Por Micaela Ragoy
Entró en la habitación y, a pesar de los sillones, decidió sentarse en la silla más lejana que encontró. Tenía una campera negra con las siglas de Astillero, aquellas que utilizan los trabajadores todos los días. Su cara, un poco caída por las arrugas de la vejez, emitió una leve sonrisa desde la profundidad de la habitación.
Con cierto tono forzado y cara seria, dijo que estaba muy apurado, que lo esperaban en el gremio para una reunión.
«Astilleros es así», manifestó casi a los gritos. «Todo el tiempo pasa algo».
Dejó sus papeles de lado, se inclinó sobre la mesa y apoyó los brazos sobre las grandes carpetas que tenía junto a su café. La crisis se nota en todos lados, incluida en su cara pasada de estrés y cansancio. No es fácil su trabajo, y eso se notaba en la mirada.
Darío Ragoy es una de las caras más visibles de Astillero Río Santiago (ARS), es el delegado gremial de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado). Pero también es candidato a secretario general del gremio por la lista Gris Blanca Dorada.
Darío es uno de los que lucha incansablemente todos los días para que miles de trabajadores, puedan tener un trabajo digno. Esto implica largas noches en vigilia preparando charlas, manifestaciones, y muchas reuniones. No solo es organización y lucha, también debe enfrentarse y dar la cara ante los despidos de los trabajadores, sus compañeros, donde dejan a una familia entera sin un ingreso económico. Además de estas tareas, debe enfrentar una nueva realidad: Astillero se encuentra parado por falta de apoyo del gobierno provincial.
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El ARS fue fundado en 1953 en la ciudad de Ensenada, provincia de Buenos Aires. Su nacimiento tuvo su origen en la situación económica y social que se generó después de la primera guerra mundial (1918) que hizo que, con la imparcialidad de Argentina, aumentara el comercio y la exportación de materias primas.
El 17 de diciembre de 1934 se inauguró la Comisión de la Marina Mercante, impulsando un plan de construcciones navales que se llevaría a cabo posteriormente en Puerto Belgrano, Tigre, San Fernando y principalmente en Río Santiago, Ensenada.
En aquel momento, la Marina de Guerra pidió la construcción de nueve rastreadores, los cuales deberían desarrollarse íntegramente en el país. A raíz de esta situación, se decidió que se realizaría en un Astillero que dirigiera todo el proceso (planos, equipos, directivas, materiales, etcétera).
El entusiasmo por generar materiales propios e internarse en una hazaña en la construcción naval, terminó desembocando en el establecimiento de un gran Astillero para las construcciones navales y talleres generales de la Base Naval de Río Santiago. Toda la dinámica que provocó esta nueva aventura en la construcción naval a partir de la formación total del elemento humano especializado en su mano de obra, más el impulso institucional a partir de sus resultados, desembocó en la decisión de establecer un gran astillero para construcciones navales militares y los talleres generales de la Base Naval de Río Santiago, fueron la base para lo que hoy es Astillero Río Santiago.
Fue un crecimiento en todos los aspectos, ya que mientras se avanzaba en la construcción del astillero, se trabajaba en el armado de la formación del nuevo personal y se buscaba mejorar el equipo ya existente en todos los niveles y especialidades con vistas al futuro (operarios, técnicos, dibujantes, ayudantes de laboratorio, almacenistas, etcétera).
En esta época de consolidación del Astillero, una pieza fundamental fue la creación de una escuela de artesanos, en donde ingresaban jóvenes aprendices entre catorce y dieciséis años, una vez recibidos, salían con el cargo de «ayudante obrero». Además, fuera del horario laboral, obtenían la instrucción técnica brindada por maestros de enseñanza primaria y técnicos del establecimiento, y aprendían la artesanía acorde a su gusto, bajo la guía de un «capataz» del taller correspondiente designado a tal efecto.
El ARS estaba bajo el poder del Estado y trabajaba de acuerdo a los parámetros de una gran empresa industrial. Debido a esto, y por decisión del presidente Juan Domingo Perón, el 15 de junio de 1953 se creó Astilleros y Fábricas Navales del Estado (AFNE), que era una empresa integrada por el ARS y la Fábrica Naval de Explosivos Azul (FANAZUL), con dependencia del Ministerio de Marina. Este se encontraba en la ciudad de Ensenada.
Astillero es considerado un icono de la lucha de los trabajadores y la clase obrera. Esto se ve reflejado en varios momentos de la historia argentina. Cuando gobernaba Raúl Alfonsín y se ven los primeras consecuencias de la crisis en la industria naval del país, en el ARS se producen algunos buques, pero por falta de insumo, la caída del salario, terminaron en el inicio de muchas luchas por aumento salarial y para recuperar reivindicaciones del convenio colectivo de trabajo de 1975, que se habían perdido durante la dictadura. Durante los años 1984 y 1986 se realizan movilizaciones, mientras que en el año 1987 se produce la ocupación de la fábrica y piquetes obreros.
