Por Ramiro García Morete
“Nos empeñamos en dirigir sus vidas/ sin saber el oficio y sin vocación./ Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones/ con la leche templada/ y en cada canción” («Esos locos bajitos», de J. M. Serrat). Victoria estaba esperando a su pequeño hijo Antonio en la puerta de un jardín de Florida. A su lado, un grupo de padres y madres discutía fervientemente. A mediados de 2012 aún no estaban instalados en la idiosincrasia progenitora los nunca bien ponderados “grupos de WhatsApp”. Por ende, la crucial discusión sobre si los regalos de cumpleaños se coordinarían colectivamente o se resolverían de modo individual se hizo a viva voz. Ahí, en la puerta del jardín, con les niñes por salir y Victoria, algo novel en la materia, observando sin emitir palabra. “No entendía el código”, dirá después. Al ir a visitar a su amiga Valeria Grossi, actriz como ella, le contó la situación. “¡Esto es una obra!” Siete temporadas e instalada como un clásico del off, con gira por España y representaciones en otros países, lo que en apariencia es una comedia sobre lugares y personajes reconocibles ofrece también distintos sentidos sobre las frustraciones, las dinámicas y las miserias donde ese pequeño espacio adornado con juguetes, sillas diminutas y motivos infantiles deviene en un auténtico espacio de disputa.
Este sábado 27 de abril a las 20 y a las 22 hs se presentará en el Centro de Arte de la UNLP (48 e/ 6 y 7) la obra teatral La sala roja de Victoria Hladilo. La entrada es gratuita y la capacidad de la sala es limitada.
“La obra cuenta una historia que sucede en una reunión de padres en un jardín –introduce Hladilo, quien además de escribirla también la dirige y actúa–. La premisa me aparece cuando llevo a mi hijo mayor al jardín de infantes y empiezo a habitar ese mundo diseñado para niños siendo adulta. Por un lado me genera mucho humor un montón de adultos en un lugar pequeño, todo lleno de juegos, incomodidad y ridiculez. Las sillitas, techos bajos, padres bien vestidos antes de laburar jugando una ronda y saltando.” Pero al mismo tiempo “me empiezo a dar cuenta de que nosotros, los padres y madres, en el afán de procurar lo mejor posible a nuestros hijos, muchas veces terminamos exponiendo nuestros deseos, frustraciones, en aquello que suponemos lo mejor para ellos. Y en ese afán se arman disputas”. La actriz profundiza el enfoque: “La sala roja es un recorte. Es la reunión donde todo pasa. Los padres empiezan a querer imponer lo que piensan y desean. Hay bandos, hay divisiones… la grieta”.
La obra empieza a tomar otros niveles que exceden al humor: “De entada plantea este contexto donde ves un montón de adultos que están haciendo cosas ridículas. Esto se vuelve muy representativo, donde rápidamente se plantean los personajes. Eso genera mucho humor, porque aparece algo de la identificación. A medida que esto avanza, empiezan a profundizar en su capa. Y ahí aparece algo”.
«Somos seres sociales, todos sabemos cómo nos debemos comportar. En un momento puede que traspases la barrera. Los personajes abren esa compuerta. Y empiezan a mostrar cuestiones más intimas y privadas. Eso empieza a generar más incomodidad. Ese personaje con el que te identificabas empieza a dejar ver una zona más oscura. Lo que era divertido pasa y nos preguntamos: ‘pero, che, ¿cómo estamos criando a nuestros hijos?, ¿qué estamos haciendo?’.”
Volviendo a los niveles de sentido posible y una lectura más social de la obra, la autora reflexiona. “Fue estrenada en 2013. Otro momento y contexto. De todos modos, hace un recorte de nuestra clase media en ese momento. Y creo que hoy mutamos a un lugar más extremo. En su momento parecía más una locura y ahora se ve más. Eso de ‘para mí las cosas son así y estoy dispuesto a todo. No voy a consensuar ni modificar mi punto de vista’. No habla de un asunto político concreto, pero sí del individualismo. Para mí es superpolítica en cierto punto: se la pasan votando, se va inclinando la balanza, hay estrategias. La obra extrema algunas características y puede tener distintas capas de lectura. Puede ser sobre la crianza, sobre la clase media…”
Respecto de la continuidad a lo largo del tiempo, confiesa que “no lo esperaba. Esperaba estrenar, que nos fuera bien. El proyecto a lo largo del tiempo tuvo algo como mágico. Y te permite crecer desde otro lugar: el trabajo de los actores, el mío. Y como grupo humano, lo que hace seguir trabajando y pensando cómo hacer crecer el material”.
FICHA TÉCNICA
Elenco: Manuel Vignau: Martín; Mercedes Quinteros: Gabriela; Julieta Petruchi: Verónica; Victoria Marroquín: María Inés; Victoria Hladilo: Sandra; Alejandro Curlane: Diego.
Diseño de escenografía e iluminación: Magalí Acha.
Diseño de vestuario: Susana Berrio.
Diseño de sonido: Ignacio Viano.
Fotografía: Luis Abadiy @phteatro.
Prensa y difusión: Carolina Alfonso y Flor Carroza.
Asistencia de dirección: Catalina Augeé.
Codirección: Cinthia Guerra.
Dramaturgia y dirección: Victoria Hladilo.