Por Pablo Pellegrino
«Como ocurrió con la pobreza, la inflación, el crecimiento, el desempleo y la desigualdad, el macrismo también habrá fracasado en alcanzar la meta fiscal», advirtieron los economistas del Instituto del Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala, en un informe que analiza los últimos datos que se conocieron respecto del resultado fiscal para 2019.
Según los números difundidos por el Ministerio de Hacienda de la Nación, que conduce Hernán Lacunza, el resultado fiscal primario hasta el tercer trimestre de este año fue superavitario en 22,8 mil millones de pesos (0,1% del PIB). El dato, hasta el momento, implica un sobrecumplimiento de la meta acordada con el FMI, que se había fijado en un -2,4 mil millones de pesos de déficit.
Sin embargo, al analizar el detalle de los ingresos fiscales señalaron que, por un lado, «aparecen aumentos atípicos en partidas que suelen ser insignificantes» en los ingresos corrientes, y, por el otro, los ingresos de capital también muestran mayores recursos en los últimos trimestres.
En el primero de los casos, los economistas del ITE señalaron las transferencias corrientes como ingresos del Tesoro Nacional «que suelen rondar los $600 millones mensuales». A pesar de eso, en julio tuvieron un inusual crecimiento (8.524 millones), provenientes del Fondo Argentino de Hidrocarburos.
«El gobierno no dio ninguna explicación de cuál era el sentido de esa transferencia, pero lo que queda claro es que no corresponde a un ingreso recurrente sino más bien a la liquidación del Fondo», destacaron.
Por el otro lado, en los ingresos de capital, una partida que no supera los 2 mil millones de pesos por trimestre, el incremento entre el segundo y tercer trimestre de 2019 fue de casi 90 mil millones.
«Dos conceptos están detrás de ese número: por un lado, cerca de $45 mil millones por la venta de dos centrales térmicas (que habían sido construidas para ese fin durante el kirchnerismo) y por el otro, más de $41 mil millones que se explican por la venta de acciones de empresas en poder del Fondo de Garantía de Sustentabilidad», explicaron.
Los especialistas consideraron que, en caso de descontar esas partidas extraordinarias, el resultado primario sería deficitario en unos 72,2 mil millones de pesos, muy por encima de los 2,4 mil millones impuestos por el FMI.
Uno de los aspectos que señala el informe es la imposibilidad de hacer una comparación entre la misma serie para los períodos anteriores al gobierno de Cambiemos por las reformas metodológicas que el macrismo estableció. Una primera fue realizada por Alfonso Prat Gay y luego su reemplazante, Nicolás Dujovne, incluyó la suya.
«La consecuencia de este rompecabezas de sumas y restas fue que nadie pudo decir a ciencia cierta si el déficit estaba subiendo o bajando respecto a los valores que tenía a fines de 2015», sostuvieron. Sin embargo, la Administración de Cambiemos sí informó acerca del déficit primario durante el gobierno de Cristina Kirchner, aunque ninguna de las cifras coincide.
En esa línea, desde el ITE recordaron que, al llegar al gobierno, Prat Gay había dicho en una conferencia de prensa que el déficit alcanzaba al -7% del PIB. «Sin embargo, tiempo después, en el tristemente célebre Bono de 100 años, el gobierno informaba en el prospecto de deuda que el resultado primario de 2015 no había sido de -7% del PIB, sino de solo el -1,8%», indicaron. Finalmente, bajo la metodología actual, el déficit primario de 2015 fue de 3,7%. «Tres mediciones para un mismo año, estimadas por el mismo gobierno», cuestionaron los economistas.
«El problema está en el horizonte que le tocará al próximo gobierno»
Más allá del debate sobre la cifra del gobierno anterior y la del actual, desde el ITE destacaron que el verdadero problema lo tendrá el próximo gobierno, que, según indicaron en el informe, entre los puntos que deberá negociar con el FMI tendrá que incluir las metas fiscales.
Según el informe, el gobierno de Macri logrará cerrar 2019 con un déficit en diciembre en torno al 0,8% pero a base de recursos con los que difícilmente cuente el próximo gobierno: la liquidación de activos como en el caso del FGS y las ventas de centrales térmicas, el crecimiento de la recaudación por comercio exterior, en parte por ser un ingreso fiscal dolarizado y en parte por la generalización de la base imponible, y el ajuste en obra pública y los salarios del sector público.
La reforma tributaria aprobada por el Congreso en 2017 implica también una reducción en la recaudación de varios impuestos que agregarán presión al resultado fiscal del año próximo.
«Con este peligroso cóctel, el escenario base que esperamos para 2020 es de un déficit primario de -1,6% del PIB que es consistente con un déficit financiero de -5,2% del PIB», señalaron desde el ITE, y consideraron que para lograr un equilibrio «habría que hacer un ajuste del 2,6% del PIB» que «en el escenario de crisis que dejará el macrismo está muy lejos de ser políticamente posible».