Por Pablo Pellegrino
La realidad económica vuelve a chocar contra los planteos de distintos funcionarios del gobierno nacional que en numerosas oportunidades manifestaron que la “turbulencia” de abril y mayo había pasado y la llegada de los 50.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional aliviaría la presión sobre la divisa, que este viernes rozó los 30 pesos y cerró la jornada en 29,60.
Mantenerlo por debajo de las tres decenas le salió caro al Banco Central. La entidad conducida por el exministro de Finanzas, Luis Caputo, incumplió la promesa de subastar durante 75 días 7.500 millones de los que recibió por parte del FMI, ya que vendió 150 millones de los que administra Dujovne (como estaba previsto) más un adicional de 300 millones de reservas internacionales del Central.
Luego del anuncio del retorno del organismo de crédito internacional, el entonces presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, llevó adelante una devaluación que pareció calmar las aguas cuando la divisa llegó a los 25 pesos a mediados de mayo. Por aquellos días, ese número ofició de “techo” y se esperaba que llevara calma a los especuladores que desde abril desarmaban sus inversiones en pesos y demandaban más dólares.
Lejos de esa cifra, desde aquel 8 de mayo en que Mauricio Macri anunció desde el Salón Blanco de la Casa Rosada que había iniciado conversaciones con Christine Lagarde para recibir un préstamo “preventivo”, el peso perdió casi el 21% de su valor.
La respuesta que había ofrecido el gobierno para calmar la presión sobre el dólar fue la de subastar 100 millones de dólares durante 75 días, aunque ante el fracaso aumentaron esas partidas en un 50%, subastando 150 millones diarios. Esos 7.500 millones representan un 15% de los 50.000 millones que recibirá el país en el marco del acuerdo, sólo para financiar la fuga que desde fines de abril no se detiene.
Sólo entre enero y mayo de 2018, la demanda para formación de activos externos (atesoramiento) superó los 13.600 millones de dólares, y, de mantenerse la alta demanda, el dinero del FMI destinado para ese fin no alcanzaría para cubrirla.
Tampoco alcanzó el celebrado cambio de categoría del mercado argentino, que pasó de fronterizo a emergente. Las acciones y bonos argentinos en Wall Street, beneficiarios de esa recategorización, también cayeron.
Otro fenómeno que se agudizó en las últimas semanas fue el crecimiento del riesgo país, que llegó a los números de toda la gestión de Cambiemos y se encuentra en niveles de agosto de 2015. El cordial trato con los mercados parece haber tocado fondo. El viernes, el índice elaborado por el JP Morgan que indica la sobretasa que debe pagar un país tomando como referencia la tasa de Estados Unidos se ubicó en 612 puntos básicos.
A través de su cuenta de Twitter, el expresidente del Banco Central durante el último gobierno de Cristina Fernández manifestó que “hacen falta tipos de cambio múltiples y control del comercio exterior. Hacer como hace EEUU Europa China, usar medidas arancelarias y paraarancelarias”, y sostuvo que “la devaluación no es el camino en Argentina para reducir el déficit externo”.
También se expresó uno de los exdirectores de la entidad monetaria, Arnaldo Bocco, quien afirmó: “Imparable el #dólar 30 pé y el futuro 34 y sigue arriba. Nadie puede detenerlo No hay confianza, habrá inflación, altísima, y sin manejo sensible y profesional; están poniendo en riesgo el trabajo, la producción y la paz social”.