Por Ramiro García Morete
«Estalló todo el universo / siempre es cuando, percibo el momento / acá es donde quiero estar», canta en «Hardcore Disnei». Pero aquello no era Disney para nada. Bulma, recordará, bastante poco tenía que ver con las princesas idílicas. «Una científica genio que vive sola, satisface sus propias necesidades, viaja y tiene aventuras, porta armas, y además cuida un poco de Goku», escribió para un diario (Página/12), y lo referencia porque en ese texto de fan consolidó ideas que ya tenía. Quizá alguna estuviera boceteada en su cuaderno, aunque a decir verdad suele haber más dibujos. Artista plástica y estimulada desde pequeña, es su «forma de ganar algo de dinero, porque con la música no se gana dinero». Escribir, por su parte, llegará con el tiempo o eso imagina para cuando sea «una vieja Kiki»: una novela o algo así, imagina. Lo cierto es que antes de tener el cabello azul esta talentosa muchacha de extraña y bella voz aguda vio algo revelador en Dragon Ball. Casi como Nirvana, cuando comenzó a tocar la guitarra tras haber tomado y abandonado antes clases de piano. Criada con dos padres y dos madres cuya discoteca podría incluir desde Vangelis y Beatles, pasando por Montaner, tango y Serrat, se acostumbró a no estar en un solo lugar. El año lectivo en capital federal, el largo verano en la ciudad más fría de Argentina: Río Grande. Habiendo girado como solista y como artista plástica por varias ciudades del mundo, sabe que el mundo es infinito. Pero en esa simple canción de animé estaba su lugar y donde quería estar: «Fantasía ven a mí, conquistarte quiero yo». Todo el universo estalló como lo hace desde el primer tema de su último álbum, una celebración a la épica solventada en un sonido potente, entre orgánico y sintetizado, con líricas que pintan un universo colorido y candente. Con la misma dinámica de incluir muches invitades pero con una estética que dista un poco de Madera de metal (2012) y tiene en común la fuerza con Dibujo de rayo (2015), plantea la fantasía no como una evasión sino todo lo contrario: imaginar mundos posibles casi como un ejercicio político. Épica y fantástica, nada menos, es el álbum que junto a otras canciones presentará este viernes en La Plata cuya verdad habita en la fantasía: Marina Fages.
«Como que en el momento venía de un disco rockero, más que nada EP, un lugar muy fuerte –introduce Fages–. Y empecé a flashear con los sintes. La idea era hacer un disco de… festejo. Como si fuera una exaltación de la realidad». Y explica: «Hallar fantasía en la realidad. Buscar esos puntos de la realidad, encontrar las cosas que nos hacen vibrar. Pasa todo el tiempo, pero no nos detenemos lo suficiente pensando más en el futuro o en lo que pasó».
Respecto a un anclaje temporal del estilo musical, advierte: «No me interesa moverme en lo que está súper de moda. Respecto a la búsqueda del sonido, priorizo que las canciones suenen de la manera en que haga más fuerte el mensaje de la canción».
Marilina Bertoldi, Lucy Patené, Fernando Samalea y una lista notable de artistas colaboraron con la producción que realizó en conjunto con Digo Acosta. «Es algo que vengo haciendo desde mi primer disco. Siempre invito a gente que flashée cosas distintas. Claramente en este disco se fue al carajo. Pero son todos músicos con los que estuve tocando. Pensaba en cada tema y lo que necesitaba y hacía que esa canción se elevara a otro nivel. Y creo en las energías. Los músicos no solo aportan lo que tocan sino que imprimen una energía en la canción».
«En movimiento constante / Como el ruido sordo / de buques de guerra / chocando entre sí» es una de las poderosas imágenes que canta en esta última producción. Los discos de Fages saben moverse y distinguirse unos de otros. «No sé si es una evolución. Son diferentes capítulos y diferentes momentos de vida. Me gustan muchos géneros. Y me muevo fácil entre ellos. Me siento cómoda en diversos tipos de sonidos. Me gusta lo acústico y me gusta el hardcore punk. Y también bailar en una canción más electro. Un disco es una oportunidad para desarrollar un concepto. Y me interesa que sean bien distintos y es una posibilidad de explorar distintas cosas. No fue una decisión sino lo que fue saliendo. Pero cuando abordé y profundicé, entonces sí definí límites».
Volviendo al eje rector de su obra define: «Para mí la fantasía es una herramienta. Es un método, un ejercicio mental que te permite otras cosas. Puede ser lúdico o placentero. También consumir o generar. Es un ejercicio mental que ayuda a pensar de otra manera y a generar soluciones. Si no te permitís imaginar, no podés pensar en cambiar las cosas que te gustarían».
Respecto al show que dará con Lucy Patané –quien presentará su disco homónimo– se entusiasma: «Vamos a ir en una combi las dos bandas, como si fuera un viaje de egresados. Y va a ser muy divertido, porque somos todas amigas. Yo estoy tocando con una banda hermosa y a Lucy le está pasando algo parecido. Personas hermosas con mucha energía y motivación».