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La renuncia de Caputo: una crisis que por todos lados tiene la firma del ex “Champions League”

Por Pablo Pellegrino

“Toto Caputo es un orgullo para este país. Era de las diez o quince personas más talentosas en el tema de finanzas, estaba recontra hecho. Jugaba la Champions League, no jugaba en Aldosivi, y deja todo para venir a jugársela por su país». Con esas palabras había definido a comienzos de este año el jefe de Gabinete, Marcos Peña, al ahora expresidente del Banco Central de la República Argentina y exministro de Finanzas Públicas de la Nación, Luis “Toto” Caputo.

La renuncia del “Messi de las finanzas” se conoció sorpresivamente el martes en medio de una jornada de paralización total de la actividad económica por la medida de fuerza de la CGT, pero la dimisión generó nuevas “señales de desconfianza” en el mercado, que presionó al dólar y lo acercó nuevamente al umbral de los 40 pesos.

Horas antes de conocerse la dimisión, el presidente Mauricio Macri había compartido una cena con la titular del Fondo, Christine Lagarde, en una jornada histórica, no por algún logro en el mitin, sino por las increíbles aventuras presidenciales.

Un dato no menor del alejamiento del funcionario es que se produce en medio de la renegociación de los términos y, posiblemente, los montos del stand by firmado por Argentina y el FMI. Horas antes de conocerse la dimisión, el presidente Mauricio Macri había compartido una cena con la titular del Fondo, Christine Lagarde, en una jornada histórica, no por algún logro en el mitin, sino por las increíbles aventuras presidenciales.

En medio de la actual crisis cambiaria y financiera y en un contexto de recesión que se extenderá más allá de 2019 –explicada en gran parte por el acuerdo con el Fondo–, Mauricio Macri bailó en Estados Unidos con la presentadora del evento en el que fue premiado por “la dedicación desinteresada con su país” y bromeó acerca de la “relación” que mantiene con Lagarde. “Hemos empezado una gran relación. También con Christine debo confesar que hemos iniciado una gran relación ya desde hace unos meses y espero que funcione muy bien y que lleve a que todo el país termine enamorado de Christine”, sostuvo entre las risas de los presentes.

El saliente presidente de la autoridad monetaria será reemplazado por un hombre cercano a Nicolás Dujovne, Guido Sandleris, que mantendrá a su vicepresidente primero, Gustavo Cañonero, socio del fondo norteamericano Templeton que en mayo de este año realizó una especie de salvataje financiero al gobierno de Macri comprando los bonos BOTE junto a BlackRock por unos 3.000 millones de dólares. Como vicepresidenta segunda asumirá la economista Verónica Rappoport, que oportunamente dio de baja su cuenta de Twitter donde tenía una activa participación.

Una crisis con el sello de Caputo

Antes de asumir como presidente del BCRA el 14 de junio de este año, luego de la renuncia de Federico Sturzenegger, “Toto” Caputo había sido ministro de Finanzas del gobierno de Macri, responsable de la mayor emisión de deuda de la historia del país.

En 2016 había sido designado como representante del Estado para negociar la claudicación argentina frente a los fondos buitre que encabezaban el litigio contra nuestro país luego de no haber aceptado las renegociaciones de deuda llevadas a cabo en 2005 y 2010, durante los gobierno de Néstor y Cristina Kirchner.

Para eso fue necesaria la derogación exprés en el Congreso de dos leyes históricas, una de ellas apoyada por 135 países de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas: la Ley cerrojo (2005) y la Ley de pago soberano (2014). La cancelación de la deuda con algunos de los bonistas que litigaron en el juzgado de Thomas Griesa requirió la derogación de ambas y la habilitación del parlamento para tomar unos 16.500 millones de dólares de deuda que se llevaron los buitres luego de comprar bonos defaulteados durante la crisis de 2001.

El endeudamiento es el sello por excelencia del modelo de Cambiemos, y el cierre de la canilla de deuda este año significó el comienzo de la crisis que el gobierno atribuye a shocks y tormentas externas y causas judiciales, y el encargado de negociar esa deuda fue hasta junio de este año “Toto” Caputo.

