Aunque la historia del italiano haciendo rock en Argentina sea una trama cargada de simbolismos, Riccardo Dessupoiu rápidamente evitó las comparaciones: al frente de Argonauticks -el grupo que formó en 2008, a pocas semanas de haber llegado desde Trieste a La Plata-, Dessupoiu se reveló como un cantante de personalidad cálida e histriónica, moviéndose al frente de un proyecto de ADN rítmico -entre el rock, el funk y la psicodelia- y sumamente hiperactivo. En tan sólo ocho años Argonauticks grabó tres discos, acumuló un gran número de shows y se transformó en uno de los fusibles más vistosos y movedizos de la escena local de finales de la década pasada. Pero ese ritmo vertiginoso los terminó apagando en 2012, poco después de la salida de Opticks, su último trabajo, como consumidos por su propio fuego.
«Fue un año y medio que pasamos noches enteras adentro del estudio, ahí nos terminamos quemando. Pero siempre estuvo latiendo la idea de volver», dice Dessupoiu unos días después de la fecha regreso de Argonauticks en The Roxy, donde el grupo fue invitado por el Mono «Rocambole» Cohen para tocar en la presentación de su libro «Arte, diseño y contracultura». A dos años de su separación, la banda que completan Fran Muñoz -en guitarra y voz-, Nicolás Raffino -teclados-, Matías Castro -bajo- y Anator Emar -batería- ingresa ahora en una segunda etapa mucho menos impulsiva y más sesuda.
«Nosotros fuimos siempre muy ansiosos y nuestra música lo refleja»
Mientras por separado mantienen sus proyectos paralelos -Dessupoiu y Muñoz trabajan también en sus respectivos discos solistas-, el quinteto ya tiene fecha confirmada en la ciudad -19 de junio en Ciudad Vieja- y está grabando un simple para sellar el regreso. «Son dos canciones que quedaron del último disco y son para mí como el caballo de Troya. Es como una metáfora de nuestra vuelta», dice el Tano.
¿Qué los detuvo en aquel momento?
Más que nada fue el cansancio y esa búsqueda idiota de querer ser reconocido por los demás. Ahí salieron los egos de cada uno y nos empezamos a bastardear entre nosotros. A lo lejos te das cuenta de que fue una cagada, pero ahora estamos más cuidándonos entre nosotros que pensando en los demás. Volvimos mucho más maduros.
¿Creés que las expectativas les jugaron en contra?
Sí, teníamos muchas expectativas… Nosotros fuimos siempre muy ansiosos y nuestra música lo refleja. Queríamos las cosas al toque, y hay que aprender a dejar que el tiempo fluya para que lleguen los resultados. De hecho, no es casualidad que nosotros estemos volviendo ahora.
¿Cómo vivieron entre ustedes el show regreso en el Roxy?
Fue una bomba, hicimos tres ensayos y nunca sonamos tan bien. Cuando nos invitó el Mono yo pensé que iba a hacer la presentación en Pura Vida, y terminó siendo ahí, frente a tipos como Skay Beilinson. ¡Estábamos re emocionados! Terminamos de tocar y vino Skay a decirnos: «Tienen un sonido muy fresco, son todos unas bestias, tienen que seguir…». Eso te levanta muchísimo el espíritu. Pero también está bueno que termine ahí, en ese momento, como en Instagram.
¿Cómo se modificó el sonido de Argonauticks después de estos dos años?
Instintivamente, mucho más prolijo, más efectivo. Y la esencia no la perdemos. Eso es algo que muchas bandas tienen que buscar por años y tal vez nunca la encuentren. Pero Argonauticks no la perdió nunca, no sé si de pedo, pero eso es una joya que tenemos que aprovechar.
Desde un plano personal, ¿cómo ves en perspectiva tu llegada a La Plata? Lograrse hacerte un espacio y se te respeta como artista.
Sabés que a veces flasheo un poco con eso pero no quiero darle mucha importancia, porque justamente es donde me saco de mi eje. Se que está eso, que hay un reconocimiento de músicos que yo admiro mucho, pero trato de centrarme en lo creativo. Es más: soy una persona bastante autocrítica, la mayoría de las cosas que hago a veces no me gustan, me focalizo mucho ahí. Pero sí, me siento parte de esta ciudad, viví muchísimo y la sigo viviendo muchísimo, la siento como otra ciudad mía más.
Me imagino que ahora estarás evitando cargar de expectativas este regreso.
Seguramente van a aparecer, pero quiero que las cosas se den porque se tienen que dar. Tenemos que concentrarnos en las cosas principales de una banda: tocar, hacer discos, ver más la parte creativa y después dejar que venga la que tiene que venir. A mí ya me emociona el hecho de volver con los chicos y tocar juntos.
Mirá el show regreso de Argonauticks en The Roxy: