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Con la bicicleta, el dólar en baja se acerca al piso de flotación

Por Pablo Pellegrino

Durante el mes de octubre la divisa norteamericana registró una fuerte baja en su cotización, que, aunque no logró empardar la enorme suba que tuvo en el año, ayudó a que el gobierno goce de un mes de calma luego de los ajetreados agosto y septiembre, donde el tipo de cambio saltó de los 28 a los 41 pesos.

Desde la llegada de Guido Sandleris al Banco Central, y con él una nueva estrategia para mantener una variación de la base monetaria equivalente a cero, la tasa de política monetaria pasó a ser la tasa de las Letras de Liquidez (Leliq) que suscriben los bancos semanalmente y que alcanzó un estratosférico 74% anual.

El jueves el dólar volvió a bajar y se ubicó en 36,77 pesos en el segmento minorista y en 35,68 en el mayorista. De esa manera, quedó muy cerca de la banda inferior tolerable en el nuevo esquema denominado “bandas de flotación cambiaria”, donde el Central se compromete a no intervenir en el mercado cambiario si la divisa se mantiene entre un piso, actualmente en 35 pesos, y un techo de 45 pesos.

Con el acelerado incremento de las Letras de Liquidez la entidad monetaria tiene como objetivo “secar la plaza”, es decir, absorber pesos para quitar presión al dólar ofreciendo una tasa atractiva en moneda local que durante buena parte de octubre superó el 74%. Al mismo tiempo, se ofreció otro tipo de instrumentos en pesos y en dólares que crecieron inusitadamente, como las Lecap y las Letes, ambas del Tesoro Nacional.

De esta manera, con un sesgo fuertemente contractivo y altísimas tasas de interés que volvieron a impulsar el carry trade o bicicleta financiera, ya que la renta obtenida a tasas en pesos es alta si se la mide en dólares, octubre cerró con cierta estabilidad cambiaria.

La primera consecuencia del nuevo esquema monetario planteado por Sandleris y el FMI es la profundización de la recesión económica que desde junio de este año muestra caídas consecutivas. Al mismo tiempo, los pasivos se acrecientan de manera mucho más acelerada. Un estudio de la Universidad Nacional de Avellaneda calculó que por semana los intereses que se pagan por las Leliq equivalen a lo que costaría construir 136 escuelas o siete hospitales de alta complejidad.

Un estudio de la Universidad de Avellaneda calculó que, por semana, los intereses que se pagan por las Leliq equivalen a lo que costaría construir 136 escuelas o siete hospitales de alta complejidad.

Un artículo del economista Martín Guzmán, investigador de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia y colaborador del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, publicado en El Cronista, advierte que, en caso de no modificarse rápidamente el esquema monetario pactado con el FMI, “se sembrará una nueva crisis cambiaria”.

“La aritmética es sencilla: para poder hacer frente a pasivos del sector público que crecen a una tasa del orden del 70% sin tener que eventualmente pagarlos emitiendo, se necesita que los ingresos fiscales crezcan proporcionalmente. Pero en una economía que decrece, no hay forma de lograr eso”, sostiene Guzmán. Y agrega: “a estas tasas no hay forma de mantener el refinanciamiento de las deudas en pesos por mucho tiempo”.

En ese sentido, el economista considera que “esta aritmética termina cerrando con más expansión monetaria, una nueva crisis cambiaria y más inflación. Y como hay una porción significativa de deuda pública en moneda extranjera, el combo de un nuevo episodio de depreciación real abrupta con una economía en caída sería grave para la sostenibilidad de la deuda pública”.

El investigador afirma en su texto que la estabilidad del tipo de cambio es transitoria, ya que “un programa macroeconómico sostenible requiere, primero, poner en el centro a la recuperación de la actividad, y el combo de programas monetario y fiscal acordado con el FMI hace exactamente lo contrario”, y advierte: “Para no echar más leña al fuego hay mucho por hacer. Un ítem en la lista es modificar rápido el esquema monetario que ha planteado el BCRA. Será importante que no se ignoren una vez más los riesgos que la estrategia conlleva, pues pueden volver a costar caro”.