En ese momento, el nivel de despidos fue tan alto, que el número de trabajadores se redujo a 2.700 y producto de la crisis hiperinflacionaria se suspenden todos los trabajos y Astillero se paraliza por completo. El gobierno de Carlos Menem, en el marco de su «reforma del Estado» comienza su intento por vaciar al ARS como paso previo a la privatización. En este contexto devastador, en agosto de 1990, surge el movimiento del pueblo en las calles, y esta necesidad de organizarse con otros trabajadores a nivel local. Así surgió el Plenario Zonal de Delegados, activistas y trabajadores, donde pedían por salarios dignos, mientras se manifestaban en contra de las privatizaciones, los despidos, pidiendo por la reactivación de la planta para poder trabajar.
¿Qué es lo que está pasando en Astillero?
Los trabajadores del Astillero no pueden concretar todos los proyectos pendientes debido a la falta de insumos que el gobierno provincial no les brinda.
Francisco «Pancho» Banega, el secretario general de ATE-Ensenada dijo que el ARS está paralizado debido a la falta de insumos: «Hoy estamos pidiendo la reactivación del astillero y nos sumamos a la convocatoria de la defensa de la industria nacional y bajo la consigna de producción trabajo y soberanía», destacó declaraciones a La Letra Chica.
El reclamo principal por parte de los empleados del ARS, es que no se puede acabar las construcciones del buque 79, y también se ve comprometida la continuidad de la construcción del buque 80. No solo esto, sino que se busca una política de Estado para la Marina Mercante, ya que en los días que corren, los pesqueros están deteriorados y se busca poder trabajar en ese aspecto. El problema excede la empresa, ya que afecta a diferentes aspectos productivos y trabajadores fuera de Astillero.
Según la página oficial de ARS, hay 3.150 personas trabajando en la empresa. Todos ellos se ven afectados por la ausencia de respuestas de la gobernadora María Eugenia Vidal. La ausencia de insumos termina afectando a absolutamente todos: tanto el trabajador que se encuentra en el área administrativa, como aquel que se encuentra en la producción.
Entre los reclamos, el más importante está relacionado con la salud: los trabajadores no disponen de ropa y guantes, poniendo en riesgo su integridad física. También falta gas y oxígeno, entre otras cosas herramientas fundamentales para trabajar.
Raúl Valenti, Gerente de Producción y el subgerente Omar Graziano, ingenieros con 40 años de trayectoria y más de 11 años al frente del área en el ARS en una entrevista que brindaron al portal Infocielo, desmintieron uno de los mitos que más se escucha a la hora de criticar la capacidad operativa del astillero. Los ingenieros explicaron que la demora en la entrega de los dos buques encargados por la venezolana PDVSA hace casi una década se deben en parte a fallas en los planos entregados por el proyectista brasileño, que ARS debió rehacer a pedido del cliente, y también faltante de materiales.
A pesar de los reiterados intentos de los trabajadores por tener una conversación directa con el Ejecutivo bonaerense para llegar a un acuerdo, la relación con el gobierno es inexistente. Sumado a eso, la gobernadora nunca visitó el Astillero.
— UNLP.TV (@UNLPTV) August 21, 2018
Este año electoral tampoco trae tregua. Los trabajadores de Astillero, en más de una oportunidad manifestaron que tienen la mayor esperanza puesta con el esperado cambio de gobierno, para que los acompañen en el surgimiento de leyes que favorezcan a la industria naval y a la marina mercante, junto a una política de Estado sobre la soberanía nacional. Los trabajadores están cansados de no poder trabajar, piden que el Astillero finalmente ingrese a la inversión tecnológica, y que se puedan actualizar las maquinarias ya que son muy viejas y atrasan en vez de acelerar los procesos de trabajo.
Básicamente, la gente está cansada por luchar por algo tan básico como insumos para poder hacer su trabajo correctamente. De esta manera, podrían terminar los barcos que llevan meses y meses en pausa.
En cuanto al ámbito gremial, este es un año difícil también, debido a las próximas elecciones del gremio que se darán en el mes de agosto. En una entrevista radial, Maximiliano Troiano (secretario gremial), Paula Gomez (secretario de Prensa) y Alicia Brites (vocal suplente) comentan que, en estas nuevas elecciones, se busca renovar para que la gente trabajadora tenga una alternativa mejor ante semejante crisis.