Por Ramiro García Morete
“Está buenísimo lo que hacen. Pero ese nombre…”. Tras un pasado musical dark y en los albores de una nueva aventura, los amigos Hernán Heguiabere (voz y guitarra) y Diego Peralta (bajo) buscaban bautizar ese puñado de canciones reunidas para el cumpleaños cuarenta de uno de ellos. “Vamos a ser cursis, ya no somos dark”, bromeó Peralta, y no le importó el implacable comentario del querido cantante de una banda tradicional de La Plata.
Se iban a llamar Corazones y no iban a ser darks, pero tampoco cursis, ni ninguna etiqueta o corriente. Iban a ser Corazones, un grupo de rock que hace canciones. Y buenas, que es lo que importa. Cinco tipos que tocan bien lo que tienen ganas de tocar. Una base sólida completada por Marcelo Veiga (batería) Germán Giulodoro (guitarra) y Maxi Mazzeo (trompeta), una voz profunda y grave como el suspiro de una cueva para construir pequeños relatos de cotidianeidad y existencialismo. El resto –la foto, las nuevas olas, las listas– corre por un carril, y por el otro Corazones pedalea su bicicleta en botas texanas o se va al jardín a ver los yuyos bien crecidos. Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos… ¿Era así? En fin, podemos ser cursis, ¿no?
“Parece que el rock es la zona de confort», introduce Diego Peralta, riéndose de la paradoja. «Está esa cosa de ‘yo no hago rock, quiero salir de la zona de confort y hacer otras cosas. Y te miran medio como ‘vos seguís en la zona de confort’”. Y luego apunta más serio: “Estamos preocupados por la estética de la canción. Puede que haya una estética muy vulgar a lo que es el rock, la informalidad, ese no cuidado de la estética que es también una forma de estética. Aunque parezca mentira, lo que uno hace es proponerse cosas que no va a hacer. Por ejemplo, un caso típico es la foto típica de la banda de rock modelada en un ambiente donde están los cinco o cuatro integrantes de distintas alturas, con las luces… la foto modelo. Para mí eso puede que aparezca, no es algo que busquemos. Sí que la foto sea testimonial o un video que documente algo. Es como si fuera más la realidad. Está muy presente la realidad en Corazones”.
Para Peralta, es crucial “la cuestión de ser auténtico y no original. Que haya una conciencia que nos diga: Pará… ¿esto es snobismo o es lo que yo quiero en realidad?».
“Soy del siglo viejo y todavía creo en las llamadas de teléfono/ guardo en mi casa vieja álbumes de fotos, viejos radiograbadores/ y escucho rocanroll en un cassette.” En su último álbum, Corazones encara de frente el ineludible asunto del tiempo. “La explicación que encontramos después es que en realidad es una forma de decir que no hay nada nuevo bajo el sol. Lo mismo que sucede hoy ocurría antes, pero las herramientas eran otras. Escucho rock & roll en casete y vos estás escuchando lo mismo en mp3. Y si no es lo mismo, a la distancia lo es. Cambiaron las herramientas, las cosas, pero no olvidar, lo que ves ya se ha visto”.
Formados en 2009, a los integrantes de Corazones los unen la amistad y los gustos musicales que preceden a la banda. “Esa esa cosa de rock ochentoso o de pop de Duran Duran y The Police o el rock & roll más pesado. Las mezclas de ska o reggae, Sumo…”, enumera. En ensamble afianzado hace que la composición que solía recaer en Heguiabere o Peralta cada vez sea más grupal. “Cuando llevo algo, lo llevo incompleto, no lo quiero llevar entero. Voy esperando a la ampliación que le da la banda. Yo tengo un demo o algo, pero siempre es para empezar. Se va aceitando eso y está bueno.»
Más allá del siglo viejo, hay un siglo presente y mucho más: un futuro para Corazones. “Hay una idea de mañana, hay sueños y cosas por hacer. Ahora estamos ensayando lo que va a ser un próximo disco. Se va a llamar Mónaco y en cierto modo está orientado a una cuestión de que ya no podemos ser más del siglo viejo porque el siglo nuevo nos chupa. Y porque no nos deja divertirnos con nuestro casete y salir a andar en bicicleta en tejanas. No te dejo, tenés que estar acá presente y sentir las cuestiones hoy”. Más concretamente, el disco apuntará a un tiempo gobernado por yuppies (“¿se sigue diciendo así? Ceos, ¿no?”) con la idea de “ensayar bien, y grabar rápido y barato. Así va a coincidir realidad con realidad”.
Según Peralta, “una banda toca hasta que se puede. Cuando se disuelve es porque ya no se podía. Todavía podemos”. Y para concluir retoma la idea de siglo viejo: “Fui una forma de decir: no cambio nada. Pero con alegría. Como no cambio nada yo sigo acá. Y ahora es un poco poder ver que para salir de la situación de opresión y violencia que se siente en la sociedad tenemos esto. La alegría de tener una herramienta que nos permite jugar con nuestras propias vidas. No tengo la vida de mierda que podría estar teniendo porque tengo mi banda de rock & roll”.
Escuchar Corazones: https://corazonesrock.bandcamp.com/