitado se quitara el cuadro de Pedro Giachino del Honorable Concejo Deliberante”.
Agrega que Giachino, “más allá de las circunstancias de su muerte, no fue juzgado por los crímenes que cometió por estar muerto, caso contrario, hubiera sido uno más de los miembros de las Fuerzas Armadas que tendría que haber explicado a la Justicia sobre su accionar en el periodo más oscuro de nuestra historia”.
Y ante la iniciativa del intendente marplatense de restituirlo en el HCD, sostienen que “nos vemos en la obligación de recordar estos hechos y mantener firme nuestra postura y nuestra negación a que se homenajee en el recinto de la democracia a un cómplice del genocidio perpetrado entre 1976 a 1983”.
En el legajo del oficial naval ascendido posmortem, se pueden leer sus principales aspiraciones como militar: “Ocupar un puesto que me permita intervenir activamente en la lucha contra la subversión” y “efectuar el Curso de Guerra Subversiva en la Escuela de las Américas de Panamá”.