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La Vieja Bis: Década ganada

La calle 78 bis era de tierra, oscura y descolorida. Todavía degustando el trago amargo que había dejado la tragedia de Cromañón, y con un puñado de canciones compuestas en guitarra acústica, ocho adolescentes le daban vida, allá por febrero de 2005, a la primera formación de La Vieja Bis. Fue en el garage de uno de los pibes que vivía entre las calles 22 y 23, en el barrio Altos de San Lorenzo. “Casi todos los miembros fundadores viven en la misma cuadra. El único que no vivía en esa calle era yo, que estaba a dos cuadras” aclara Cocucha y devela el secreto detrás del nombre del grupo: “Cuando nosotros éramos niños todo nuestro barrio parecía una jungla, no había nada. Ahora está re moderno, creció un montón, pero en ese entonces parecía viejo. La primera vez que tocamos en vivo fue un fin de año en la esquina de 22 y 78 bis. Y le pusimos el nombre a la banda por la calle”. Con el paso del tiempo la formación fue decantando en el formato de quinteto que ahora define el sonido y la dinámica compositiva del grupo.

¿Cómo ves la evolución musical de la banda a lo largo de esta década?

Empezamos tocando en una banda de barrio, pero siempre nos importó mucho más la música que cualquier otra cosa. Entonces si vos escuchas nuestros tres discos vas a ver que son diferentes y entre ellos hay saltos de calidad. La primera vez que entramos a grabar fue como la película de Johnny Cash, donde el loco entra con una guitarra y le dicen «grabá» y él toca la guitarra y canta de la única manera que conoce en la vida. Así fue nuestro primer disco, fue… no sé ni cómo fue (risas). En cambio ya para el segundo disco sabíamos lo que queríamos, pero tal vez no teníamos domada a la bestia. Éramos muchos al principio y después de diez años fuimos quedando Gabriel, Alejo, Mariano, Pepo y yo, los que más pasión tenemos por la música.

¿Y cómo les afectó la tragedia de Cromañón?

En aquella época no podíamos tocar en ningún lado. Durante todos esos años quedó un gran estigma sobre las bandas que tienen orígenes como el nuestro. Yo recién ahora después de diez años me puedo dar cuenta de eso, pero en nuestros comienzos pensaba que era así tocar rock, que era un quilombo, que era imposible. Por suerte ahora recuperamos las plazas, hay más bares, más lugares. Tardamos varios años en ir a otro lado de la ciudad, donde hay gente que cuando te ve en vivo rompe con todos sus prejuicios. Pero hasta que no te ven en vivo te encasillan, más con un nombre como el que tenemos, La Vieja Bis, tipo Viejas Locas.

¿Te sentís identificado todavía con las primeras canciones de la banda?

Ahora que festejamos los diez años agarramos el cofre y sacamos temas viejos, pero no podemos tocarlos idénticos a como los tocábamos años atrás, por el mismo motivo que nadie puede ir a besar a una ex novia. Este año vamos a editar un disco en vivo con el show de los diez años que hicimos el 18 de abril en el Galpón de las Artes. Hay temas de los tres discos pero tocados con el perfil musical que tenemos ahora, que es más hard rock, más funky. Los temas viejos son bastante más folk, porque los componía yo con la guitarra electroacústica. También grabamos el video de “Otro palo” ahí, que está terminándose de editar.

¿Cómo te imaginás el futuro de La Vieja Bis?

Nosotros no paramos nunca, seguimos componiendo, tenemos mil temas más. Componemos todo el tiempo. Incluso Pepo está sacando un disco doble solista. Va a ser un discazo porque él es un guitarrista muy especial, y tiene una voz hermosa. Pero también queremos armar un estudio propio y sacar un disco por año como hace Jack White o Pez. En algún momento sé que vamos a hacerlo. También me imagino algún día grabando un álbum acústico, ponele. Pero vamos a esperar a festejar los cincuenta años para hacer esas cosas.