El 9 de octubre de 1967, Ernesto “Che” Guevara era asesinado por orden de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos en La Higuera, Bolivia. El guerrillero heroico se transformó en banderas, canciones, poemas y tatuajes. Su apodo, “el Che”, condensa los valores más profundos de quienes creen fervientemente que un mundo mejor es posible. Sus asesinos tal vez nunca entendieron que se puede matar un cuerpo pero no hay balas que maten a las ideas.
A cincuenta años de su muerte, Contexto habló con una serie de especialistas que demuestran que aún en ámbitos tan diversos como la sociología, el periodismo y la historia, el legado del Che está más firme que nunca.
La periodista cubana Maylin Vidal, corresponsal en Argentina de la agencia de noticias Prensa Latina, aseguró: “Es inevitable sentirnos movidos por la grandeza del Che y por todo lo que nos ha dejado a los jóvenes cubanos y a los jóvenes periodistas en especial”.
“Más allá de lo que representó y representa su figura, en especial en estos tiempos tan convulsos, el Che también fue un gran periodista. Dejó plasmada su sabiduría infinita en sus escritos, en libros y artículos”, remarcó.
Vidal concluyó que “los periodistas de Prensa Latina nos aferramos a ese legado que nos dejó para seguir su ejemplo. En nuestro caso, seguir su ejemplo con la pluma. Como diría el gran Premio Nobel argentino, Adolfo Pérez Esquivel, debemos hacer caminar la palabra desde la justicia social, desde la lucha por los oprimidos. Trabajar convencidos de que hay un mundo mejor y que ese mundo mejor es posible”.
En la misma línea, la socióloga y doctora en historia, Paula Klachko, coautora del libro Desde Abajo, desde Arriba, destacó que “hay tanto que se puede decir de Ernesto Che Guevara: guerrillero heroico, revolucionario nuestroamericano, argentino, profundamente internacionalista, marxista, leninista. Un hombre de carne y hueso que está lejos de la lectura romántica y vaciada de contenidos que pretende imponer el marketing del capitalismo”.
“Desde el campo popular rescatamos su coherencia, su humildad, su entrega total, su capacidad, su inteligencia, su generosidad. Todos valores que también se encuentran en miles de héroes anónimos que fueron silenciados por la historia, pero el Che, como cuadro político, logró expresarlos y sintetizarlos”, señaló.
Klachko afirmó que “es importante marcar también su tenacidad, no solo para dar la lucha práctica, sino también para dar la lucha teórica. Se comprometió con un estudio sistemático que le permitió, junto a su práctica revolucionaria, ser un gran elaborador teórico”.
“El legado del Che es la continuidad de la lucha contra el capitalismo, contra el imperialismo en todos los planos posibles. Hoy, esa lucha se tiene que traducir en defender las revoluciones actuales por los caminos únicos y originales por los que transitan. No hay que olvidarse que al Che lo mató la CIA, la misma que hoy está tratando de asfixiar a la Revolución Bolivariana. Por lo tanto, el legado del Che hoy nos convoca a apoyar las revoluciones de carne hueso, las luchas que logran articularse y llegar a disputar poder desde los gobierno de los Estados. Hay que apoyar esos procesos con la misma coherencia que lo hizo el Che”, concluyó Klachko.
Por su parte, Carlos Ciappina, profesor de Historia de América Latina, remarcó que “el Che es una figura enorme de toda la historia Latinoamericana y con proyección mundial. Deja varios legados, uno de los cuales es el compromiso profundo con la política como expresión de un proyecto revolucionario. Una vocación centrada en la voluntad de transformar la realidad. Otro de sus legados es el convencimiento de que era y es posible construir una sociedad que no esté basada en la explotación del hombre por el hombre, lo que representa un legado enorme en términos éticos y sociales”.
“Otro de sus legados, que intenta ser borroneado por los proyectos neoliberales, es que el Che no concebía ningún proyecto social que no fuera colectivo. Su figura es excepcional por su capacidad de convocatoria y conducción, pero siempre siguiendo y acordando lo que el grupo había decidido democráticamente”, aseguró.
Ciappina concluyó que “si hay alguien que ha representado la profunda relación entre pensamiento, voluntad política y acción, la coherencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que hace, ese es el Che”.