Analía Eva “Higui” Dejesús está presa desde el Día de la Madre, detenida por haberse defendido de una patota que la golpeó, la tiró al piso y la amenazó con una violación colectiva y correctiva para “sacarle lo tortillera”.
Cuando Higui salía de la casa de un familiar, en el barrio Mariló de Bella Vista, se cruzó con Cristian Ruben Espósito, un vecino de ese barrio que junto con sus amigos ya la habían amenazado en constantes ocasiones (incluso llegaron a quemarle su casa, con el perro dentro, lo que hizo que decidiera mudarse), por lo que andaba armada con un cuchillo de cocina.
“Te voy a hacer sentir mujer, lesbiana”, le dijo Espósito, al tiempo que la tiró al piso y comenzó a golpearla. Higui no supo cuántos eran, sólo que eran muchos por la cantidad de patadas que estaba recibiendo. Cuando empezaron a rasgarle la ropa, Higui le dio un puntazo a Espósito, que estaba encima de ella y salió corriendo. Analía Eva estuvo inconsciente unas horas; cuando despertó, estaba en una comisaría.
Desde octubre hasta enero María Luba Lazarczuk fue su defensora oficial, pero no hizo nada por su caso; ni siquiera apeló la detención pedida por el fiscal Germán Muñoz, de la Unidad Fiscal N° 25 Islas Malvinas. La letrada tampoco se detuvo a pedir los peritajes correspondientes
Casi de casualidad, Carolina Abregú, de las Defensorías de Género, conoció a Higui en el Destacamento Femenino de Villa Maipú, San Martín, cuando fue a ver a otra detenida. Desde ese momento empezó a difundirse la causa. Fue entonces cuando Raquel Hermida Leyenda, abogada criminóloga, se hizo cargo de su defensa, quien ya solicitó que se avance con los peritajes correspondientes. Una vez que estos terminen, pedirá la domiciliaria para Higui.
Antes de la intervención de Hermida Leyenda “el proceso venía muy lento”, comentó en diálogo con Contexto Azucena, hermana de Higui. “Sabemos que no es fácil porque hay una muerte de por medio; pero también hay un abuso”, agregó.
Detenida por mujer, lesbiana y pobre
Analía Eva se ganó el apodo de Higui por ser arquera de fútbol en El Boli, cancha del barrio Obligado, y atajar como René Higuita, portero colombiano famoso por cubrir las pelotas como un escorpión. Higui viene de una familia de barrio y antes de su detención se ganaba la vida cortando pastos y haciendo trabajos de albañilería.
«Nosotros entendemos que sigue detenida porque es mujer, lesbiana y pobre. Por eso todavía está presa y la Justicia no le da una respuesta», comentó en diálogo con Contexto María Rachid, secretaria general de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (FALGBT).
Estos estigmas con los que la Justicia carga contra Higui hacen que pierda los derechos con los que normalmente contaría. El Código Penal, en el artículo 34, establece que la violencia no es punible cuando se obra “en defensa propia o de sus derechos”. Si una persona, por ejemplo, se defiende de un robo que termina con la muerte de quien intentaba robarle, por lo general queda en libertad por legítima defensa.
“Creemos que está privada de su libertad porque existe un sistema patriarcal que se alimenta y sustenta la violencia hacia lesbianas y mujeres bisexuales”, denunció a este medio Paz Dellacasa, coordinadora de La Fulana, colectivo que nuclea hace más de dieciocho años a mujeres lesbianas y bisexuales, participante de la mesa de trabajo “Justicia por Higui”.
“Este sistema aprueba las violaciones correctivas como método de domesticación y, a través de la violencia y la discriminación, nos sigue queriendo normalizar”, comentó la militante de La Fulana.
Rachid sostuvo que la detención de Higui se da en el marco de un recrudecimiento de la violencia institucional producto de un Estado que lo avala. «Eso se traduce en las poblaciones más vulneradas por la violencia y la discriminación, y por supuesto el colectivo LGTBI
es una de esas comunidades», explicó.
La referente de la FALGBT recordó la razia policial en el marco del Paro Internacional de Mujeres, en la que la «cacería» se dio fundamentalmente a las mujeres lesbianas, y la persecución que están viviendo particularmente las personas trans.
«Este aval hace que vuelvan viejas costumbres, que no se habían erradicado del todo, pero habían disminuido mucho porque había resortes concretos a donde recurrir. Había una respuesta», sostuvo, y agregó que estos mecanismos no están funcionando como antes.
Hoy la consigna “Libertad para Higui” se hace eco en las redes sociales, al tiempo que numerosas agrupaciones de derechos humanos y del movimiento de mujeres demuestran, con diversas actividades, su apoyo.
Si bien Higui está “bajoneada” por la situación que atraviesa, también “está enterada de la revolución que tomó todo esto y está muy contenta por eso y esperanzada”, relató Azucena.