Dirigentes sindicales, referentes de organizaciones sociales y partidos políticos denunciaron que el gobierno del presidente Sebastián Piñera lleva adelante una “ola de despidos” en el sector estatal, enmarcada en “listas negras” para realizar persecución política.
En las últimas dos semanas de noviembre, el gobierno de Chile despidió a más de dos mil trabajadores estatales, que se suman a los 2.700 despedidos entre marzo y octubre de este año. Según denuncian los sindicatos, el Ministerio del Interior perdió el 25% de su personal, y otras Carteras, como Desarrollo Social y Bienes Nacionales, sufrieron el despido del 20% de sus trabajadores. El Ministerio de la Mujer y Equidad de Género fue otro de los que sufrió una grave afectación.
En diálogo con Contexto, el analista político Jorge Kreyness aseguró que “Chile nunca logró saltar las vallas del neoliberalismo, ni con los gobiernos de la Concertación, ni con los gobiernos de la Nueva Mayoría. Hizo unas reformas bastante tibias, pero ahora la derecha profundiza su proyecto al calor del contexto regional. En ese marco avanzan contra los trabajadores y el pueblo chileno”.
«ahora la derecha profundiza su proyecto al calor del contexto regional. En ese marco avanzan contra los trabajadores y el pueblo chileno”, Jorge Keyness.
“Es una cuestión de época, pero ya hay algunos elementos que indican una reacción de la Central Sindical chilena y de los sectores de izquierda que estuvieron divididos en el último proceso. Los de la Nueva Mayoría y los del Frente Amplio y otras fuerzas parecen estar realineándose para resistir esta ofensiva de la derecha”, sostuvo.
Kreyness remarcó que “en este momento, las grandes corporaciones dominantes en las economías de nuestros países, para defender y aumentar su tasa de ganancias, tienen que atacar al trabajo y lo que ellos llaman el costo laboral, que no es otra cosa que el salario de los trabajadores. Buscan concentrar la riqueza y el poder, por eso atacan a las pymes (Pequeñas y Medianas industrias), a las cooperativas y al mercado interno. Son gobiernos de la concentración de las riquezas y el poder”.
“A ese modelo siempre está atada la pata represiva. No es posible realizar semejante ataque a los trabajadores sin represión”, afirmó.
Por último, recordó que “lamentablemente, para el pueblo chileno esto no es ninguna novedad, porque el aparato represivo que dejó Pinochet aún se mantiene intacto. Incluso está vigente la Constitución de la dictadura pinochetista».