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Otra vez el sable de San Martín caminó triunfante

Por Eduardo Aller

La caravana de Granaderos a Caballo se abría paso entre una multitud que aplaudía y vivaba al Libertador y a la Patria. El bullicio se mezclaba con el inconfundible ruido de los cascos de los animales cuando van marchando, con nervios y disciplina.

La escena podría referirse a las entradas victoriosas de Don José de San Martín en Buenos Aires, Santiago o Lima después de derrotar a los realistas españoles, en los inicios de las guerras por la independencia.

Pero no, todo eso ocurrió ayer en Capital Federal, cuando Cristina Kirchner recibió el sable corvo del General en la entrada del Museo Histórico Nacional para entronarlo en una emotiva ceremonia, cuando el reloj se pasaba minutos de las dos de la tarde en el edificio, ahora restaurado, de Parque Lezama.

Foto: Eduardo Aller
Foto: Eduardo Aller

Ese fue el final de una larga trayectoria que se había iniciado a las 11hs en el Regimiento de Granaderos a Caballo, en el barrio de Palermo, donde el acero descansaba desde mediados de los años sesenta por un decreto del dictador Juan Carlos Onganía.

Tres horas después llegó a Barracas, donde estará expuesto en una vitrina al alcance del público en general. El itinerario incluyó un homenaje a los caídos en Malvinas en Retiro y la bendición del cardenal Mario Poli en la Catedral porteña. De esta manera se cumplió el traslado dispuesto por la Jefa de Estado a través del Decreto 843/2015.

La cureña, que llevaba el arma sobre un paño rojo en un cofre de vidrio, alcanzó las calles Luis María Campos, Bullrich y las avenidas del Libertador, Leandro Alem, Rivadavia, Bolívar, Yrigoyen y Paseo Colón. La nota de color, sin duda, la pusieron los cientos de chicos que estaban disfrazados del prócer con gorro, pechera y espada de cartón.

Una fiesta popular y familiar

“Fue una convocatoria espontánea, de chicos, de jóvenes, de gente grande como yo, que muestra que se respalda este proyecto”, dijo a Contexto Raúl Mazzotta, un jubilado de La Boca, acompañado por su esposa.

Foto: Eduardo Aller
Foto: Eduardo Aller

“Me pareció muy importante y muy emocionante revivir estos recuerdos de la Patria que habían quedado olvidados; y más importante es que venga la Presidenta a dar testimonio”, agregó.

“Me pareció una jornada muy linda y emotiva; y en lo personal me hace acordar a mi infancia, porque fui a un colegio San Martín, y toda esta historia de los granaderos me conmovió mucho”, relató también a Contexto Ana, vecina del parque, que había asistido con su hija.

“Me parece excelente que la Presidenta festeje y celebre todas la fechas patrias de esta manera para que todos tomemos conciencia de quiénes fueron los que liberaron a nuestra América Latina”, reflexionaba Mariana, una kinesióloga que había concurrido con su hijo y un amigo del colegio.

“Antes esto no existía. Antes un feriado era un día aburrido en casa, y ahora los chicos saben y tienen conciencia de lo que pasa”, completó, mientras agitaba una banderita celeste y blanca con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada.

Foto: Eduardo Aller
Foto: Eduardo Aller

“Me levanté a las cuatro y media de la mañana para venirme con mi esposa desde Bahía Blanca”, comentó Fernando de la Fuente a este portal. “Vine la primera vez en el Bicentenario sin saber lo que se iba a hacer, y nos encontramos con una fiesta popular hermosa, y desde esa vez siempre que podemos estamos”, continuó para explicar la travesía. También destacó que “No conocía en detalle la historia del sable como la aprendí hoy”.

Para Mauro Albarracín, de 33 años, la “movida estuvo muy bien organizada, y demuestra que la gente está muy contenta y muy unida”. También destacó, siempre en diálogo con este medio, “cómo los pibes se enganchan con los granaderos y cómo las películas que se hicieron de San Martín y Belgrano acercaron la historia a la gente”.

El sable en su lugar y sin manchas

“Patria sí, colonia no” fue el canto preferido para recibir a la columna de Granaderos al momento de remontar las cuestas del Parque Lezama; y fue la Fanfarria del Alto Perú la que tocó la Marcha de San Lorenzo cuando la larga hilera de caballos ingresó por el portón de rejas del Museo.

Fue ahí que por cadena nacional pudo verse el momento en que el arma de mando era ubicada por la Primera Mandataria en la vitrina donde quedará en exposición. Así, volvió a estar en su morada inicial, luego de que los herederos de Rosas la donaran a esa institución.

El sable, una vez colocado en la vitrina. Foto. E. A.
El sable, una vez colocado en la vitrina. Foto. E. A.

El largo peregrinar del sable comenzó en Francia, cuando el testamento redactado por San Martín en su lecho de muerte en Boulogne Sur Mer lo depositaba en manos de Juan Manuel de Rosas por su defensa del país ante las potencias invasoras extranjeras. Una vez muerto El Restaurador, pasó al Museo, pero, ya en el siglo XX, fue robado por la Juventud Peronista en plena Revolución Fusiladora.

Recuperado por los militares, fue conseguido otra vez por militantes justicialistas que proponían llevárselo a Juan Domingo Perón en su exilio en Puerta de Hierro, en Madrid. Pero el onganiato pudo frustrar esa misión y decretó su custodia castrense y el fin de su exposición pública.

Cuando caía la tarde y el frío, una fila extensa todavía se formaba en la puerta del museo para ver el sable. Allí estaba quien escribe, que pudo ingresar tras media hora de espera. Tenía la inquietud de saber si era como decían: no muy extenso, sin piedras ni oros, con la hoja gastada por el uso y con los abollones de decenas de batallas.

Fragmento del testamento de San Martín. Foto: E. A.
Fragmento del testamento de San Martín. Foto: E. A.

Pero la confirmación más importante, la más tranquilizadora, fue saber, usando el zoom de la cámara de fotos, que no estaba manchado con sangre de sus compatriotas, ni de sus vecinos, ni de los caudillos federales, ni de mulatos, ni de indios. Era verdad.

Video de la Televisión Pública sobre la historia del sable

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Cristina: “Liberó a medio continente”

«El sable que liberó a medio continente estará a disposición de todos», destacó Cristina Kirchner, a través de las redes sociales, horas después de la ceremonia, según la agencia Télam.

“En este espacio, destino de su donación original, quedará en exhibición permanente bajo custodia de los Granaderos a Caballo para que todos y todas puedan conocer el célebre sable corvo de José de San Martín. La espada que liberó a medio continente”, agregó.

En Twitter, la Jefa de Estado recordó que el general San Martín “no quiso empuñar su sable contra sus compatriotas”, en el marco de las guerras civiles que desangraron al país tras la declaración de la Independencia.

La Presidenta comparte además extractos de la carta que el Libertador le envió a Rosas al cederle el sable: «Contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillar a la patria. Como prueba de satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con la que ha sostenido el honor de la república”.

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