Por Antonio «Tony» Fenoy*
Comenzó un nuevo tiempo en nuestra patria, eso es indudable. Se respira otro aire, cargado de esperanzas, de alegrías varias, de abrazos profundos.
Hemos vuelto. Ha regresado el pueblo como sujeto colectivo protagonista de la historia. Ha regresado la política como la única herramienta capaz de transformar la realidad.
Es tiempo de construir una sociedad distinta, con justicia social, con restitución de derechos, más igualitaria, sororal y fraterna. Es tiempo de construirla entre todas y todos.
Esta sociedad y este tiempo nuevos deben estar basados en cimientos sólidos, no solo en lo económico, sino también en lo simbólico, en la construcción de una subjetividad distinta. Y para eso necesitamos una épica y una ética que sean contrahegemónicas a las de los últimos cuatro años, basadas en el individualismo, el marketing, la meritocracia, el egoísmo y el mercantilismo.
La épica y la ética que tenemos que construir deben estar basadas en la solidaridad, en relaciones de servicio y no de dominación, en donde –como dijo Alberto Fernández– «los únicos privilegiados sean los que quedaron en el pozo de la pobreza y la marginación», donde la consigna de que «la patria es el otro y la otra» no termine en un eslogan, sino que sea el cimiento de nuestra práctica militante y comprometida.
la épica y la ética que tenemos que construir están basadas en la solidaridad. que LA CONSIGNA DE QUE «LA PATRIA ES EL OTRO Y LA OTRA» NO TERMINE EN UN eSLOGAN, SINO QUE SEA EL CIMIENTO DE NUESTRA PRÁCTICA MILITANTE Y COMPROMETIDA.
La solidaridad, como dice el teólogo uruguayo Luis Pérez Aguirre, mira al otro como sujeto y protagonista de su destino, junto al que luchamos por caminos de justicia social y de liberación, que no lo opriman como pueblo ni lo marginen de la mesa común y compartida. La solidaridad no solo nos hace mejores en lo personal, sino fundamentalmente como colectivo-pueblo, porque nos obliga a hacernos cargo de los tiempos políticos que vivimos, en donde debemos ser parte de una épica extraordinaria para sacar a nuestra patria de la postración.
Ética y épica, relaciones igualitarias, verdaderamente humanas, y construcción desde los últimos, para todos.
Nos acercamos a la Nochebuena. El pesebre es expresión de la épica del dios-en-el-pueblo que con y desde los pastores –los más pobres y marginados de su tiempo– busca construir un mundo otro, más justo y fraterno. Y es la manifestación más clara de la ética de la solidaridad, en donde la mesa de lo humano está servida para todos y no para unos pocos. En donde la clave está en el compartir y no en la acumulación individual.
Es nuestra tarea como campo nacional y popular ser parte de la construcción de una nueva subjetividad en donde lo colectivo esté por encima de lo individual, la solidaridad por encima del individualismo y la política por encima del marketing.
Es nuestra gran oportunidad de desterrar para siempre el neoliberalismo de nuestra patria. A trabajar, a militar y a poner junto a Alberto, Cristina, Axel y Verónica la Argentina de pie.
* Coordinador del Colectivo de Teología de la Liberación «Pichi Meisegeier».