Por Yair Buonfiglio (desde Córdoba)
Los alumnos de la Escuela Alejandro Carbó realizaron el pasado 30 de junio una masiva sentada en la puerta del establecimiento. Reclamaban, una vez más, por los problemas edilicios que ya forman parte del paisaje habitual de la institución. Tres días más tarde, mientras el levantamiento de la toma del Profesorado en Educación Física cumplía un mes, los estudiantes de la Escuela Garzón Agulla salieron a la calle para protestar contra el visible deterioro de un edificio escolar que es parte del patrimonio histórico de la provincia. Adentro, los profesores se declaraban en estado de asamblea permanente, a la espera de una respuesta oficial que llegó luego de cinco días, cuando la oficina del ministro Walter Grahovac se comprometió a recibir a sus representantes.
Esta vez el detonante fue un baño roto en el Carbó y una ventana que cayó sobre la cabeza de un alumno del nivel primario en el Garzón Agulla. Sin embargo, los reclamos por las consecuencias del deterioro estructural son frecuentes en ambas instituciones e incluyen derrumbes, caños que pierden, cables pelados, ventanas sin vidrios y aulas sin calefacción. También hay puertas que no tienen picaporte que, cuando se cierran por accidente, deben abrirse con tijeras o cuchillos: todo un gesto de confianza en la buena suerte, porque si se produjera un incendio y el rústico sistema de apertura no funcionara, las consecuencias serían trágicas.
“LUCHAMOS PORQUE QUEREMOS ESPACIOS DIGNOS DE APRENDIZAJE EN UNA ESCUELA PÚBLICA DE CALIDAD”, SE QUEJARON EN UN COMUNICADO ALUMNOS DEL GARZÓN AGULLA.
Por otra parte, son numerosas las alimañas que insisten en cohabitar las escuelas con docentes y estudiantes. El año pasado, hubo varios días sin clases en el Carbó por la superabundancia de palomas y murciélagos. También en 2014, los estudiantes del Garzón Agulla se movilizaron ante una invasión de itas –una especie de pulga de las aves–. Este año se replicó ese problema, esta vez acompañado también por cucarachas y alacranes, uno de los cuales atacó a una profesora.
En un comunicado, los alumnos del Garzón Agulla aseguraron que las asambleas y los cortes de calle se realizaron ante “la falta de respuestas del Ministerio y su política de abandono a los colegios públicos”. Además, agregaron que “junto con la comunidad educativa” han pedido “acciones para terminar con estas condiciones deplorables que impiden una mejor educación de los jóvenes”. “Luchamos porque queremos espacios dignos de aprendizaje en una escuela pública de calidad”, remarcaron.
EN CÓRDOBA LAS ESCUELAS PROVINCIALES NO RECIBEN FONDOS PARA SU FUNCIONAMIENTO. EL GOBIERNO PAGA LOS SALARIOS DOCENTES, PERO LOS GASTOS VINCULADOS CON EL FUNCIONAMIENTO COTIDIANO DE LAS INSTITUCIONES PROVIENEN DE LAS COOPERADORAS.
El “abandono” que denuncian los estudiantes se debe a que en Córdoba las escuelas provinciales no reciben fondos para su funcionamiento. El gobierno paga los salarios docentes, pero los gastos vinculados con el funcionamiento cotidiano de las instituciones provienen de las cooperadoras. Algunas cobran hasta mil pesos anuales por alumno y, aunque oficialmente las autoridades ministeriales aclaran que el pago es voluntario, lo cierto es que hay trabas administrativas para quienes optan por no abonar la cuota. Incluso, algunos inspectores exigen a las escuelas algún porcentaje de sus ingresos para cubrir los gastos de sus oficinas.
Los delegados docentes y estudiantiles serán recibidos la semana próxima por funcionarios del Ministerio de Educación. Sin embargo, el conflicto podría destrabarse recién el 30 de julio cuando, después del receso invernal y los exámenes, las asambleas evalúen la respuesta del Gobierno.
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