Por Ramiro García Morete
“Como sapo de otro pozo”. Así lo miraban algunos profesores cuando, en el 2003, llegaba a la cursada de Derecho con una guitarra colgando. “Una cosa es la vocación de elegir un oficio. Y otra son las pasiones”, definirá. Y apasionadamente recordará la Misa Criolla y aquellas canciones de iglesia en La Anunciación. Justo él, crítico serial y de formación marxista. Pero la música siempre se impuso, inclusive a la militancia.
Quizá fuera su padre, que cantaba en coros como también lo hace actualmente su madre. O su hermana mayor, “rockera crecida en los ochenta a puro Sumo y Fito Páez”. La misma que le dijo: “Anotate en el coro de la escuela que son dos horas menos de clase”. Allí conocería y harían sus primeras armas musicales con Patas de Rana, banda en la que fue guitarrista hasta hace unos años y cuyas canciones eran odas exclusivas a su patria chica: Ringuelet.
“Hay una cuota grande de esas pinceladas de rock platense de los 90 -anticipa santiago Hernando, de los viudos-. También tiene mucha influencia de lo que fue el grunge y el post punk”
Porque la guitarra también estuvo siempre, desde aquella que compraron para que su hermano menor (quien luego llegaría a componer y todo) tomara clases. Casi como un “arqueólogo ricotero” que recorría galerías buscando inéditos, libros y rarezas, aprovechó su instinto autodidacta para sacar acordes de Patricio Rey.
Pero el sonido noventoso de aquí (Peligrosos Gorriones) y allá (Nirvana) incidiría para armar Farenheit. Avanzando en su carrera universitaria, unió fuerzas con su amigo Pablo Matías Vidal, primero para salir a tocar en “modo cantautor” y unos años más tarde para formar Semidesnudos. Por eso, a principios de 2015, este hombre de coyuntura grande, rasgos a lo John Kennedy Toole y la nobleza de barrio que los pasillos de Tribunales no han podido vulnerar, no dudó. Una vez más, la pasión por encima de todo. Y la fe en la construcción colectiva.
Tras un encuentro con Checho Álvarez (quien luego emigraría) y sumando a su viejo amigo y compañero de toda la vida Rodrigo Orellano, armó una banda que hoy completan Rama (batería) y Carlos Galdeano (guitarra y coros). Canciones de rock con esa influencia de los noventa y herencia platense. “Historias escritas con el corazón”, dirá Santiago Hernando. Y es que uno no puede imaginarlo de otro modo. A punto de editar su primer material, Los Viudos van de negro pero apuntan al rojo. O del color que sea la pasión, ese lugar indefinible donde mágicamente un sapo puede sentirse príncipe. Aunque una parte de Hernando celebre la romántica (y cursi) metáfora y la otra, seguramente, discuta la monarquía y cualquier forma de opresión.
Debido a un cambio de formación entre la grabación y la inminente publicación, lo que era un LP devendrá en EP al que sólo le falta la mezcla final y el mastering. “Hay una cuota grande de esas pinceladas de rock platense de los 90 -anticipa Hernando-. También tiene mucha influencia de lo que fue el grunge y el post punk”. Y respecto a las letras “son letras escritas en primera persona, aunque no todas son historias verídicas. Vos podés escuchar tranquilamente y sentirte identificado con algo que te pasó porque tampoco escribimos un tratado de sociología. Son canciones simples, sentidas… eso sí. Interpretadas con el corazón. Eso siempre”.
“somos heroicos sobrevivientes los músicos. Es muy difícil pagar desde un encordado hasta gestionar una fecha”
Desde lo sonoro, “muchas veces priorizamos ese sentimiento primigenio y original de la composición de cuando uno escribe una canción con una guitarrita en un rincón; tratamos de que eso no quede enterrado por arreglos como a veces suele pasar sino de que los arreglos funcionen como ingredientes que condimentan y no como algo que te tapan todo el espectro”.
“Yo hago mucha catarsis, cuando escribo una canción me ahorro mucho de psicólogo”, confiesa y luego acepta la invitación a reflexionar sobre en qué modo conviven su oficio de abogado y su pasión musical: “Los abogados básicamente, como los periodistas, nos dedicamos a escribir. Y hay muchas formas de escribir. Si bien redactar una demanda no tiene nada que ver con escribir una canción, sí el uso de las palabras y el uso del lenguaje. El derecho, básicamente, consiste en interpretar las palabras e interpretar normas a partir del sentido de las palabras. Muchas veces ese doble sentido, inconscientemente, aparece. Obviamente no voy a escribir una canción en lenguaje jurídico. Pero sí esa habilidad de jugar con una ambigüedad. Una palabra que a lo sumo termina transmitiendo dos mensajes”.
Tras algunos vaivenes en el armado, siente que la banda está estable. “Yo tenía en mi cabeza la idea de armar una banda. Primero porque creo en los proyectos colectivos. En general. Me gusta la construcción colectiva de todo. Del arte, del conocimiento, incluso en la discusión política me gusta llegar a una síntesis después de una larga y profunda discusión”.
“Siempre parto de la base de que una canción trasciende al autor, que tiene vuelo propio. Y ese vuelo propio necesariamente se lo da tocarlas en una banda. Porque vos ahí estás tocando con otra gente que tiene sus propias pulsiones, sus propias maneras de interpretar. Que por ahí te terminan mostrando una cara de la canción que vos no conocías y que no te la hubieras imaginado”, continúa. El nombre surgió casi como un chiste: “Por aquella cosa del luto, de lo perdido, de lo que uno añora. Uno se imagina a un viudo como un tipo mayor que perdió al amor de su vida. Y hay una compota de añoranza. Los chicos me cargaban que eran historias de amor fallidas, truncas. No le cantaba al amor naciente sino en ocaso”.
el feminismo: “Es una lucha que reivindico, pero no la encabezo. A mi me parece que los varones tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de cómo brindar nuestro apoyo. Básicamente uno tiene que acompañar».
Esa temática dispara nuevas disquisiciones. Una es el lugar de la política en sus temas: “En ese sentido digo: zapatero a sus zapatos. Si bien soy un ser político y milité muchos años, no me parece que estén mal las canciones de protesta. Sin embargo será por una deformación profesional, yo políticamente me manifiesto de otra forma”. Y asegura que en este contexto político y económico “somos heroicos sobrevivientes los músicos. Es muy difícil pagar desde un encordado hasta gestionar una fecha”.
Y otro tema que se dispara es la cuestión de género: “Es una lucha que reivindico, pero no la encabezo. A mí me parece que los varones tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de cómo brindar nuestro apoyo. Básicamente uno tiene que acompañar. Y desde lo artístico… se me podría hacer alguna crítica por cantarle al amor romántico. Esto es arte y hay muchas licencias poéticas que un artista se da a la hora de escribir una canción. Si bien el amor romántico es algo que debe ser superado, como el hombre (algo que decía Nietzche) también creo que no es lo mismo una canción que habla del amor romántico que Cacho Castaña cantando ‘si te agarro con otro te mato’”.
Los Viudos se presentan este sábado 16 de febrero a las 22 hs en Espacio Dionisia (Diag. 80 e/ 39 y 40).