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El represor Luis Patti volvió al banquillo de los acusados por más delitos de lesa humanidad

“Siempre pensé que lo tenían detenido. Nunca pensé que podían llegar a semejante barbarie”, afirmó el martes ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 3 de San Martín Juan Paulo Vergara, jubilado y periodista de 74 años, hermano de Ricardo Gabriel Giménez, por cuyo secuestro y asesinato comenzó a ser juzgado el ex subcomisario de Escobar, Luis Abelardo Patti, ya condenado a varias cadenas perpetuas por delitos de lesa humanidad durante la dictadura cívico-militar (1976-1983).

La fiscalía imputa a Patti los delitos de amenazas reiteradas, allanamiento, privación ilegítima de la libertad, imposición de tormentos, homicidio doblemente agravado por haber sido cometido con alevosía y con el concurso premeditado de dos o más personas en perjuicio de Ricardo Gabriel Giménez.

Durante su testimonio ante el tribunal, Vergara relató lo que pudo saber en aquel entonces sobre lo ocurrido en su casa materna en Escobar, donde vivía su hermano, su madre y una tía que estaba de paso. Aseguró que todos le dijeron que Patti era el jefe del operativo, coincidiendo además en que era “bajito y chueco”.

“Patti se valía de una 9 mm para tener poder y ser el rey en la zona”, afirmó Vergara, que llegó al tribunal acompañado por personal del Programa Verdad y Justicia del Centro Ulloa, que asiste a víctimas de violaciones de los derechos humanos, impulsado en 2011 desde la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

“Mi hermano era la cara visible. Ponía la cara arriba del escenario” cuando había actos del Sindicato Rural, afirmó. “Mi hermano era un militante peronista y también estaba en el diario El Actual. Era crítico de la realidad”, enfatizó el hombre, cuya primera reacción tras enterarse del secuestro fue presentar un hábeas corpus.

La noche del 7 de enero de 1976, durante el allanamiento y el secuestro, “se robaron cosas y revisaron todo. Se robaron la bomba de agua, la máquina de escribir de mi hermano y hasta cubiertos”, respondió ante preguntas del juez Germán Castelli y de la fiscalía.

Semanas después, el cuerpo de Ricardo, a quien “Patti había amenazado con que lo iba a matar”, aparecía cerca del río Luján. “Yo vi el cadáver en la morgue de Campana. Lo lavé. Tenía el diente quebrado de mi hermano. Su cuerpo estaba quemado y el rostro desfigurado. Tenía suelto el maxilar de abajo”, sostuvo con firmeza y voz clara. Poco después recordó, con ayuda del presidente del tribunal, que el cuerpo “tenía las manos y los pies cortados”.

Una versión más precisa de aquellos hechos ocurridos hace más de cuarenta años indica que el cuerpo estaba además maniatado, apuñalado y mutilado, y que fue enterrado como NN en el cementerio de Moreno y recién en 2008 la Justicia declaró que correspondía a Ricardo Gabriel Giménez.

Condenado a varias cadenas perpetuas, Patti está detenido en la cárcel de Ezeiza. Desde allí siguió la audiencia del martes. Al parecer tiene que orinar seguido. Interrogado por el juez Castelli sobre si podría presenciar la audiencia, Patti dijo que sí. “Si tengo que ir al baño tengo un timbre al lado”, respondió el ex hombre fuerte de la Bonaerense en la zona norte de Buenos Aires.

En abril de 2011, Patti fue condenado a prisión perpetua junto a los exgenerales Reynaldo Bignone y Omar Riveros por homicidios, secuestros y torturas cometidos durante la última dictadura militar. En mayo de 2016, el Tribunal Oral Federal Nº 3 de Rosario lo condenó a otra cadena perpetua por el secuestro y asesinato en agosto de 1983 de los militantes peronistas Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi, de la agrupación Intransigencia y Movilización.

Según la acusación, ambos fueron secuestrados en un bar de Rosario y entregados al personal del Comando Radioeléctrico de Tigre, a cargo de Patti. Según la prensa de entonces, los cuerpos aparecieron sin vida en el baúl de un automóvil.

Además de Castelli, integran el tribunal de San Martín los jueces Enrique Méndez Signori y Elbio Osores Soler. Castelli es el mismo juez que preside el Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata, que desde el 15 de mayo lleva adelante, con audiencias intermitentes y feria judicial mediante, el primer juicio por el accionar de la organización paraestatal de ultraderecha católica y peronista Concentración Nacionalista Universitaria (CNU) entre 1974 y 1976, que será reanudado el lunes próximo.

Entre tanto, el martes en San Martín, el hermano de otra víctima del terrorismo de Estado repitió que en Escobar desaparecieron 48 hombres y mujeres del grupo de setenta que se reunían para discutir sobre lo que pasaba en el país por entonces.

Vergara acusó a Patti de “haber destrozado a la Policía de Buenos Aires” y se preguntó por el “enriquecimiento” del ex subcomisario, apodado “El Loco”, quien en 1995 se convirtió en intendente de Escobar y que en 2006 fue electo diputado nacional, cargo que se le impidió asumir por los graves delitos que cometió durante la dictadura, y que no prescriben por tratarse de crímenes de lesa humanidad.


 

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