Mientras la candidata a primera senadora nacional de Unidad Ciudadana en la provincia de Buenos Aires, Cristina Kirchner, reclama al Estado “investigar quiénes y cómo se iniciaron los incidentes” del viernes a la noche tras la marcha por la aparición de Santiago Maldonado en Plaza de Mayo, los diarios Clarín, La Nación y Perfil ofrecieron alguna pista sobre quién pudo verse beneficiado con los hechos.
Con lo que fueron las tapas del día sábado, quedó en evidencia que la fuerte represión de la Policía de la Ciudad y las detenciones de manifestantes y periodistas sirvieron para que se hable de esto y no de la masividad de la convocatoria. Para el autodeminado “el gran diario argentino”, el título principal fue: “La marcha por Maldonado terminó con violencia: 20 heridos y 23 detenidos”.
La “tribuna de doctrina” también siguió por ese camino e informó: “Terminó con serios incidentes la marcha que reclamó por Maldonado”. En ambos casos, la foto de acompañamiento fue de personas tirando piedras y en actitud desafiante. Se obviaron los registros, que los había de miles en portales y redes sociales, de las salvajes agresiones de los efectivos de seguridad.
Primero lo primero: se había logrado ya evitar que las portadas reflejaran una plaza colmada –también Avenida de Mayo y las diagonales Norte y Sur– y el contenido de los discursos, en los cuales se apuntaba a la responsabilidad de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
En este escenario, a Perfil no le quedó otra admitir que “Maldonado llenó la Plaza”. Al ser un semanario (sólo sale impreso sábados y domingos), tiene un carácter más atemporal y suele cerrar sus ediciones temprano. Cuando la edición entró a imprenta, la movilización todavía se llevaba adelante. No obstante, se verá más adelante, para el domingo se sumó al tratamiento de sus competidores.
Este aprovechamiento mediático y las situaciones irregulares que se vivieron la noche del viernes provocaron un escepticismo generalizado en dirigentes políticos, organizaciones sociales y de derechos humanos, y en el público en generales sobre lo que realmente había ocurrido. En Twitter y en Facebook la hipótesis más recurrente fue la de una acción de “los servicios”.
Antes de expresar su preocupación por Twitter este domingo, la expresidenta hizo lo mismo durante el 2° Encuentro de Mujeres Sindicalistas realizado en Exaltación de la Cruz. Allí comentó: «Ayer vi cosas oscuras en la Argentina. Gente de civil sin identificación. Gente que parecía manifestantes y luego aparecía junto a la Policía (de la Ciudad) con un chaleco. Eso ya lo vivimos».
La jornada dominical twittera de la expresidenta empezó cerca de las 14:30 con la publicación del video y la frase “las imágenes que vas a ver en el siguiente video hace décadas que no se veían en nuestro país…”. Se refería a la “cacería de gente y de periodistas” –diría en otro tweet– que se desató por parte de personas que estaban en el lugar pero revelaron su identidad de agentes sólo cuando comenzaron sus disturbios.
Las imágenes que vas a ver en el siguiente video hace décadas que no se veían en nuestro país… pic.twitter.com/cGO3rfMs3C
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) September 3, 2017
“OTRA VEZ en horario televisivo y primetime. En esta oportunidad policías de civil disfrazados de manifestantes se pusieron un chaleco y empezaron una cacería de gente y de periodistas. La democracia degradada y puesta al servicio de un spot televisivo. El Estado debe investigar quiénes y cómo se iniciaron los incidentes y también identificar quiénes son los policías de civil disfrazados de manifestantes que gasearon, golpearon y detuvieron a personas”, desarrolló CFK en varios posteos.
Desde más temprano, los periódicos ya avanzaban con la segunda fase de su estrategia discursiva. ¿Ya adivinaron? ¡Sí, correcto!, vincularon al kirchnerismo y a cristinismo con lo sucedido y victimizar a Mauricio Macri. Así de directo fue La Nación: “El Gobierno apunta al kirchnerismo por los disturbios en la marcha”. En el desarrollo de esa nota, la cuestión se hace más rebuscada y direccionada. Aquí los dos párrafos más destacados:
«El hermetismo sobre las investigaciones fue absoluto. ‘Se está investigando a todos los detenidos y no se informará nada oficial hasta que haya resultados. Pero hubo intendentes bonaerenses kirchneristas que enviaron micros a la marcha’, adelantó a LA NACION una fuente de la Casa Rosada.»
«No descartaron, empero, que hubiera infiltrados violentos externos entre sus aparatos municipales. En la mira están los municipios kirchneristas: La Matanza (Verónica Magario), Berazategui (Patricio Mussi), Avellaneda (Jorge Ferraresi) y Moreno (Walter Festa), entre otros.»
La empresa de Fontevecchia reflejó la supuesta preocupación del Gobierno de que “se agite un clima de violencia preelectoral”. En ese posible esecnario no “estaría descartada la vinculación del kirchnerismo”, según el artículo firmado por Ezequiel Spillman. También acá aparecen los cucos de siempre: “Un sector de la Casa Rosada no descarta que haya habido intendentes ultrakirchneristas que hayan colaborado en las sombras con estos grupos”.
Es muy interesante que en la misma publicación se habla de “una hipótesis que nadie pudo confirmar oficialmente aún”. Perfecto. Y otra cosas más interesante aun es que los señalados son los distritos donde más aceptación tuvo la boleta de Unidad Ciudadana en las PASO. La organización Quebracho, su exlíder Fernando Esteche y Luis Delía también aparecen metidos en una ensalada de nombres.
No es la primera vez que desde el macrismo y desde estas firmas mediáticas se busca relacionar misteriosos y anónimos atentados con Cristina Kirchner. La última vez fue a partir de una seguidilla de episodios que tuvieron como punto más alto el incendio de dos autos en la explanada del edificio del Ministerio de Seguridad provincial. La saga también había comprendido roturas en la Legislatura bonaerense, en el edificio Anexo del Senado y en un cajero automático de un banco privado; todo en La Plata.
En esa ocasión, el canal TN insistía con una “Argentina violenta” y los trolls del macrismo lograban que la tendencia de Twitter de la tarde del viernes 25 de agosto fuese #DejaDePonerBombasCFK”. La campaña había sido resultado de un llamado virtual a “repudiar los atentados”. Es un esquema que se repite y que, seguramente, se va a mantener e intensificar de a cara las elecciones generales de octubre.