Por Ramiro García Morete
Foto: Natalia Berninzoni
Music is my girlfriend, se llamaba el ciclo. La música había sido su compañera desde siempre, ya con el punk en la adolescencia o con el rock clásico en su temprana juventud. Aquella noche en la calle Perón –y menos Cangallo que nunca, en plena década nacional y popular– sus ojos de licenciado en Periodismo de la USAL sucumbieron. Entre no más de cien personas y tocando en el piso, una banda de pibes mezclaba la mejor tradición del rock alternativo americano y la espontaneidad del barrio argento. “Estaban vestidos como personas comunes”, y repetían frases breves como haikus sobre bases crudas e hipnóticas. No sólo se vestían como él, seguramente habían nacido también en los ochenta, crecido durante el menemato y dedicado de lleno a la música en el nuevo milenio, pasando del MSN y el CD al Facebook y el mp3. Venían de La Plata, donde al parecer había otras bandas que, si no compartían sonido, al menos sí ciertos manejos: autogestión y espíritu colectivo por fuera del mainstream y el circuito estandarizado. Esa banda sería la nave insignia de todo un movimiento, mucho antes de llegar a ser nominada a un Grammy Latino y mucho antes de que este nuevo fan dedicara una década escribiendo para medios como Clarín, La Nación, Rolling Stone o Playboy. Esa banda era Él Mató a un Policía Motorizado y el periodista es Nicolás Igarzábal, quien desde entonces se adentró en el universo que llaman indie. Tanto como para publicar Mas o menos bien, un testimonio de un movimiento fructífero y renovador del rock argentino.
Para este trabajo –que se puede conseguir en todas las librerías de la ciudad y cuyo prólogo fue escrito por Alfredo Rosso–, el autor debió realizar unos cuantos y obvios recortes. Desde escoger cincuenta bandas hasta limitar el tiempo (2004-2017). Y, muy importante, definir cierta idea de indie en nuestro país.
«Tomé indie en cuanto autogestión e independencia, como lado ideológico –responde Igarzábal–. La mayoría, más que por el sonido, fue por una cuestión de cómo trabajan y se mueven. Es un arco muy grande, empezando por Él Mató y Los Espíritus, muy distintas en sonido y unidas por la independencia. Puede haber bandas más punk, más bluseras o más rockeras. Pero las une esa independencia. Y, en cuanto a sonido y estética, hay bandas específicamente más ligadas al rock alternativo de los años noventa: Sonic Youth, Daniel Jonhston”.
Lo que llamó su atención es la capacidad de mezclar ese rock con más agite. “Esas dos estéticas que en un momento eran opuestas”.
Respecto del enfoque, aclara que no buscaba un estudio académico sino algo más testimonial. «Dejar un registro de la época y una escena muy rica que faltaba. Por lo menos desde Cromañón hasta la actualidad, sin olvidar referentes de los noventa. Hay algo latente de manifiesto generacional. Bandas con gente que nació en los ochenta, se crió con el menemismo y a partir del 2000 tenía edad para vivir los cambios tecnológicos que afectaron el modo de difundir la música».
El triste episodio de Cromañón es ineludible, “como una bisagra en el sentido de conciencia”. Pero también coincide temporalmente con «la escena platense de 2005, que termina regenerando al rock argentino, que estaba medio en coma. Lo más interesante es que con una estética e influencias olvidadas como el noise, el kraut rock alemán, reivindicaron cosas que estaban perdidas en el tiempo”.
Igarzábal –quien también editó tres libros de poesía– entiende que también hubo un periodismo más militante y más metido en el indie, como Nacional Rock o De Garage en La Plata, que acompañó. Algunos medios inclusive organizando festivales. Y aclara: “No soy amigo de ninguna banda. Y no me condicionó. Es mi mirada, mi recorte de tiempo y espacio. Y estoy contento con la selección. Hay bandas de Capital, de Mendoza, La Plata, Neuquén. Y no me quedé con las cinco que más me gustan».
El futuro sugiere algunos interrogantes. Por un lado, la renovación. “Justo lo corté en diciembre del año pasado. Y justo fue un año de muchos cambios. Hay bandas que vienen del indie que suenan mejor que como sonaba Él Mató al principio. Y crecen más rápido. Perras On The Beach ya hizo dos Niceto. Una época donde es todo por streaming, solamente single, y la muerte del concepto de álbum. Una época de mucho crecimiento de la música urbana, y los jóvenes están más ahí que con el rock.”
Y un cambio más importante es la revisión de los abusos dentro de la música. “Cuando cerré el libro en diciembre tuve en cuenta la denuncia de La Ola que Quería ser Chau o el caso de Cristian Aldana. Que los casos sirvan para romper eso del rockstar que hace subir a las chicas a su camarín. Noté que vamos a un rock feminista con una escena que tiene más mujeres adelante: Las Ligas Menores, Lxs Rusxs Hijxs de Putx… Ese liderazgo indica que vamos hacia eso. Espero que se pueda evolucionar.”
La presentación tendrá lugar este sábado a las 20 hs en Casa Unclan (5 e/ 63 y 64), donde el autor será entrevistado por Oscar Jalil y Javi Punga tocará sus canciones.