Por Pablo Pellegrino
El viernes de la semana pasada comenzó un nuevo capítulo de la corrida cambiaria que había llevado al dólar de alrededor de 18 pesos en enero a 28. Entre el jueves y el lunes, la divisa norteamericana acumula una suba consecutiva de más de 8%, y llegó al récord de 30,68 pesos, superando en algunos bancos la barrera de los 31.
De la misma manera, la inestabilidad se vio en el incremento del riesgo país, que llegó a su máximo durante el gobierno de Mauricio Macri, con 746 puntos básicos.
En la previa de un nuevo “supermartes” en el que vencen más de 500.000 millones de pesos y en el marco del primer arribo de una misión del FMI para revisar los números de la economía argentina, el equipo económico implementó una batería de medidas: el Banco Central subió la tasa de política monetaria a 45% y anunció una estrategia para desarmar el enorme stock de Lebac, y el Ministerio de Hacienda, por su parte, comunicó que no realizará más subastas diarias de dólares como realizó desde el primer desembolso del préstamo stand by que recibió del Fondo.
La suba de la tasa obedece a la hasta ahora fallida lucha contra la inflación: la política monetaria contractiva pretende, a través de altísimas tasas de interés, esterilizar el efecto inflacionario del dinero que circula en la economía. El instrumento predilecto del expresidente del BCRA, Federico Sturzenegger, fueron las Letras del Banco Central o Lebac. Esos instrumentos se incrementaron exponencialmente desde el comienzo de la Administración de Cambiemos y llegaron a superar el billón de pesos.
Eso es lo que pretende “desarmar” ahora Luis Caputo. La estrategia tiene cinco puntos, donde sobresalen la imposibilidad de las entidades bancarias de renovar esos instrumentos (sólo podrán suscribir Letras de Liquidez con plazo de una semana o Notas del Banco Central a un año), y los suscriptores no bancarios no podrán renovar el total de los títulos.
En ese sentido, la entidad monetaria anunció que el martes “ofrecerá un máximo de 230 mil millones de pesos de LEBAC para ser suscriptas por participantes no bancarios contra un vencimiento estimado de 330 mil millones de pesos en manos de los mismos. El monto ofrecido de LEBAC se reducirá nuevamente en las licitaciones de septiembre, octubre y noviembre, y el BCRA estima que será eliminado durante el mes de diciembre, siempre que las condiciones de mercado lo permitan”.
El anuncio de Hacienda de eliminar las subastas diarias de 50 millones de dólares fue uno de los detonantes de la suba de la divisa el lunes, y la cotización solo se calmó cuando el Banco Central anunció que subastará 500 millones de dólares el martes.
Retirada la subasta que realizaba la cartera conducida por Nicolás Dujovne con los dólares del FMI, se espera que se mantenga la presión de la demanda sobre la divisa y vuelva a aumentar.
“De todas maneras, el dólar no se va a ir a 35 pesos mañana, porque con él se iría la cabeza de Caputo también”, dijo a Contexto el economista Juan Valerdi, y consideró que “el Banco Central, sin dudas, todavía tiene mucho poder de fuego, pero no le alcanza para evitar en cualquier condición local la explosión antes de las elecciones del año que viene. Sería una sorpresa muy grande que lo logren”.
Según el economista, el mayor detonante que podría tener la economía sería una corrida bancaria: “Si la gente se da cuenta que dejar los pesos en el banco es igual a un suicidio y sale a comprar dólares, esto no aguanta”.
Según su análisis, esa situación se produciría porque el equipo económico cargó sobre los bancos sus instrumentos de esterilización en el marco de la política contractiva. “Para desarmar la bomba de las Lebac lo que están haciendo es llenar de papelitos los bancos: desde la corrida de abril lo que hicieron fue reducirles las posiciones en dólares que tenían, del 30% al 10% primero y al 5% después, lo que los obligó a salir a vender dólares, y después les dejaron tomar los encajes y reservas técnicas para acceder a determinados bonos y Letras del Banco Central”, recordó Valerdi.
También manifestó que “Turquía, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, los problemas en Brasil, le ponen un poco más de complicaciones a futuro, pero no es lo que está pasando ahora; lo fundamental hoy es que la macroeconomía no cierra”, y agregó: “Con un ajuste permanente, con pérdida del poder adquisitivo del salario, con liberación de importaciones y liberación de la salida de dólares la economía no cierra”.
El viernes pasado, cuando la cotización cerró en alza y alcanzó los 29,80 pesos, el economista Martín Pollera le había dicho a este medio que “las razones que llevaron al dólar de 20 a 28 pesos no desaparecieron, por el contrario, ese escenario sigue e incluso se agravó”, y había advertido que “lo peor está por venir”.