Por Roberto Álvarez Mur
“Este es un primer paso para derribar mitos sobre la mirada que existe desde la política hacia las mujeres. Este espacio lo logramos de manera intersindical gracias a la unión de las trabajadoras”, aclaró Estela Díaz, al dar el puntapié inicial del seminario «Enfoque de género en la labor legislativa», desarrollado por el Instituto de Capacitación Parlamentaria (ICAP). El programa se centra en los usos del lenguaje machista que subsiste en las prácticas laborales del ámbito legislativo.
“Este proyecto se propone abordar la dimensión política de la inclusión de la mirada de género en la labor legislativa, tanto desde el punto de vista de la organización institucional, como, a su vez, desde la tarea legislativa más específica. Centrando el análisis, en esta oportunidad, en el uso del lenguaje como organizador de subjetividades, portador de ideología, de pensamiento y de acción de las y los distintos actores involucrados en la tarea parlamentaria”, explicó Claudia Bernazza, directora del ICAP, quien, junto a Estela Díaz, coordina los contenidos del seminario. El proyecto fue organizado a través del intercambio y diálogo entre las secretarías de género de los sindicatos ATE, UPCN y APL, que actúan en el ámbito del Congreso de la Nación.
“El debate que aquí presentamos es milenario, tal como lo es el machismo y el patriarcado. Sin embargo, estas discusiones no tenían lugar en la agenda política y cultural hasta no hace mucho tiempo”, aseveró Díaz, y agregó: “Nos debemos que la sociedad nos nombre y no nos niegue más, en rigor de esa mitad y un poquito más que representamos las mujeres en la población mundial”.
“EL DEBATE QUE AQUÍ PRESENTAMOS ES MILENARIO, TAL COMO LO ES EL MACHISMO Y EL PATRIARCADO. SIN EMBARGO, ESTAS DISCUSIONES NO TENÍAN LUGAR EN LA AGENDA POLÍTICA Y CULTURAL HASTA NO HACE MUCHO TIEMPO.”
Díaz explicó el sentido de dominación heteronormativa que representa el uso sexista del lenguaje, ubicado de manera histórica en un sentido de masculinidad simbólica, poniendo como ejemplo las autoras que en el ámbito de la literatura debían firmar como varones. Tal condición construye un lugar de poder desde las prácticas culturales cotidianas. Díaz también recordó cómo el poder ejercido a través de la palabra, utilizada como herramienta de dominación cultural, se manifestó en la prohibición del apellido de Juan Domingo Perón, aplicada durante la década de los sesenta en la Argentina.
Sexismo y cultura
“Las mismas mujeres aplican a cualquier realidad, y en especial a las relaciones de poder en las que están atrapadas, unos esquemas mentales que son el producto de la asimilación de estas relaciones de poder y que se explican en las oposiciones fundadoras del orden simbólico”, expone el sociólogo Pierre Bourdieu en las páginas de La dominación masculina, material que forma parte de los contenidos del seminario.
El estudio culturalista de las relaciones de dominación establecidas en el género poseen una larga herencia, entre cuyos exponentes se destacan Simone de Beauvoir o Michel Foucault.
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