El endeudamiento es el sello por excelencia del modelo de Cambiemos, y el cierre de la canilla de deuda este año significó el comienzo de la crisis que el gobierno atribuye a shocks y tormentas externas y causas judiciales, y el encargado de negociar esa deuda fue hasta junio de este año “Toto” Caputo.

Durante su gestión en Finanzas, Argentina fue el mayor emisor de deuda entre todos los países soberanos. Incluso, entre sus logros, el entonces ministro fue galardonado por una revista especializada norteamericana por haber encabezado dicho proceso. En enero de este año, Caputo realizó la última de las “megaemisiones”: 9.000 millones de dólares ingresaron al país vía deuda.

Esa operación fue rotundamente celebrada por el establishment económico y financiero argentino porque significaba “adelantarse” al cierre de los mercados internacionales por la suba de tasas norteamericanas que empeoró los términos de endeudamiento de los emergentes. Sin embargo, en un país absolutamente desregulado y abierto financiera y comercialmente, esos 9.000 millones que supuestamente cubrían todas las necesidades de financiamiento para este año no sólo no alcanzaron, sino que el gobierno tuvo que acudir al FMI, y sólo cuatro meses después del primer desembolso de los 50.000 millones pactados Mauricio Macri negocia una ampliación del monto.

En la fatídica jornada parlamentaria de abril de este año en la que Caputo fue interpelado en la comisión bicameral de seguimiento de la deuda externa –cuando aún no se había firmado el stand by con Lagarde–, había dicho que Argentina no necesitaba volver a los mercados, y, ante la preocupación manifestada por legisladores opositores, sostuvo que “el ritmo de deuda no es sostenible por los próximos cinco años”.

El 14 de junio de este año fue designado presidente del Banco Central en medio del caos cambiario y financiero que derivó en la renuncia de Federico Sturzenegger y todo su equipo. Un día antes de asumir, el dólar cotizaba a 25 pesos, el 14 de junio llegó a los 28,42 y el día de su renuncia la divisa norteamericana finalizó en 38,88. En sus cuatro meses de trabajo, el dólar se devaluó casi 37%.

Algo similar ocurrió con las reservas internacionales. Entre el 14 y el 21 de junio las reservas cayeron en casi 600 millones de dólares y tocaron el piso de 48.470 millones de dólares. El 22 de ese mes se acreditaron los primeros 15.000 millones de dólares pactados con el Fondo y alcanzaron los 63.274 millones. El 24 de septiembre, un día antes de su renuncia, las reservas terminaron en 49.535 millones de dólares.

El Messi de la economía offshore

Como gran parte del gabinete de Cambiemos, Caputo fue señalado en las investigaciones realizada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación denominadas Panamá Papers y Paradise Papers. El fondo Noctua Partners, controlante de otra offshore denominada Princess International Global, fue propiedad del ahora expresidente del BCRA y no sólo eso, sino que también era acreedor de Argentina por emisiones de deuda que el propio “Toto” realizó como funcionario.

“Piensen en una offshore como una caja de seguridad: lo que uno guarda adentro lo puede tener declarado o no, pero eso no convierte a las cajas de seguridad en malas”

Caputo desmintió esa información durante el escándalo y explicó que era gerente. Sin embargo, un informe de la Securities and Exchange Commision de Estados Unidos respondió un pedido de información pública realizada por periodistas argentinos y mostró los documentos que prueban que era propietario y no gerente.

“Piensen en una offshore como una caja de seguridad: lo que uno guarda adentro lo puede tener declarado o no, pero eso no convierte a las cajas de seguridad en malas”, fue la increíble explicación que dio en el Congreso.

También operó en el mercado de dólar futuro como comprador, y como presidente del BCRA intervino en ese mercado para quitar presión al dólar. Por esas operaciones Cristina Fernández de Kirchner, Axel Kicillof y Alejandro Vanolli afrontarán un juicio oral.


 

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