Por Maximiliano Ceci
Las enfermeras de Evita aparecieron en un recorte de diario. Esa línea de la Fundación de Eva Duarte desconocida por Marcelo Goyeneche lo llevó en busca de las cuatro enfermeras que a través de su relato guían su documental-musical. “Lo que más me interesaba era ver la política sanitaria conjunta de Ramón Carrillo con Evita, pero desde la visión de las enfermeras. Cómo estas chicas se fueron transformando en cuadros políticos y en enfermeras profesionales cuando era impensado que pudiera suceder. La enfermería estaba ligada a la sociedad de beneficencia, a personas de condición muy humilde que ganaba sueldos paupérrimos. A partir de aquí, se profesionalizan, tienen una carrera de tres años, con una jornada de trabajo clara y un buen salario”, contó Goyeneche a Contexto.
“A mí lo que me interesa es analizar la historia poco contada de la Argentina. El peronismo atraviesa desde el 45 hasta hoy la historia de nuestro país, no lo podemos negar ni pasar por alto. Lo que más me preocupa es que el mismo peronismo se ha encargado de tapar hechos simbólicos tan grandes que tiene a lo largo de la historia. Por eso he decidido trabajar sobre el bombardeo del 55, la huelga de carne de Lisando de la Torre en el 59 y los años duros del tercer gobierno de Perón”, dijo el director de El día que bombardearon Buenos Aires (2004) y Carne viva (2007), y agregó la importancia del Archivo General de la Nación, que le permitió contar con todo el material de archivo que contiene su documental Las enfermeras de Evita, que esta semana abrío el Festival de Cine REC, organizado por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata.
El director, que no concibe la vida sin política, celebra que hablar de los procesos políticos en Argentina ya no sea una “mala palabra”, y destacó la importancia de reivindicar a estas cuatro mujeres que entrevistó. “Estas personas que tienen una historia tan rica, tan potente para contar, tienen muchas ganas de hablar. Tienen muchas ganas de contar lo que han callado por tanto tiempo”, dijo.
-El Museo Eva Perón te facilitó el contacto con María Eugenia Álvarez, regenta de la Escuela de enfermería desde 1952 y enfermera personal de Evita hasta el día de su muerte. Ella le abrió las puertas con María Luisa Fernández, Lucy Rebelo y Dolores Rodríguez. ¿Qué te transmitieron las enfermeras a partir de las entrevistas?
-Me encontré con unas mujeres increíbles, con unas historias maravillosas y muy predispuestas a contarlas. Me empecé a dar cuenta, a medida que las iba conociendo, que no tenían un recuerdo idealizado de que todo en aquella época era bueno, sino que tenían muchas inquietudes. Tenían una formación política que hasta el día de hoy las sigue marcando. Sigo en contacto con ellas y todo el tiempo sale la discusión de cómo está el país en la actualidad. Están muy atentas a los cambios que se producen en la salud pública, que se deterioró de una forma tremenda en los últimos sesenta años. De aquel paradigma que representaba Ramón Carrillo como ministro de Salud, la Escuela de Enfermería de la Fundación y todos los cambios que propusieron. Hoy, hablando con ellas, te das cuenta de que siguen pensando políticas sanitarias para el cambio, son cuadros políticos.
«El género musical no suele ser realista y biográfico, sino más bien idealista y fantástico. y en el peronismo y su mitología, ¿Quién puede decir que esos elementos no están presentes?»
–Uno de los ejes del documental es el vaciamiento de la salud pública con la llegada de la Revolución Libertadora. ¿Cómo ves el deterioro de las políticas sanitarias desde aquellos años?
-La Revolución Libertadora viene a cortar los cambios políticos que el peronismo había logrado, no sólo en salud, y ligarnos a una dependencia política y económica. Recodemos que, en el 56, Argentina adhiere a la receta del Fondo Monetario Internacional. Puntualmente en la salud pública vemos que hubo un deterioro de aquella época hasta ahora, una constante privatización.
En todos mis trabajos pienso en la historia teniendo en cuenta la carga que tiene en el presente. Por eso, para mí era importante no hablar solamente de la Escuela de Enfermería, sino de las consecuencias que tuvo el retroceso en la salud pública.
-Si bien la película no trata de Evita, se manifiesta su espíritu en las políticas de Estado. ¿Qué rescatás de está cercanía a ella mediante el relato de las enfermeras?
-Me resultó muy interesante ver cómo Eva Perón trabajaba con Ramón Carrillo en la planificación de política sanitaria. No que Evita estaba dirigiendo esa área, pero si estaba trabajando con la creación de la Escuela de Enfermería. Me pareció muy interesante poder analizar cómo cada uno articulaba las políticas en pos de un plan que por supuesto iba hacia la clase trabajadora, hacia los más humilde a lo largo y a lo ancho del país. Me pareció bien absorber esa enseñanza y esa manera de hacer política, si bien la película no trata de Evita.
-¿Cómo surge la idea de utilizar el musical como recurso?
-La idea del musical la tuve desde un principio porque estoy convencido de que es el mejor recurso para contar los recuerdos de estas mujeres. El género musical no suele ser realista y biográfico, sino más bien idealista y fantástico, y en el peronismo y su mitología ¿quién puede decir que esos elementos no están presentes? En la memoria de ellas también lo están. Al documental, el musical le brinda un grado de emotividad único.
Fernando Kabusacki me recomendó que fuera a ver a Gaby Goldman, que es uno de los grandes compositores del género. Le conté del proyecto e interpretó desde un principio lo que yo quería trasmitir con los musicales, y compuso una música original que es maravillosa. Sin Gaby esta película sería muy inferior en calidad.