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SANGRÍA EN EL PARQUE | Tengo la banda que quiero tener

Por Ramiro García Morete

«Aunque te des prisa todo el tiempo lo hace trizas, no intentes su cauce detener/ vive en el instante que no es insignificante/ eterno allí serás». Las canciones saben atravesar el tiempo de un modo distinto: pueden detenerlo y a la vez, trascenderlo. Como esas maravillosas gemas que poblaban su cuarto de Concepción del Uruguay a los ocho años. Su madre le había obsequiado un casete de Abey Road y con más curiosidad que conocimientos, gastó la cinta tratando de desentrañar los trucos de los cuatro magos de Liverpool. Trataba de distinguir las voces de cada uno, los arreglos. La misma fascinación que se trasladaría a la hora de escuchar los popes del rock nacional y –en tiempos de MTV y TV por cable– bandas como sus adorados Radiohead o películas como Trainspotting. Las canciones siempre estuvieron en su vida. «Nos han rescatado de lo mundano y de lo gris», dirá. Y también estaban sus propias canciones, aunque llegó a La Plata para estudiar Traductorado de Inglés. Sin embargo, fue quizá la autocrítica feroz o la melomanía que tiende siempre a la comparación, no estaba muy seguro. Quería tener una banda, pero ¿cómo armar una cuando no se está confiando en sí mismo? Como trozos de aire, sus temas se desvanecían en su riguroso juicio. No es fácil tomar el micrófono y decir lo propio. Sí lo fue para Santiago Hernando –o Freddy– en aquel acto a mediados del 2017 que ATE realizó repudiando el 2X1 para los genocidas en Ministerio de Salud. Ambos trabajan ahí y se conocían muy ligeramente. El guitarrista (y también líder de Los Viudos) se expresó fiel a su estilo: locuaz pero consistente. La política no entra en sus canciones, pero sí en su vida. «Tenemos que armar una banda», le dijo a los pocos días al cruzarse en uno de los pasillos. Las canciones ahora estaban. Sí: no se habían ido. Unos años antes, un puñado de ellas había sobrevivido al tiempo y «excedían mi habitación». Cuando volvía del supermercado seguían allí, vivas, contará. Eso lo motivó a algunos conciertos solistas, pero con Freddy dando el sí, era la hora. Días después el guitarrista cruzó a Pablo Laferrara (ex Orquesta de Perros) y luego se sumó Fernando Sergnese. Lo que había tardado años se estaba concretando en unos meses: las canciones de Elvio Bracco tenían una banda. Bellas melodías, sutil manejo de textos y texturas, con arreglos precisos y una destacable voz se plantan con buen pie en la tradición de la canción atemporal. Con la buena mano de Pedro Lacunza, algunas de ellas quedaron registradas en el EP No te salves. Con una veleta que en la tapa, Sangría en el Parque parece estar al margen de donde sople el viento y sigue como claro norte la canción. Ese lugar donde siempre se está a salvo.

Para Elvio Bracco –o Coqui– lo humano es prioritario a la hora de evocar el armado: «Siempre me costó formar una banda. Proyectos muy cortos, que no pude concretar. A raíz de eso me llegó esa ficha. A esta altura y con esta situación del país, es más importante tener compañerismo ideológico y primaba más que si tocaba bien o era un crack. Por ahí te juntas con alguien que toca re bien, pero no hay afinidad». Y explica: «Las canciones son lo más importante que tengo. Dárselo a otro y compartirlo, que se de esa comodidad Yo he sentido eso con los años. Y ahora se hizo una pequeña bola de nieve».

Coincidencia musical. También generacional. «Todos tenemos treinta y largos. Tenemos ese genoma, cada una en sus bandas, del género canción. Es una etiqueta amplia… una línea melódica que se genera desde la guitarra criolla. Pero se van buscando distintos climas, intenciones y elementos con ese esqueleto presente. Parece que el género canción se hace simplista desde lo instrumental. Baterías y bajo planas, un arreglito. Y nosotros queríamos que desde lo musical se generaran climas, desde los efectos de la guitarra o metiendo un teclado. Más allá de la sencillez, que tenga lo que yo llamo ‘un resto'», explica.

Ensayando «religiosamente todos los fines de semana», otro de los puntos de unión son las conversaciones en la pausas para un cigarrillo o mate. «Siempre hay alguna especie de conversación social o política, aunque en términos informales». Y reflexiona: «La política nos atraviesa. Sería tonto hacer una abstracción. No está mencionado directamente en las letras porque creo que en el arte por sobre la política y la militancia desde el arte mismo. La militancia es salir a tocar las canciones. Ese es el lugar que tiene para mí».

La banda tocará este viernes a las 21 hs en Pura Vida (Diag. 78 e/ 8 y 6) junto a Los Noventa y Terrores Nocturnos. Además, la idea es grabar un segundo EP que surgirá de las canciones nuevas que se sumaron aun «arcón de veinte canciones». Bracco no quiere «que todo el material mire al pasado».

Mirando hacia delante, expresa las razones para tener una banda. «Porque es el momento. Yo creo que el arte tiene que tener eso. Ayudarnos a sobrellevar esa realidad. Que cíclicas. El arte está pro sobre todo. De esa existencia y de cierta angustia. Eso es lo que me gustaría que pase. Que el que las escuche se sienta menos solo o menos triste. Que es lo que me ha pasado a mí con esas canciones que escuchaba yo. Esos referentes me acompañaron en mi vida, en etapas duras a veces. Siempre fui un melómano escuchaba un disco y me sentía mejor. Esas canciones que te pueden cambiar el día, en micro o macro, te cambian la vida. Puede que suene optimista. Pero la música tiene ese poder».