Por Ramiro García Morete
“Ok, amigo… no hace falta que me escuches / eso es tiempo derrochado / No tengo prisa por llegar o llegar a ningún lado / aquel sonido del amor entrecortado / el anhelo de una pieza duradera”. Tras dos discos y un EP pletóricos de belleza y sentido, uno de los grupos más destacados del under decidió alejarse un tiempo de los escenarios. Reconocida como “una estrella de cinco puntas” donde todos sus integrantes tienen peso específico, la banda optó por moverse desde el borde en tiempos de selfies, punchlines y una noche política a la que nunca fue indiferente. Por eso cuando Lautaro Barceló canta la conmovedora “Ok amigo” suena a declaración: “Tuve vacaciones pero no me fui lo suficientemente lejos de mis versos”. La poesía omnipresente, ya no sola en las imágenes y lenguaje de elegancia anacrónica, sino como espíritu guía de la búsqueda musical y postura ante lo instantáneo. Por eso, si bien podría cuadrar gracias a sus melodías entre las bandas pop del nuevo y no asumido mainstream, El Estrellero sigue formando parte de esa forma de conciencia liberadora que se llamó rock. Su nuevo material lleva al extremo el nivel de sofisticación para combinar voces, arreglos y armonías de un grupo donde Juan Irio –ese compositor que podríamos ubicar entre Brian Wilson y Federico Moura– entra y sale de escena para cohesionar las partes. “Pitillo” –en su voz– y “Desconectado” (con el talentoso Alejo Klimavicius al frente) tendrían destino radial si el algoritmo fuera casual. “Terror blanco”, temeraria e inquietante, vuelve a representar el clima oscuro de época: “Debemos ser los últimos seres con vida y presiento que no va a importar”. En “Nueva Atlantis”, guitarras y teclados cabalgan en tono épico y “Lumbrera” vuelve a decirlo casi todo: “Una lumbrera ilumina de fondo, la abrazo de noche y pienso”. Si en “Los Magos” la noche tenía cierto tono político, aquí se amplía y se vuelve más profunda y existencial. Quizá de eso se trate el arte: no de tener el cielo y las estrellas, sino del anhelo de la luz como una pieza duradera.
Este viernes, tras varios adelantos, se termina de publicar Alto miedo (producido por Francis Stuart Milne & El Estrellero) y Lautaro Barceló enfatiza el tono personal de sus elecciones.
- ¿Qué es lo que más les gusta de su banda o proyecto?
Haber grabado con mis amigos, tres discos que me enorgullece escuchar de principio a fin.
- ¿Tres discos?
Complete Third (Big Star), The Last Waltz (The Band) y Mignonne (TaekoŌnuki).
- ¿Con qué músicx vivx o muertx te gustaría / te hubiese gustado tocar?
Bob Dylan.
- ¿Lo importante es la canción, el riff, el beat, el sonido?
Lo importante es el equilibrio. Eso se obtiene del formato. Y a veces ese formato es la canción.
- ¿Un verso de canción propia?
Como aficionado a la astronomía, me gusta esa que dice “bella aurora austral, una hoz cortando las estrellas”.
- ¿Un verso de canción ajena?
“Cuando ladra la moral / en modal inquisición / me corresponde cantar / a la libertad”. Un hallazgo eso y la parte del Gordo Raúl me toca el corazón. Autor prohibido.
- ¿Todo vale dentro de una canción?
La canción es a menudo (mal) entendida como oda confesional, uno escribe condicionado por las malas lecturas, se da una especie de autocensura. Si no nos extingue una ola de literalidad, creo que el único terreno libre queda en las bibliotecas. Leer sin saber leer es como conducir sin saber conducir: produce tragedias innecesarias.
- ¿Tres artistas para recomendar?
Los responsables de los muebles y decoración de mi casa: Tomás Borgognoni, Salvador Barcellandi y los chicos de Interven.
- ¿Tres películas favoritas?
Cuando Harry conoció a Sally, El Imperio de los Sentidos y local, La Mujer de los Perros de Citarella/V. Llinás.
- ¿Pañuelos?
Uno a favor de bajarle un cambio al Súper Yo.
- ¿Referente político actual o histórico?
Henry D. Thoreau.
- ¿Argentina 2019?
Chaleco de fuerza, crisis de lógica y de sentido, se le dio relevancia a la más malograda poesía que se recuerde.
- ¿El futuro?
Los jóvenes de hoy serán viejos y sus hijos de vientre alquilado los masacrarán al canto de “mueran fascistas”.
- ¿Vinilo, casete, CD, mp3, YouTube, Spotify?
Vinilos incunables subidos a YouTube por fans.
- ¿Facebook, Instagram, otro, ninguno?
Me gusta Reddit. Y me parece espectacular Discord, estoy en grupos de astronomía, de japonés y de podcasts y canales de YouTube que sigo.
- ¿Lenguaje inclusivo?
Mis compañeros sí, pero para mí tiene el mismo sentido que empapelar una habitación de un edificio en llamas. No lo uso.
- ¿El periodismo?
Nos ha dejado grandes momentos, a un costo demasiado alto.
- ¿Lookearse o tocar vestidx así nomás?
Vestido, nunca desnudo.
- ¿El rock?
Un amigo me dijo que el rock inventó la juventud, por allá cuando Elvis se peinó el jopo, un veinteañero faltó a atender la ferretería de papá y su hermana menor recibió prestado un disco de Janis. Ahora los jóvenes odian el rock, los universitarios a Sarmiento, los oprimidos a la libertad, y así, como en un certamen de deslealtad. Por mi parte, nunca me voy a olvidar de “aquellos años bellos”, de giras y escenarios, de dormir en el piso, de banquetes y agasajos, de aventura y duchas frías, de amigos que veo siempre, otros que veo menos, otros a los que adoro aún “peleado” y otros a los que tristemente solo puedo reencontrar en sueños. Cuando amanezco en mi cama acompañado por los seres que amo, o cuando salgo a correr, me siento feliz. Hoy es la consecuencia de muchas causas, y esta es ineludible.